4 de octubre 2023 - 00:00

Diálogos de Wall Street

La Fed se cruza de brazos y las tasas largas no tienen paz. ¿Por qué, Gekko?

Gordon-Gekko Diálogos

Periodista: La Fed discute si las tasas cortas deben subir otro escalón o permanecer en 5,50% por un largo tiempo. Y el mes pasado ensayó una pausa. En el mercado de bonos, en cambio, no hay debate sino acción. Las tasas largas aumentan todos los días. Y ya quebraron 4,70%. ¿Qué está pasando? ¿Por qué la urgencia si la Fed no tiene apuro?

Gordon Gekko: No se engañe. No son dos procesos independientes. Es uno solo. La Fed discute en voz bien alta. Quiere que el mercado escuche. Y tome nota. En septiembre hizo una pausa cortante, muy filosa. Ya no importa tanto si hay otra suba de tasas o no sino la permanencia en el tiempo de las tasas altas.

P.: Pueden ser varias subas de tasas, y no una sola. La gobernadora Michelle Bowman dixit.

G.G.: Sí. Pero no hay ningún apuro. La Fed está bien dónde está parada. A diferencia del año pasado, que corría detrás de la inflación, ya colocó sus tasas por encima de la variación de precios. Antes no contaba con tasas reales positivas y ahora sí. Y es otro juego. Ya no la obsesiona la altura sino el ancho de banda. Y los bonos que nunca le prestaron atención a la Fed en un tema crucial tienen que reacomodarse.

P.: ¿Cuál tema?

G.G.: Los bonos metieron en sus precios, para esta segunda mitad del año, a una Fed apremiada por la recesión (o por su amenaza inminente).

P.: Un banco central que iba a estar atareado bajando sus tasas deprisa.

G.G.: Correcto. En algún momento, según los futuros de Chicago, se imaginaron tres recortes (empezando tan temprano como en julio). Luego, dos (a partir de septiembre). Después, uno solo.

P.: Y la realidad es otra. Nada que ver. No hay recesión.

G.G.: Y cada vez menos sospechas. O, si no se quiere dar el brazo a torcer, se patea el pronóstico hacia delante. Pero la cuestión objetiva es que no hay baja de tasas. Y puede haber una subida antes que termine el año. Y tal vez otra, si le cree a Bowman, en el primer trimestre de 2024.

P.: Puede que sí, puede que no. Chicago, si es que lo podemos seguir consultando, dice que lo más probable es que hasta acá haya llegado el viaje.

G.G.: De acuerdo. Ya no es el asunto más importante. Por eso la pausa de la Fed no fue un bálsamo y pudo ser tan agresiva.

P.: Es una acotación interesante. Por qué no se explica mejor.

G.G.: El mapa de puntos de la Fed, que como oráculo es menos confiable que los futuros de Chicago, sugería cuatro recortes de tasa en 2024. Y tras la última revisión quedaron solamente dos.

P.: ¿Ese es el puñal que se traía escondido Powell detrás de la pausa?

G.G.: Escondido a plena luz del día. La economía aterriza a la vista de todos. Los datos son públicos. Su resiliencia es increíble. No hay recesión después de izar 5 puntos la tasa. Y la Fed adaptó su partitura.

P.: ¿Y hasta dónde llegarán las tasas largas? ¿Por qué no ajustan, todo lo que tengan que corregir, de un solo salto? ¿No saben muy bien adónde tienen que migrar?

G.G.: No, no se sabe. ¿4,50%? ¿4,75%? ¿5%? ¿O es la nueva era arriba de 5%? Al romper 4,50% salimos de la zona de confort. Entienda que una Fed capaz de hacer una pausa complica las cosas, lejos de mejorarlas.

P.: ¿Cómo es eso?

G.G.: Una Fed que tiene éxito en no romper nada es compatible con tasas largas más elevadas que si manda a pique la economía en el afán de dominar la inflación. Mire bien la factura de la suba, y verá la nueva discriminación. Son las tasas de interés reales las que empujan fuerte hacia arriba. La inflación esperada opera en baja. Es un giro crucial.

P.: ¿Se precisa que la economía modere sus bríos como pretende la Fed?

G.G.: La creación de empleo se desaceleró en el tercer trimestre. Veremos el viernes cuánto. La economía, en cambio, aceleró. Asoman, por fin, las ganancias de productividad que se hacían desear. La Fed se sentirá más a gusto. Para la Bolsa será la promesa del mejor de los mundos. Para los bonos es ambiguo porque convalida el aumento de las tasas reales. Para ellos sería mejor un enfriamiento, o una recesión. Y después de las revisiones del PBI (que bajaron el consumo y aumentan el colchón de ahorros) y de la resurrección de la industria (según el PMI), la recesión se aleja. Pero como primero veremos el empleo y después el PBI, supongo que los bonos van a tener un respiro también. Que los “hedge funds” achiquen sus posiciones vendidas. Con eso alcanza y sobra. Como (dice que hizo) Bill Ackman, de Pershing, con la suya en bonos a 10 años.

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