16 de diciembre 2003 - 00:00

Auge de China absorbe todos los fletes

Parte de las ventajas de la devaluación del peso comenzó a desaparecer por los desequilibrios que producen China y la ley de bioterrorismo de los Estados Unidos en los mercados mundiales.

Desde el 1 de enero hasta hoy, los fletes de los barcos subieron más de 150% en dólares por la falta de buques para satisfacer el aumento del comercio internacional que provocó China. Por caso, este año los chinos aumentaron a 40 millones de toneladas las importaciones de mineral de hierro y en la misma proporción subieron las de carbón. Solamente para abastecer de estos dos productos a China se necesitan 800 barcos adicionales. China se convirtió, además, en el primer importador de algodón del mundo y en el cuarto de petróleo. En 2010, importarán tanto petróleo como los Estados Unidos hoy. En los 11 meses del año le compraron al mundo por u$s 370 mil millones y le vendieron por u$s 390 mil millones. Casi todo este comercio se mueve por barcos y no alcanza para este crecimiento asombroso. Es como si el mundo, en algunos commodities (materia prima), hubiera incorporado otro Estados Unidos al comercio.

De allí que la tarifa de un barco chico subió este año de 9.000 dólares diarios a 22.000.


Un portacontenedor bulcarrier, uno de los más comunes que entra y sale del Puerto de Buenos Aires, costaba el año pasado 28.000 dólares diarios y hoy sale u$s 75 mil. Los barcos portacontenedores aumentaron más que los de granel por una sencilla razón: son escasos. Sobre un parque estimado de 46 mil barcos en el mundo, sólo hay 8 mil grandes portacontenedores.

Pero no sólo los fletes de los barcos aportan a los mayores costos de la Argentina para exportar e importar. El alquiler de los contenedores subió entre 20% y 25% en dólares este año. Un contenedor que se envíe de Buenos Aires a Europa hasta el año pasado se alquilaba a 800 dólares; ahora se paga entre 1.000 y 1.100 dólares por toda la travesía.

Jesús González,
ex secretario de Puertos y Vías Navegables, advierte: «Comenzó una inflación que va a afectar a la Argentina porque estos costos seguirán subiendo. En julio de 2004 entran en vigencia las normas Solas 74 y desde agosto regirán a pleno las trabas de la ley de bioterrorismo de los Estados Unidos que encarecerán aún más que el aumento de los fletes el ingreso de los productos agroalimentarios de la Argentina».

El país tiene la enorme desventaja de que está lejos de los grandes consumidores del mundo, y este encarecimiento del transporte le consume gran parte de las ventajas de la devaluación.

Las normas Solas 74
obligan a nombrar un responsable en tierra de la carga del buque y otro oficial de a bordo que controle la carga, distinto del capitán. El segundo paso será un mayor control sobre los contenedores en altamar con la incorporación de chips conectados a satélites que darán la alarma si alguno de ellos es abierto en el transcurso del viaje.

Según González, quien además preside Fundosmil, una fundación especializada en comercio exterior, «es grave lo que ocurrirá con la ley de bioterrorismo. Tenía que regir a pleno desde el 12 de diciembre, pero a último momento se prorrogó al 18 de agosto». Sin embargo desde el 12 de marzo habrá una norma «light» que prevé multas por incumplimientos.

El transporte aéreo está aumentando sus tarifas a cuenta de esta ley. En Panamá ya hay empresas que subieron entre 10 y 15 centavos de dólar el kilo de carga que transportan a los Estados Unidos y no toman todos los productos por temor a que no puedan pasar de la Aduana.
El aumento de las tarifas de carga aérea rondará entre 10% y 15%.

«Dicen que los Estados Unidosno dejarán pasar cargas sospechosas, pero no han definido a qué llaman sospechosas», afirmó González. Otra inconsistencia es que determinados productos pueden ser retenidos en la aduana norteamericana y enviados a depósito, pero «no dicen quién pagará el costo del depósito ni los perjuicios que cause la medida», agrega el ex funcionario. Lo más grave es que tampoco se sabe el monto de las multas.

La ley de bioterrorismo entrará en vigencia plena el 12 de agosto y en esa fecha tienen que anotarse en un registro especial de la Food and Drug Administration (FDA) las 120 mil empresas del mundo que exportan a los Estados Unidos.

Hasta ahora sólo lo hizo la mitad de ellas. Las empresas de producción alimentaria y farmacéutica todavía se resisten a los requisitos porque temen que esta ley se convierta en una gigantescabarrera paraarancelaria que dificulte las exportaciones hacia los Estados Unidos. La Casa Blanca ha demostrado que no le disgusta desalentar importaciones, con su política de dejar caer el valor del dólar.

Cuando entre en plena vigencia esta polémica ley, las empresas de productos alimentarios y farmacológicos que quieran ingresar en los Estados Unidos deberán cumplir una serie de requisitos. Estos son algunos:

. Las instalaciones de las empresas exportadoras en los países de origen deberán ser aprobadas por el gobierno norteamericano.

. Si se suscribe un convenio de puertos para aliviar los trámites, la aduana norteamericana enviará representantes al país exportador para controlar la salida de la carga.

. Las etiquetas de los productos que vayan a los Estados Unidos deberán tener especificaciones más amplias de lo habitual.

. Las empresas deberán nombrar un representante residente en los Estados Unidos para realizar todos los trámites.

Cada uno de estos pasos significa más costos. En la Argentina se estima que se encarecerán 15% las ventas a los Estados Unidos. La Cancillería espera que el gobierno norteamericano compense estos mayores costos.

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