24 de febrero 2021 - 00:00

Argentina ahora se aferra a nueva fecha para cumplir con el Club de París: el 30 de julio

El Gobierno mira ahora ya con preocupación una fecha clave para la economía argentina: el 30 de mayo. Ese día el país de cumplir con el pago de los u$s2.400 millones a los miembros del Club de París. Sin embargo, la especulación del equipo económico es que la fecha es importante pero también algo simbólica. Y que se puede "jugar" con el plazo de otros 60 días hasta que el default formalmente se concrete, lo que ampliaría los tiempos hasta el 30 de julio.

La especulación del equipo económico de Martín Guzmán es que la fecha es importante pero también algo simbólica.

La especulación del equipo económico de Martín Guzmán es que la fecha es importante pero también algo simbólica.

Ante la certeza que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) podría dilatarse en el tiempo, el Gobierno de Alberto Fernández mira ahora ya con preocupación una fecha clave para la economía argentina: el 30 de mayo. Ese día el país de cumplir con el pago de los u$s2.400 millones a los miembros del Club de París, el único ámbito donde Argentina se mantiene en default.

Sin embargo, la especulación del equipo económico de Martín Guzmán es que la fecha es importante pero también algo simbólica. Y que se puede “jugar” con el plazo de otros 60 días hasta que el default formalmente se concrete, lo que ampliaría los tiempos hasta el 30 de julio. Suponen dentro del Gobierno que la fecha de julio es lo suficientemente extrema como para ya tener definiciones concretas ante el avance de las discusiones con el organismo que maneja Kristalina Georgieva. Saben ya tanto el Presidente como los responsables de las discusiones con el organismo que las posibilidades de un acuerdo para mayo son hoy más que difíciles y que, en concreto, los votos necesarios en el board del Fondo no están aún asegurados. Y, lo peor, las partes técnicas están lejos de un acuerdo, ante los requerimientos de mayores flexibilidades reclamadas desde Buenos Aires.

Los nuevos tiempos tranquilizaron, en parte, a Alberto Fernández y ahora el Presidente considera que los plazos son algo más flexibles para poder conseguir mayores apoyos diplomáticos internacionales para avalar la posición argentina. Esta tarea es imprescindible.

Los 60 días extras con que cuenta el país están dentro de la Carta de Intención, que en su momento se firmó con el Club de París y sólo puede ser alterada (y suspendida) si alguno de los acreedores fuertes que tiene el país en ese ámbito denuncia a la Argentina, reclama el pago y dicta directamente el default. Suponen desde Buenos Aires que mientras Alberto Fernández, Martín Guzmán y el resto de los acreedores muestren buena fe y actitud negociadora para llegar a un acuerdo con el FMI y el Club de París nadie de sus miembros se levantará de la mesa de discusiones. “Menos en pandemia”, especulan desde la Argentina. Hay un dato a tener en cuenta. Los acreedores del Club de París, son los mismos que los miembros con mayor poder de voto que el board del FMI. Y mientras vean que hay conversaciones y espíritu de acuerdo no se declararía el default. Para esto, afirman desde la Casa Rosada y Hacienda, la clave será sostener un dialogo siempre constructivo y mantener a Georgieva y al director gerente para el Hemisferio Occidental, Alejandro Werner, entre los convencidos de la buena fe local.

El problema es que la espera, manteniendo el default, hace que el riesgo-país se sostenga no menos de 200/300 puntos por arriba de los niveles actuales, con records por encima de los 1,500 puntos. De sostenerse el saldo impago hasta julio, cualquier crédito, tanto público como privado, permanecerá cómodamente en los dos dígitos en dólares, un nivel impagable para la Argentina. Esto además del castigo diario que se sostiene de manera firme sobre los títulos públicos que ingresaron en el canje de deuda del año pasado.

El default que se sostiene desde el viernes 5 de junio de 2020 es un caso inédito (por lo negativo) en la breve historia moderna del país con la entidad y luego de haber dejado de pagar los compromisos en 2001 tras la declaración de default generalizado de Adolfo Rodríguez Saá del 22 de diciembre de ese año.

Finalmente, y bajo la gestión del entonces ministro de Economía Axel Kicillof, el país regularizó en mayo de 2014 la relación con la negociación de un nuevo y ambicioso plan de pagos. En aquellos días, Argentina soñaba con volver a los mercados internacionales, y buscaba una alternativa cerrando el default directo con este grupo de países.

Sin embargo, en mayo de 2019 volvió a incumplir, ya con Mauricio Macri en el poder, al no liquidar la totalidad de un vencimiento a la espera de mejores vientos financieros en 2019. Estos nunca llegaron y finalmente el Gobierno de Alberto Fernández con Martín Guzmán como ministro de Economía oficializaron la situación el 5 de mayo de este año. Ese día Argentina directamente dejó vencer la anteúltima cuota y un mes después (pasados los 30 días hábiles reglamentarios) se oficializó el default. Se deberían haber girado unos u$s2.102 millones, correspondientes al pago final del acuerdo que había negociado Kicillof como ministro de Cristina de Kirchner, cerrando, en ese momento, el penúltimo foco de deuda impago que mantenía el país desde fines de 2001. Sólo restaba terminar con el juicio con los fondos buitre, que recién se cerró en abril de 2016 con Prat Gay como ministro.

Por ahora Guzmán mantiene sobre el Club de París aquel mensaje que lanzó el 5 de febrero del año pasado en Roma, con el papa Francisco y la titular del FMI como testigos directos, sobre que “la Argentina pagará tasas de interés del 9% de la deuda de 2020 a 2021 con el Club de París, no sólo es insostenible, sino que también marca un anclaje muy importante para el resto de la reestructuración. Definitivamente no es pari passu lo que estamos tratando de hacer; entendemos las complejidades del Club de París, pero si vamos a hacer las cosas bien, también necesitamos cooperación”.

Guzmán se quejaba ese día abiertamente por las condiciones del acuerdo que había negociado Kicillof en mayo de 2014, cuando por una deuda de unos u$s9.700 millones, el Club de París le aplicaba una tasa de interés de 9% para el nuevo plan de pagos, un nivel considerado muy elevado contra el 4% de promedio para créditos de países emergentes en aquellos tiempos. Esa tasa de interés se aplicó en realidad desde mayo de 2019. Decidió en su momento Macri, con Nicolás Dujovne como ministro, no pagar aquel vencimiento, y ahorrar unos u$s1.900 millones, dinero clave para sostener en aquellos tiempos plan cambiario en momentos de corridas.

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