Lejos de hacer desaparecer el movimiento de efectivo, el uso de billetes por parte del público todavía es fuerte a pesar de las restricciones que impuso la pandemia y eso hace que los cajeros automáticos no sean suficientes. Desde 2016, en el que Banco Central autorizó el uso de expendedores no vinculados directamente a bancos, la instalación de este tipo de aparatos en empresas, supermercados o estaciones de servicio ha venido a creciendo de manera acelerada. Actualmente manejan un volumen de $50.000 millones al año.
Cajeros extrabancarios mueven $50.000 millones al año en efectivo
Las redes de expendedores automáticos de dinero físico crecen en la Argentina a pesar de la pandemia y del impulso del dinero electrónico. Por mes se hacen más de 2 millones de transacciones.
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Los datos corresponden a la empresa Red Link, que comercializa la marca Cajero Express, con una red de 650 expendedores en todo el país ubicados en estaciones de servicio, supermercados, grandes farmacias, y oficina de cobros de servicios no bancarias. También es demandado en grandes empresas, como YPF, y municipalidades que tienen sus oficinas para percibir las tasas.
Comprar un cajero automático no es barato. Tienen un costo del orden de los u$s7.000 pero en determinados casos, el ahorro de almacenar y transportar grandes cantidades de billetes, compensa el valor de la inversión.
“Hay mucho efectivo. Es cierto que el dinero electrónico viene creciendo, pero igualmente hay necesidad de efectivo de la población. Argentina tiene muy poco cajeros por adulto, como se realizan las mediciones en el mundo”, explicó a Ámbito el gerente de Redes Extrabancarias de Red Link, Diego Raijman.
Datos Oficiales
Según datos del Banco Mundial, del 2019, Argentina tiene unos 60 cajeros automáticos cada 100.000 habitantes. Estados Unidos tiene 171; Alemania, 129; Australia, 146; y Brasil 101.
Raijman señala que lejos de frenar la demanda del servicio, este viene creciendo a razón de un 30 % al año, tanto en cantidad de aparatos como en transacciones.
El directivo explica que el comercio adquiere el cajero, lo tiene que ubicar en un espacio físico adecuado con conexión internet y la empresa hace la instalación. El expendedor se recarga todos los días con el propio flujo de dinero del negocio. “Lo virtuoso del modelo es que la empresa que tiene efectivo sobrante no tiene que contratar un transporte de caudales para llevarlo a un banco”, explicó Raijman.
De acuerdo con datos de la Red Link, en agosto se realizaron más de 2 millones de transacciones por unos $4000 millones. Se estima que por año se mueven unos $50.000 millones.
Por otro lado, la empresa que instala un cajero en su espacio de atención al cliente además percibe en promedio unos $26 por extracción que hace una persona. Raijman sostiene que como el uso del dinero físico en Argentina todavía está muy arraigado entre la gente “la demanda sigue en crecimiento, ponemos más cajeros y crecen más las operaciones”. Además señala que genera movimiento de personas atrayendo potenciales nuevos clientes en los establecimientos.
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