La Argentina es víctima de una interna del FMI
-
Autos usados: los tres modelos más elegidos en enero
-
Comprá con ahorro: pagando con esta billetera virtual obtené un descuento imperdible en una de las cadenas de compras más importantes

Alejandro Foxley
Periodista: ¿Cómo analiza la posición del Fondo Monetario sobre la Argentina?
Alejandro Foxley: Personalmente llevé a Buenos Aires una acción aprobada por el Senado de Chile respaldando a la Argentina y exhortando al gobierno de Estados Unidos a que apruebe un paquete de ayuda financiera.
P.: ¿Quién lo recibió en Buenos Aires?
A.F.: El propio presidente Duhalde, que además me pidió que hiciera una gestión en Estados Unidos; lo que hice en un viaje a Washington que finalicé hace dos semanas.
P.: ¿Qué resultados obtuvo?
A.F.: Me entrevisté con altas personalidades del Tesoro y del Departamento de Estado, además de Robert Zoellick, el virtual ministro de Relaciones Exteriores. Lo que percibí es que políticamente hay comprensión en el Departamento de Estado sobre la necesidad de fortalecer la situación en la Argentina por muchas razones, pero fundamentalmente por una que le preocupa de manera central al presidente George W. Bush: la seguridad en esta parte de la región y la posibilidad de que un recrudecimiento de la crisis genere problemas mayores.
P.: ¿Por qué se demora entonces la ayuda?
A.F.: Mi impresión es que si bien dentro del Departamento de Estado hay voluntad de asistencia, dentro del Tesoro la visión es diferente. Aquí es donde la Argentina se encuentra con un ambiente rígido y frío que le costará mucho superar. Este clima luego se traslada en gran manera al FMI. De cómo se resolverá esta interna dependerá la suerte de la ayuda que pueda obtener la Argentina.
P.: ¿La intransigencia del Tesoro es la única causa de la rigidez del FMI?
A.F.: No. También el Fondo está en medio de un gran debate interno sobre cuál tiene que ser su política de rescate de países en crisis. Hay una tremenda injusticia entre el costo que se le está haciendo pagar a su país y la ayuda que en su momento obtuvo, por ejemplo, México en el '94. Este es un problema interno que justo en estos días se está resolviendo dentro del FMI.
P.: ¿Tiene mala suerte la Argentina por haber caído en crisis justo en medio de esta interna...?
A.F.: Evidentemente es así.
P.: ¿Cuánto afecta la crisis política argentina para que un apoyo financiero esté aún lejos?
A.F.: No voy a opinar sobre cuestiones internas de su país. Sí puedo decirle que cualquier señal de la clase política argentina que demuestre unidad ante la crisis será bien recibida por todo el mundo, fundamental-mente por la región y los Estados Unidos. Si, por el contrario, lo que se percibe es que los políticos no demuestran unidad, puede interpretarse como una señal hacia el exterior como que mejor esperar para avanzar en cualquier ayuda.
P.: Brasil está hoy en medio de una crisis económica. ¿Es también culpa de la Argentina?
A.F.: Es injusto cargar sobre su país también los problemas de Brasil. Lo que sucede es que Washington exagera la intranquilidad política que genera la posibilidad de una alter-nancia cercana del poder en Brasil. Esto es lo que verdaderamente gravita en contra. Lo que debe entender Estados Unidos, es que la economía de ese país está bien manejada y que el Partido Trabalhista de Lula está dentro de un proceso democrático del que no hay que temer cambios radicales y peligrosos si finalmente resulta gobierno.
P.: ¿Chile sufre también contagio de la crisis argentina?
A.F.: No hubo contagio. El riesgo-país inclusive está más bajo hoy que a comienzo de año y no supera los 100 puntos. Sólo se vieron afectadas las empresas chilenas que invirtieron en la Argentina más de 14.000 millones de dólares.
P.: Como economista ¿qué les recomendaría a estas empresas?
A.F.: Que tengan paciencia. Que vale la pena apostar por la Argentina en el largo plazo, porque es un país que durante los 10 años de convertibilidad supo reacomodar su estructura productiva.
P.: Hace unos días, el presidente uruguayo Jorge Batlle hizo declaraciones muy fuertes y duras sobre la Argentina. ¿Hay dirigentes y empresarios en Chile que piensen igual?
A.F.: Nadie piensa así en mi país. La Argentina es un país hermano y sobre el que Chile tiene las mejores esperanzas. Creo que nunca escuchará de la clase política chilena un comentario tan negativo y que no corresponde. Por otro lado, en todos los estados hay funcionarios más o menos probos y más o menos faltos de transparencia.
P.: Usted pertenece a la Convergencia, un movimiento de centroizquierda que evidentemente tuvo éxito en su gestión. ¿Qué le recomendaría a la centroizquierda argentina?
A.F.: No quiero opinar sobre cuestiones internas de su país. El único consejo que puedo dar a partir de nuestra experiencia es que desde muy temprano tuvimos que optar por dar un paso adelante hacia la globalización o cerrarnos. Decidimos tomar los riesgos e ir en la primera dirección y tuvimos razón. El consejo sería entonces a cualquier movimiento de centroizquierda que se abran al mundo y que no le teman a la globalización porque tienen mucho por ganar.
Dejá tu comentario