5 de julio 2006 - 00:00

Cupones bursátiles

El lunes semiferiado en Estados Unidos, porque por allá también los muchachos se toman el fin de semana largo al tener el feriado del martes -por su Independencia- y esos dos días se convierten en una nueva estrechez del volumen para contar en las ruedas de los mercados dependientes, como el nuestro. Julio inició de tal manera la actividad, dentro de un ambiente de órdenes adelgazadas y queriendo potenciar la suba del índice con energía menguada. Por lo tanto, no sabremos sino a partir de hoy dónde se está parado en la tendencia que pueda llevar el séptimo mes.

Puede ser que se confirme el famoso «cambio de las expectativas racionales» en los mercados del mundo, que están tan desesperados porque se levante la veda y dejen de acosar las bajas, que velozmente tratan de dar como un hecho que la Fed cambió de estrategia. Este es un punto clave, y complicado, porque en ninguna parte se ha podido ver que la Reserva Federal anunciara la suspensión -aunque fuera temporal- de los aumentos sucesivos. Querer tomar el respiro, la tregua entre dos subas, como si fuera la firma de la paz para terminar con ese mecanismo, es ir demasiado lejos, demasiado pronto, demasiado arriesgado, demasiado imaginativo. No pensamos que los que saben moverse en estas aguas vayan a caer en la tentación de hundirse de cabeza en retomar posiciones. Pero, bien pueden hacer creer que lo hacen para ver si hay «pececillos» en superficie. Es posible que aparezcan las recomendaciones de casas bursátiles afamadas, como para incentivar al mercado con sus nuevos pronósticos. Forma parte de la estrategia del operador profesional, delatar una dirección y tomar la contraria. Y el argumento es tan simple como esto: nadie le irá a contar sus verdaderos pasos para que los demás, y gratis, se los copien. Y si surge que aconsejan la compra, casi seguro que están con el dedo en el gatillo para ponerse a vender.  


¿Se acuerda el lector de cuando habíamos bautizado como los «Curro's Brothers» a ese tipo de entidad? Eran los tiempos de cuando Greenspan advertía de las «exuberancias», el boom de las «tecnológicas», las subas continuadas y las recomendaciones fogoneando inversores. Cuando una táctica se hace conocida, masiva, se diluye totalmente su efecto: aunque sea la mejor de la historia. Y es por ello que nadie habrá de mostrar sus verdaderas cartas, en el negocio de los mercados. Como sucede -o sucedía cuando había plazas voceadas en el recinto-al reunirse a regatear oferta y demanda. Y los artistas de la operativa, los verdaderos maestros del arte de operar, compraban haciendo creer que vendían. Y cuando se comentaba que eran vendedores, en verdad, compraban. Vendían pequeñas partidas, acompañando hacia abajo al mercado, barriendo todo en el piso. Tener cuidado.

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