Los porteños no tienen problemas en dejar la luz prendida. Edenor, una de las prestatarias del servicio, cobra 3 centavos de dólar por kWh, mucho menos que los 14 centavos que pagan los chilenos o los casi 20 que deben abonar los brasileños (calculada para un consumo de 275 kWh/mes), según se puede leer en el último balance público de la empresa.
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Desde ya que la comparación muestra también cifras casi ridículas en relación con los valores de la energía, siempre residencial, en los países desarrollados. En Francia, España e Inglaterra los consumidores afrontan tarifas cerca de cinco veces más caras, según resulta de analizar las comparaciones que la empresa presenta en su última memoria.
Algo menores, pero no menos importantes, son las diferencias en lo que concierne a las tarifas industriales. Los empresarios chilenos pagan el doble que los argentinos, los españoles tres veces y los brasileños casi cuatro veces más. Si se quiere poner el foco en distintas ciudades, por ejemplo, de Estados Unidos, resulta que la tarifa media residencial es equivalente a la mitad de lo que pagan los habitantes de Nueva York o Los Angeles, y casi la tercera parte de lo que cuesta la energía eléctrica en Boston.
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