7 de septiembre 2001 - 00:00

"Estuvimos caminando al borde del precipicio"

Emilio Cárdenas
Emilio Cárdenas
"Finalmente, los argentinos advertimos que una cosa es la retórica y otra es la realidad. La realidad es que estuvimos caminando al borde del precipicio."

De esta forma el director ejecutivo del HSBC Argentina, Emilio Cárdenas, evaluó la crisis por la que atravesó el país hasta el acuerdo logrado con el FMI, al que calificó de «absolutamente necesario».

En diálogo con Ambito Financiero, el banquero señaló que es «posible» que antes de fin de año se concrete una reestructuración de la deuda al estilo del plan Brady, aunque consideró que es «penoso que tengamos que depender de las sugerencias del FMI» para realizar las reformas necesarias. En tanto, Cárdenas aseguró que el origen de la crisis fue más político que económico ya que «las incoherencias desde el gobierno y desde alrededor del gobierno preocuparon enormemente al mercado». En este sentido, restó importancia a la repercusión que los comicios de octubre tendrán sobre los mercados y explicó que éstos «están descontando que el gobierno difícilmente gane las próximas elecciones».

Tras disertar en un seminario organizado por la consultora KPMG sobre el mercado de capitales y su regulación, admitió a este diario que semanas atrás existió «preocupación» por la salida de depósitos pero resaltó que tras el acuerdo con el Fondo el dinero está retornando al sistema y vaticinó que en las próximas semanas las tasas bajarán.

El siguiente es el diálogo que mantuvo con este diario:


Periodista: ¿Cómo evalúa el reciente acuerdo con el FMI?


Emilio Cárdenas:
Era absolutamente necesario. La tranquilidad está llegando a los mercados a partir de que se cerró el acuerdo, del mismo modo que están retornando los depósitos al sistema, fundamentalmente a partir del jueves de la semana pasada. Es verdad que los doce días de negociaciones generaron cierta incertidumbre, pero el resultado fue positivo.

• Llamado de atención

P.: ¿Estábamos en una situación límite?

E.C.:
Diría que el acuerdo con el Fondo era fundamental porque en el plano doméstico la salida de depósitos era un llamado de atención acerca de la urgencia de la situación. Esto es evidente si uno mira la recuperación de los depósitos, que inclusive es posible que se acelere porque, como las tasas tienen una tendencia a la baja, la gente parecería estar queriendo regresar lo antes posible para aprovechar estos rendimientos antes de que desciendan más.

P.: Las negociaciones costaron más de lo que se esperaba...


E.C.:
Es posible, pero creo que éste es un acuerdo muy particular que tiene algunas características no tradicionales. Por ejemplo, en el corto plazo vamos a negociar una suerte de plan Brady II. También son importantes las conversaciones que se van a iniciar desde el Mercosur con los EE.UU., de manera de poder abrirle a la Argentina un canal para sus exportaciones y no depender tanto del endeudamiento, que fue una verdadera adicción en este país. Estos son dos componentes distintos a los programas habituales que proponía el FMI. Es curioso que el Fondo tenga que sugerirnos cuestiones como una mayor flexibilidad laboral para contratos temporarios que permitan paliar la altísima tasa de desempleo. Mejor dicho, es realmente penoso que tengamos que depender de una sugerencia del FMI para poder alcanzar ese objetivo, cuando la lógica indica que si la preocupación principal de la Argentina es bajar la tasa de desempleo, estas medidas de flexibilización temporales deberían haber estado en la punta de los dedos de nuestros legisladores. Sin embargo, todavía no nos hemos animado a adoptar este tipo de flexibilización para generar mecanismos de empleo que permitan paliar el flagelo que es la desocupación.

P.: ¿La crisis tuvo una raíz más política que económica?


E.C.:
Sin dudas. A las dificultades económicas del ciclo recesivo se le agregaron inconsistencias de naturaleza política. Concretamente, las incoherencias desde el gobierno y desde alrededor del gobierno preocuparon enormemente al mercado. Diría que más que una falta de liderazgo, el gobierno tiene una matriz de gobierno confusa, con participaciones de actores poco homogéneos. Pero creo que esto ha mejorado mucho últimamente y finalmente los argentinos advertimos que una cosa es la retórica y otra es la realidad. La realidad es que estuvimos caminando al borde del precipicio. Tuvimos oportunidad hasta de tener un pie afuera colgando en el precipicio e hicimos lo correcto para volver a poner los dos pies en la superficie y empezar a caminar, aun cuando muchos apostaban a que éramos incapaces de hacer algo así. Inclusive todavía hoy hay muchos afuera que piensan que no hemos salido del pantano y que estamos a mitad del camino.

P.: ¿Cuándo estima que comenzarán a bajar las tasas?


E.C.:
La tendencia debería ser a la baja, lo que pasa es que estamos en un momento muy difícil para asegurar que esto será un cambio rápido. Porque aún hay un claro crowding out del sector público, que está tomando el mayor porcentaje del crédito disponible, quitándole recursos al sector privado. Aparte, no hay que olvidar que hasta no hace muchos días los bancos estaban mirando preocupados en el nivel de depósitos y por ello salieron a defender las colocaciones con tasas atractivas. Pero a medida que retorne la calma, las tasas van a tender a bajar.

P.: ¿Cómo ve el canje de deuda que se está planeando?


E.C.:
Creo que en este aspecto el Fondo tiene razón. La estructura de la deuda argentina tiene un costo que deberíamos tratar de mejorar. Ya nos pasó una vez con el Brady, ésta es la segunda vez. No sé cuánto va a tardar la negociación, pero ojalá que sea lo menos posible porque éste es un componente que hace a la posibilidad de salir de la fase recesiva del ciclo. Además, la fuerte carga de intereses que la Argentina tiene el año que viene y en el 2003 no es una buena señal para los inversores que están pensando en hacer negocios en el país.

P.: ¿Se concretará antes de fin de año?

E.C.:
Es posible, pero el momento para realizarlo va a depender de muchas cosas.

Entre otras, factores externos y de la situación del mercado de capitales. En esto yo dejaría que la sintonía fina la haga la gente de Daniel Marx, que es un hombre que tiene la confianza de los mercados y es una persona de enorme experiencia en todo lo relativo a endeudamiento externo, y en particular de programas del tipo plan Brady.

• Canje indispensable

P.: ¿Esta nueva operación no implica un fracaso del megacanje?

E.C.:
El megacanje fue simplemente cambiar papeles y patear vencimientos para adelante. No podía defender el nivel de reservas ni podía agregar dinero para operaciones adicionales. Era reemplazar un papel por otro. Es verdad que en su momento fue indispensable, quizá con la salvedad de que tal vez se podrían haber previsto los vencimientos de intereses en los próximos dos años. Pero el punto más débil del megacanje fue que se dejó abierta la ventanita de las Letras de Tesorería (LETES). Y cuando le quisimos escapar a la creciente desconfianza externa, cosa que se logró con el megacanje, nos vimos atrapados por algo relativamente chico, pero que seguía marcando la desconfianza, como fueron las licitaciones de las Letras de Tesorería. Esto quizá debió haberse previsto, pero no soy un crítico del megacanje.

P.: ¿En algún momento de la crisis sintieron que esto se podía transformar en una corrida bancaria de proporciones?


E.C.:
La preocupación seguramente estaba, sobre todo en algunos sectores. En términos de pérdida de depósitos esta vez los retiros fueron cuantitativamente superiores a los del tequila. Pero cuando uno lo mira comparado con el total del sistema, como desde el '95 creció mucho el total de depósitos, la verdad es que en porcentaje fue inferior a la del tequila. Esta vez nunca ocurrió esa aceleración descontrolada en el retiro de depósitos que sufrimos en el tequila. Desde luego que todos los que habían vivido la experiencia del '95 traían en sus mochilas la pesadilla de que esto volviera a ocurrir. Ahora la salida de depósitos fue sumamente pausada y permitió la reacción de las entidades financieras, que pudieron superar y hasta domar la situación.

P.: ¿Cómo ve la gestión de Domingo Cavallo?


E.C.:
Cavallo es un gran ministro de Economía. Desde luego que como cualquiera de nosotros puede haber cometido alguna equivocación o haber realizado algunos comentarios que es difícil compartir. Como cuando se enojó con el FMI o cuando atacó a los analistas del mercado. Pero creo que ese enojo inicial se trasformó rápidamente en comprensión y el trabajo que se hizo con el FMI ha sido coronado con el éxito. Esto es como el tenis, el que le dice que no tiró ninguna pelota afuera está mintiendo.

P.: ¿Cómo repercuten las elecciones de octubre en la economía?


E.C.:
Los mercados están descontando que difícilmente el gobierno gane esas elecciones. No veo reverberaciones preocupantes, ya que más allá de esto cada vez que el gobierno necesitó sancionar una ley primordial obtuvo el apoyo de la mayoría de los bloques.

P.: La primera prueba para alcanzar el déficit cero se pasó, ¿ahora cómo se sigue?


E.C.:
Es cierto, la primera prueba se pasó muy bien. En la medida en que exista control del gasto es perfectamente posible convivir con el déficit cero, que no es más que trabajar con un presupuesto equilibrado. Este es un esfuerzo que se tiene que hacer en todos los niveles, es impensable que sólo lo haga el gobierno nacional, ya que el gran aumento del gasto está al nivel de los gobiernos provinciales.

Entrevista de Juan Cerruti

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