Las dos comunidades más importantes de Nueva York acaban de celebrar una de sus principales festividades, lo que nos da pie para tomarnos unos minutos y mirar al mercado con algo más de calma. En principio debiéramos decir que lo que va de 2005 no ha sido un buen año bursátil. En contra de lo estimado en diciembre último por la mayoría de los analistas, los tres principales índices accionarios (o los cuatro si incluimos al Rusell 2000) han retrocedido. En contra también de lo estimado por los analistas, el precio del petróleo ha ido subiendo (hasta hace pocos días) y, lo que tal vez es más importante, el dólar ha ido ganando terreno de manera casi imperceptible contra las otras grandes monedas del mundo. Tanto es así que si midiésemos las cosas en yens o euros veríamos que podemos hablar de un mercado bursátil neutro. Tal vez si mirásemos los volúmenes que se están negociando en la última semana podríamos incluso colegir que esto significa que los extranjeros están comprando títulos de empresas norteamericanas. Lamentablemente, la evidencia (por ahora anecdótica) nos dice que no es así, aunque esto puede cambiar de un momento para otro. Lo que sí podemos afirmar es que en las últimas semanas, y no sólo por la reversión en el precio del petróleo o la suba de las tasas de interés, el mercado financiero parece haber tomado un nuevo camino. Es cierto que esto puede no ser evidente hasta que el tema de la sucesión de Alan Greenspan entre a jugar de lleno entre los inversores, pero la idea es siempre tratar de estar un paso delante de lo que dicen el resto de los inversores/analistas para así tratar de superar al resto del mercado.
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