13 de septiembre 2024 - 09:06

FMI: tras salida de Rodrigo Valdés, Javier Milei viaja a Nueva York y aceleran conversaciones en Washington

Uno de los principales motivos que urge a los negociadores argentinos y del FMI es el próximo cambio de gobierno en los Estados Unidos.

El presidente dará su primer discurso ante las Naciones Unidas. No se descarta un encuentro con Kristalina Georgieva, que marque el comienzo de las negociaciones formales.

El presidente dará su primer discurso ante las Naciones Unidas. No se descarta un encuentro con Kristalina Georgieva, que marque el comienzo de las negociaciones formales.

Reuters

El Gobierno se ilusiona con la posibilidad de llegar a un acuerdo con el FMI antes de fin de año. Es la información que circula en Washington y a la cual Ámbito pudo acceder. Las conversaciones recién parecen estar arrancando, si bien aún no hay un pedido formal por parte de la Argentina para que ambas partes analicen en conjunto las condiciones de un nuevo acuerdo.

En este sentido será vital el viaje del presidente Javier Milei a Nueva York, el próximo 23 de septiembre, para dar su primer discurso ante Naciones Unidas. No se descarta que haya encuentros de máximo nivel con el FMI y el Banco Mundial, lo que podría marcar el comienzo de las conversaciones formales, si existiera algún tipo de avance en la charlas técnicas.

Uno de los principales motivos que urge a los negociadores argentinos es el próximo cambio de gobierno en los Estados Unidos. Las elecciones son el próximo 5 de noviembre y se descuenta que, gane Kamala Harris o Donald Trump, numerosos cambios de funcionarios podrían plasmarse en las posiciones más sensibles en el departamento de Estado y el Tesoro, ambos influyentes en la aprobación de un nuevo acuerdo con la Argentina, vía el board del FMI. La fecha en la que llegará la nueva administración a la Casa Blanca es el 20 de enero del 2025.

La salida de Valdés, una señal para que no haya excusas

El desplazamiento de la negociación de Rodrigo Valdés, el funcionario del FMI acusado por Milei de tener “mala intención”, fue una de las señales que estaba esperando el gobierno, pero no la única. “Aunque Valdés no siente especial simpatía por la Argentina, es uno de los funcionarios más valiosos que tiene el FMI y en última instancia, no deja de ser el jefe del subdirector Luis Cubeddu, quien se supone que ahora quedó a cargo de las conversaciones pero que ya las propiciaba en los hechos”. La que habla es una fuente del gobierno estadounidense muy allegada a las conversaciones entre la Argentina y el organismo, que pidió anonimato. Esa fuente señaló a Ámbito, en las últimas horas, que la simbólica salida -anunciada por el propio FMI- de Rodrigo Valdés, director del Departamento del Hemisferio Occidental, de la mesa de negociación con la Argentina, podría no ser tan relevante, si, como parece, Valdés seguirá de cerca todo lo que se acuerde.

Sin embargo, la misma fuente destaca algo esencial: la presión sobre el FMI para tender puentes con la Argentina vino, en parte, del departamento del Tesoro de los Estados Unidos, principal accionista del FMI, algo que sí es tomado en cuenta por todos a la hora de acelerar las conversaciones.

Valdés lleva más de un año como director del Departamento del Hemisferio Occidental, uno de los lugares más relevantes del Fondo porque controla todos los programas de países de América Latina, y había planteado a comienzos de año un apoyo general a la dirección del programa económico, aunque consignando objeciones. Esas objeciones son las mismas que hoy plantea en distintas conversaciones toda la línea técnica del FMI, sobre todo, mejorar “la calidad” del ajuste fiscal que lleva adelante la Argentina.

El FMI quiere saber qué plan económico puede conseguir respaldo político

En última instancia, y según pudo reconstruir Ámbito, las conversaciones en distintos niveles continúan, por ahora, sin un pedido formal de la Argentina. Son sondeos que buscarían acercar posiciones pero que, por el momento, no han podido establecer qué elementos del plan económico puede comprometer el presidente Javier Milei y que el staff del FMI quiera, posteriormente, elevar al board para su consideración. Existe un elemento esencial en todo el trayecto de decisiones que incluye, a no dudarlo, al departamento el Tesoro de los Estados Unidos: más allá de la baja de la inflación, todos quieren comprobar que exista algún registro de que el “plan Milei” funciona, apoyo del Congreso, paz social y resultados económicos -crecimiento, creación de empleo- como garantía de que una eventual ayuda con “new money” del FMI y la rúbrica de un nuevo acuerdo no será en va.

En los hechos, el propio FMI le hizo saber a la Argentina que la presión para definir un nuevo programa con el organismo no es tal, ya que concluido el programa entre la Argentina y el FMI a fin de año, el Fondo podría avalar la estrategia de sostener las conversaciones sin un programa con el organismo durante todo 2025, para retomar el repago del préstamo -bajo las nuevas condiciones- en 2026.

Sin embargo, fuentes cercanas al organismo subrayan algo importante: las presiones que podría sufrir la economía argentina y el frente financiero en particular -la pregunta por el tiempo que puede aguantar- si el gobierno de Javier Milei decide encarar el año 2025 sin un acuerdo cerrado y sin financiamiento a la vista.

Devaluar, acumular reservas y garantizar el repago de la deuda

Un elemento central en las discusiones es que el presidente Javier Milei no estaría en condiciones de realizar los cambios necesarios que pide el organismo a cambio de “new money”, en el marco del nuevo programa con el FMI.

Según pudo reconstruir Ámbito, el gobierno argentino le hizo saber al organismo -pero también al departamento del Tesoro de los Estados Unidos- que la prioridad en los próximos meses será mantener la inflación en niveles considerados “bajos”, preferentemente en la zona del 2% mensual. La novedad es que el FMI ve con buenos ojos esta estrategia y está dispuesto a acompañar si, como parece, la Casa Rosada sostiene su compromiso de respetar el ancla fiscal y “mejorar la calidad” de las reformas.

Como se escribió ayer en esta columna, en el FMI son conscientes que el Gobierno necesita apoyo popular para llegar en buena forma a las elecciones de medio término para conseguir algo fundamental: las reformas fiscales necesarias para que el déficit cero sea “sostenible” en el tiempo vía su aprobación en el Congreso. Ahí radica la mayor preocupación del FMI.

La pregunta es si el presidente Milei podría eventualmente atravesar el 2025 sin un nuevo Extended Fund Facility. Hacerlo le daría la chance de no rendir cuentas cada tres meses en lo inmediato, pero pondría mayor presión en la medición del riesgo país, que sopesa la posibilidad de Argentina de hacer frente a los vencimientos de deuda.

Un programa que no agote la deuda comprometida: una novedad

Al margen de las cuestiones geopolíticas -la pelea con China, la ubicación estratégica de la Argentina en esa disputa y la provisión de minerales críticos- que hoy pesan fuerte en la agenda del gobierno estadounidense para acompañar cualquier propuesta que haga el staff del FMI sobre un eventual acuerdo con la Argentina, hay un elemento adicional que debe tenerse en cuenta: por estas horas, en el FMI imaginan que el nuevo programa de la Argentina no necesariamente debería agotar, en su estructura, el repago del total del préstamo que aún debe el país. Esto es relevante. En el FMI entienden que la nueva estructura del programa Extended Fund Facility (EFF) con la Argentina debería tener al menos dos condiciones básicas, una de ellas, que la Argentina pueda repagar al menos una parte menor del préstamo durante el próximo programa y la segunda, que el país recupere el acceso al mercado financiero internacional para poder refinanciar su deuda. Con estas dos condiciones, señalan en Washington, la Argentina podría suscribir un nuevo programa y obtener hasta u$s15.000 millones adicionales, lo que debería habilitar la posibilidad de levantar el cepo cambiario en algún momento.

El cepo cambiario: con la ayuda del FMI y un préstamo de bancos

El cepo cambiario es otro punto central en el marco de la relación con el FMI. En el organismo piensan que existe una especie de “trampa” en la cual se encuentra el ministro Luis Caputo y que podría resumirse en esta ecuación de doble-entrada: si el Gobierno deja abastecer de dólares el mercado del dólar financiero, es probable que la brecha con el dólar oficial se dispare y esto vuelva a generar un rebote inflacionario que ponga en tensión el respaldo público a Javier Milei, lo que eventualmente golpearía las posibilidades de tener un buen resultado electoral y hacer las reformas fiscales que pide el organismo para darle “sostenibilidad” al déficit cero.

Pero si sigue vendiendo dólares -producto de la liquidación de la exportación-, la acumulación de reservas en el Banco Central se vuelve una quimera. El dato a tener en cuenta es que en el organismo contemplan la posibilidad de que la Argentina llegue sin levantar el cepo al próximo programa con el FMI y que sea vía el nuevo desembolso la oportunidad para desandar esa restricción cambiaria. Con reservas, entienden en el organismo, sería mucho más sencillo levantar el cepo cambiario. La novedad es que el FMI estaría dispuesto a contemplar esa secuencia, primero el desembolso, luego la unificación cambiaria, si el Gobierno le ofrece una hoja de ruta, un plan, que contemple un compromiso de equilibrio fiscal de mejor calidad -no un mero recorte en el presupuesto de seguridad social- y un plan monetario y cambiario “consistente

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