26 de septiembre 2001 - 00:00

Los bonos "cortos" siguen rindiendo hasta 36% anual

Los bonos argentinos de más corto plazo se están llevando la preferencia de los inversores. En las últimas siete ruedas, el BONTE 2002, que vence en mayo del año que viene, subió 7%, mientras que la serie 2005 trepó 2,30%. En cambio, los títulos de mayor plazo prácticamente no registraron variaciones o sufrieron leves caídas.

Hay varias razones que explican esta preferencia por los bonos de menor duración. En primer lugar, habían sido los más golpeados durante la crisis financiera de julio e incluso en estas últimas semanas en las que el riesgo-país volvió a trepar por encima de los 1.600 puntos.

Además, están ofreciendo tasas de rendimiento extraordinarias. El BONTE 02, por ejemplo, llegó a ofrecer una tasa de retorno de 46% anual la semana pasada. La suba desde u$s 83 a u$s 88 en pocos días redujo esa tasa a 34,10% anual, un nivel que todavía sigue siendo muy alto.

El BONTE 2003, otro título corto, también permite al inversor asegurarse una excelente tasa, a pesar de la recuperación de los precios: 35,84% anual
. «Es muy atractivo, porque como vence dentro de un año y medio se puede llevar realmente ese rendimiento», explicó un broker local.

Los títulos de muy corto plazo, en cambio, sólo permiten al tenedor aprovechar parcialmente las tasas. Por ejemplo, las LETES que coloca el gobierno salen a 14% anual, pero sólo se puede hacer diferencia por tres meses. Nadie sabe si al momento de la renegociación podrán mantenerse los mismos niveles de rendimiento.

Existe un factor adicional que transformó en más atractivos los papeles de corto plazo. Ocurre que todos los bonos que vencen antes del 31 de diciembre de 2005 pueden utilizarse para pagar deudas atrasadas. La ventaja es que según la valuación dispuesta por la AFIP, el comprador puede hacerse una diferencia de hasta 30% entre el valor de mercado actual y el valor técnico que se toma para la cancelación.

Miguel Iribarne, analista de Mercado Abierto, señaló que «en la plaza pasan algunas cosas que no se entienden. Por ejemplo, el BONEX '92 tiene vencimiento en setiembre del año próximo y rinde sólo 12%. Otro título que vence tres meses antes tiene tasas superiores a 35%». En este sentido, el comportamiento histórico del gobierno argentino de respetar el pago de los BONEX es un factor que tranquiliza al inversor.

Los bonos argentinos más largos continúan con sus valores deprimidos y ofrecen buena tasa de rendimiento, aunque inferiores a los más cortos.
Un Global 2008, el principal título del megacanje, da 25,06% y el 2017 da 21,79% anual. El 2031, el papel de mayor duración que tiene el país, deja 18,38%.

«Es lógico que ocurra este fenómeno. Si el gobierno no es capaz de devolver la deuda, los que no se pagarán serán los bonos de corto plazo. Los de mayor duración no sufren tanto», aclara Iribarne.

Esta es la principal explicación para la curva de riesgo
«invertida» que tiene el país. La incertidumbre es mayor en lo inmediato, pero desciende a diez o quince años vista. Sin embargo, la mejora de cotización de los títulos de menor duración provocó que las diferencias de tasa con los papeles más largos se achicara considerablemente. La diferencia, de todas formas, aún es grande.

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