“El Fondo siempre defiende al Fondo” señaló una fuente en Washington a Ámbito al referirse a los resultados de la evaluación ex post que realizó el Fondo Monetario Internacional sobre el préstamo récord de 57 mil millones de dólares que otorgó al gobierno de Mauricio Macri.
Escasa autocrítica sobre la responsabilidad del staff del FMI
Una fuente en Washington reconoció a Ámbito que "el Fondo siempre defiende al Fondo", al referirse a los resultados de la evaluación ex post que realizó el organismo sobre el préstamo récord de 57 mil millones de dólares que otorgó al gobierno de Mauricio Macri.
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En tal sentido, consideró, en coincidencia con lo señalado por economistas recientemente, que “no va a cambiar mayormente la posición negociadora” del organismo multilateral con relación al apoyo que está buscando la Argentina.
Si bien el reporte elaborado por el equipo liderado por Odd Per Brekk reconoce que “el programa no cumplió con los objetivos de restablecer la confianza en la viabilidad fiscal y externa al mismo tiempo fomentar el crecimiento económico”, de la lectura de las 135 páginas que conforman el trabajo resulta que en el FMI no reconoció mayores errores por el fracaso del programa.
Se registran algunas explicaciones como que “la estrategia del programa resultó demasiado frágil para los desafíos estructurales profundamente arraigados y las realidades políticas de Argentina”.
Pero las culpas recaen en el anterior gobierno que le impuso límites –“líneas rojas”- al accionar del Fondo en dos cuestiones fundamentales: la reestructuración de la deuda y el manejo (control) de los flujos de capitales.
Fuga
Precisamente este punto es remarcado por el gobierno de Alberto Fernández, toda vez que se concluye que el resultado de estos límites “fue que los fondos se usaron para pagar deuda insostenible, lo que provocó fuga de divisas”.
En este sentido se interpretan las declaraciones del primer mandatario de este jueves cuando señaló que el informe resultó “lapidario” y afirmó que “El Fondo debió admitir lo que ya sabíamos”.
En el Frente de Todos existe el convencimiento de que el préstamo récord – por 57.000 millones de dólares – que otorgó el Fondo a la administración de Mauricio Macri fue para favorecer a su gobierno y financiar la fuga de capitales de los amigos del poder.
Recientemente -el pasado 10 de diciembre, en el acto por el Día de la Democracia- la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner comprometió al organismo multilateral al señalar que “Necesitamos que el Fondo nos ayude a recuperar de los paraísos fiscales donde se han ido miles de millones de dólares en evasión para que les paguemos”.
Desde la oposición se refutan estos argumentos. El diputado de Juntos por el Cambio, Martín Tetaz sostiene que “Hay un contraargumento muy simple con los gobiernos K se fugaron 97 mil millones de dólares sin FMI”, contra “83 mil millones durante el gobierno de Macri”.
A juicio del economista, “esencialmente esa plata se usó para pagar deuda con privados”. Explica que por eso “No hubo aumento deuda pública y no creció porque el acuerdo con el Fondo fue esencialmente un cambio de acreedor a una tasa más barata, pero un acreedor que te impone algunas condiciones”, aclara Tetaz.
Por su parte, economistas que siguen el sector externo consideran que el origen de la crisis que sacudió el final del anterior gobierno se origina en los años 2016 y 2017 cuando, con atraso cambiario y sin resultado en las políticas antiinflacionarias – la cuenta corriente llegó a tener un déficit equivalente a 5,5% del PBI (2017).
En esos años, el gobierno fracasó en su intento de solucionar los problemas subiendo la tasa de interés y con políticas monetarias. Por el contrario, los mercados siguieron aprovechando el diferencial entre la tasa de interés en pesos y el ritmo de la devaluación (carry trade) para acumular ganancias en divisas que luego salieron del país.
También recuerdan que, sobre el final del anterior gobierno, el entonces ministro de Economía, Nicolás Dujovne, con el aval del FMI, consideró que los problemas se podrían resolver con ajuste fiscal, sin prestar mayor atención a los desequilibrios externos.
Otros agregan que el FMI cometió errores de política al no entender que la Argentina tiene un sistema bimonetario (la gente toma como referencia al dólar) y restringir la intervención del Banco Central en el mercado de cambios. Precisamente fue esta diferencia la que llevó a la salida de Luis Caputo de la conducción de la entidad monetaria.
Posteriormente el Fondo reconoció la necesidad de rever sus políticas cambiarias, según declaró la directora gerente del organismo, Kristalina Giorgieva, en febrero pasado.
Autoria
Si bien en los últimos años el organismo multilateral fue flexibilizando en cierta medida sus exigencias y acentuando la propiedad, la autoría de los programas (ownership) a los gobiernos que solicitan auxilio financiero, observadores internacionales sostienen que los diagnósticos del Fondo – particularmente del equipo técnico – no han cambiado sustancialmente.
“Estoy seguro que, más allá de la complejidad de la realidad argentina, el Fondo debe seguir pensando que el principal problema es de dominancia fiscal”, señaló a Ámbito una fuente en Washington.
Dicho de otra forma, se interpreta que es central para que el gobierno argentino llegue a un acuerdo con el Fondo que establezca un sendero de consolidación fiscal – un recorte creíble del déficit en el tiempo -, que implique una reducción de la emisión monetaria y objetivos de recomposición en el nivel de las reservas en divisas en poder del Banco Central.
Precisamente este sendero de consolidación fiscal es el que está elaborando el Ministerio de Economía en el marco del proyecto de Programa Plurianual para el Desarrollo Sustentable, anunciado por el presidente el mes pasado, y que será enviado al Congreso para su aprobación.
Al respecto, fuentes de la Casa Rosada confirmaron a Ámbito que las metas que se acordarán con el FMI estarán incluidas en el Plan Plurianual que se estiman remitirán en febrero al Parlamento.
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