15 de diciembre 2020 - 00:00

El rally se toma un respiro a la espera de que la política empuje de nuevo

La vacunación mundial contra el covid inoculó la calma en mercados tan impetuosos. La política en EE.UU. prometió un arreglo fiscal y no supo cumplir.

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Pixabay

Es una ironía que el comienzo de la vacunación mundial contra el covid haya inoculado la calma en mercados tan impetuosos. ¿Un efecto colateral no previsto de ese otro rally, el de los laboratorios apremiados por dar una solución urgente a la pandemia? Nada de eso. La política en EE.UU. prometió un arreglo fiscal exprés para matar dos pájaros de un tiro – proveer alivio por las consecuencias económicas del virus y quitar el cerrojo de gasto que obligaría a cerrar parcialmente el gobierno – y no supo cumplir. Y la política en Europa nos alertó de su fracaso con el brexit: lo más probable, dicen a ambos lados del Canal de la Mancha, es que no se consiga un acuerdo y Gran Bretaña empiece 2021 a la buena de Dios, con el brexit duro que se quiere evitar. Son dos buenas excusas para tomarse un respiro. A menos que una compañía presente los números de Disney, y el papel vuele más de 13% directo a Fantasyland. O se viva el microcosmos de las ofertas públicas iniciales de acciones donde Airbnb puede valer el mismo día 40 mil millones de dólares y cerrar en 100 mil millones. Si el debut de la vacunación y un leve sarpullido accionario compartieron la escena semanal fue por mera coincidencia, la Bolsa no se volvió alérgica a las buenas noticias. De hecho, achicó las pérdidas cuando el Senado sancionó una ley de último minuto que extendió el financiamiento siete días más para que los políticos zanjen sus diferencias y sellen un arreglo.

¿Qué decir de la pelea judicial que empuja el presidente Trump y que llevó a la Corte Superior de Texas una moción para que se invaliden los reveses eleccionarios en Georgia, Michigan, Pensilvania y Wisconsin? La Corte Suprema la enterró. Que en paz descanse. Hoy, el Colegio Electoral consagrará la victoria de la fórmula presidencial Joe Biden-Kamala Harris y cerrará la historia. La transición política está en curso, e imprime su huella. El Senado, que controlan los republicanos, aprobó una ley de defensa a la que Trump se opone, y así lo desafía a vetarla. ¿Qué duda cabe de que perdió la elección y renguea? Y la negociación del paquete fiscal está atravesada por la misma realidad. La Casa Blanca presentó una oferta que los senadores republicanos rechazaron antes que los demócratas. Lo que hoy existe es un abanico de propuestas sobre la mesa y un núcleo duro de obstáculos que no logran removerse. ¿Se saldarán al viernes? Nancy Pelosi, la voz cantante de la oposición, ya lo dijo. No será la primera vez que tendrán que quedarse en Washington hasta Navidad. Pero habrá un acuerdo.

¿Sacará el primer ministro británico Boris Johnson un conejo similar de la galera, quizás agónico, sobre el filo del Año Nuevo? ¿O dará el salto al vacío? Europa, en todo caso, se alista para lo peor. El paquete fiscal comunitario – el mayor de su historia austera - suma 1,8 billones de euros, y luego de limar la obstrucción de Hungría y Polonia, ingresó en la rampa de lanzamiento. Fue pensado para impulsar la recuperación pos-covid, pero el dinero es fungible y servirá para la resaca del brexit. Y Christine Lagarde cumplió lo prometido. El BCE se expande. Habrá más compras de bonos, más fondos para que la banca preste. ¿Alcanzará? La inflación es la mitad de la meta. Y el euro se empecina en fortalecerse. Señal de que el Biden blando pesa más que el brexit duro.

¿Reinará la calma mucho tiempo más? Bajó la espuma. La ambición se sosegó, pero se preserva extrema. De haber zozobra si se complica la disputa fiscal, o si la economía confirma la desaceleración del mercado de trabajo en otros frentes, y habilita una mayor agachada de las cotizaciones, ¿cómo descartar la noción de que sólo se comprime un resorte? La FED es amiga. Tarde o temprano habrá otro estímulo fiscal en EE.UU. Si se cancela el rally de Santa Claus, espera el efecto enero. Y la lluvia de juicios antimonopolio que le cayó a Facebook – y las que van a precipitarse sobre las Big Tech – no cala los huesos de nadie. ¿Tendrá algo que objetar el mercado de bonos? Nada por el momento. La tasa de diez años ni siquiera se atreve a cruzar el umbral módico de 1%. En definitiva, una luz verde para el siga, siga.

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