La inflación en Alemania alcanzó 5,3% en la medición interanual a diciembre, el nivel más alto desde junio de 1992, impulsada por el alza en los precios de la energía y la escasez de bienes, según datos oficiales publicados el miércoles. Los precios de la energía subieron en promedio 10,4% en 2021, tras una baja de 4,8% del año previo, mientras la oferta de bienes no alcanzó para cubrir la demanda durante la recuperación económica, indicó la oficina de estadísticas. Entre los productos alimentarios, el aumento de precios fue de 3,2% y de 2,1% en los servicios.
La inflación en Alemania se disparó un 5,3%, su nivel más alto en 30 años
Economistas alemanes consideran necesario que el BCE tome la misma postura que la Reserva Federal y eleve las tasas de interés. Entre las causas que motivaron el impulso del índice fueron los precios de la energía y los alimentos.
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Además del fuerte impacto del precio de la energía, también motivaron el impulso inflacionario los problemas en las cadenas de suministro y el fin de la rebaja temporal del IVA que se había introducido como medida para hacer frente a las repercusiones económicas de la pandemia. El IVA en Alemania se redujo temporalmente, durante el segundo trimestre de 2020, del 19 al 16.
El nuevo aumento en diciembre sorprendió a algunos analistas que esperan una baja después de que en diciembre se llegara al punto más alto desde junio de 1992. La mayoría de los economistas consideran que se necesitará tiempo antes de que la tasa de inflación regrese a sus niveles habituales y para 2022 esperan que en promedio esté una vez más por encima del 3,0%.
Ante ello están surgiendo voces que piden que el Banco Central Europeo (BCE) de un giro en su política de bajos intereses. Esto ocurre porque el BCE anunció desde noviembre que se descartan las subas de tasas mientras recibe las críticas de los economistas de los distintos países europeos que ven como la inflación golpea sus economías sin ninguna medida de reacción.
Volker Wieland, miembro del Consejo Asesor de Economistas del Gobierno alemán expresó: "Descartar un alza de tipos de interés en 2022 es algo difícil de defender y es innecesario", dijo Wieland.
El BCE debería dar, según Wieland, un giro en su política ya en 2022, siguiendo el ejemplo del FED, y no esperar a 2023. Wieland criticó directamente la política de comunicación de la presidenta del BCE, Christine Lagarde. "Me sorprende que justifique su política expansiva diciendo que en 2023 y 2024 estaremos otra vez por debajo del 2,0 %, como lo exigen las metas de inflación.", dijo.
"En vista de los fallos en los pronósticos de inflación me parece muy atrevido ligar la política monetaria a esos pronósticos", agregó.
Para enero los expertos esperan una tasa de inflación más baja por efectos estadísticos. Los precios ya se compararán con los del segundo semestre de 2020 cuando tuvo efecto la reducción temporal del IVA. El instituto de estudios económicos IFO de Múnich, sin embargo, pronostica para este año un índice de inflación promedio del 3,3 % y prevé que una normalización solo se empezará a sentir en 2023.
Muchos de los factores inflacionarios, como los precios de la energía y los problemas en las cadenas de suministro, seguirán teniendo efecto en los próximos meses según el IFO. La política monetaria expansiva del BCE, con bajos intereses, ha sido parte de la estrategia para impulsar la reactivación de las economías europeas.
El BCE define una tasa de inflación interanual ligeramente por debajo del 2,0 % como meta y con ella considera garantizada la estabilidad de los precios.
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