22 de febrero 2005 - 00:00

Cupones bursátiles

Resoplando, como cuando el atleta es exigido en un ritmo para el que no estaba preparado, sacando presión por los cuatro costados, el mercado se encontró con un embate de toma de posiciones en acciones de origen mediático en buena medida. Repitiendo el concepto de los «redors» en el índice -nominal, pero sin hacer distingos- y reciclando recomendaciones que, se dice, aconsejan tomar papeles empresarios en nuestro recinto: la derivación debía ser lo que fue. Una sobrecarga para un mercado que venía entumecido en enero, que estaba haciendo algunas flexiones en febrero, y se halló metido en desarrollos crecientes casi sin dar para el respiro.

Los $ 170 millones efectivos del viernes, dieron cuenta de una enorme presión descargada de lleno sobre los activos de Buenos Aires. Como se contó con oferta también muy generosa, hecho que no se debe dejar de lado, se accedió a una suba razonable de 1,6% en el Merval, después de haber batido semejante cantidad de órdenes. Realmente atosigado el sistema, las horas pasaron como un suspiro y se dieron algunos saltos de cotizaciones de bastante consideración. Como la plaza insignia, del Grupo Galicia, no se dignó acompañar el fuerte aumento de otra principal -Acíndar y tampoco se puso a tono con la tercera, Petrobras, el tanteador del Merval no pudo irritarse en demasía. Pero, semejante esfuerzo ascendente en las cifras puestas en danza, generan obligaciones que la semana final deberán resolver. Crecer más. Crecer siempre, no es un objetivo sencillo de alcanzar y ni siquiera es lo deseable. Mejor que la oferta se haga presente con buenas marcas, con tal de dar liquidez a las plazas y evitarle estrangulamientos. Así como para hacer más gradual la llegada a nuevas alturas.



La plaza local se movió como una locomotora sin frenos y se llevó por delante el volumen nominal máximo, como también el del índice de precios. Se tiró por la borda la lucha por el límite de precios, surgió la necesidad imperiosa de hacer posiciones y solamente esa buena presencia de oferta, actuó de tranquilizante. Que se iba a poder ver un
verano caliente, era algo que cabía en las deducciones lógicas, a raíz de todo lo que venía envolviendo el asunto del canje. Se dejó correr a enero con cierta somnolencia, para despertar en febrero casi con excitación desmedida. Todavía sin saber datos concretos sobre el resultado del operativo y de qué modo habrán de conformar los pocentuales, la plaza decidió asumir el adelanto y jugarse a la hipótesis mayor. Todo desvío, de lo que se imaginan los operadores más eufóricos, podrá ser utilizado en contra del mercado sin muchos roces. Por de pronto, una siguiente parada debería ser los $ 200 millones por rueda, si es que no hay una contracción fuerte de ventas. Lo mejor: sería ver una depuración y consolidar la base.

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