21 de junio 2007 - 00:00

Miceli espera a la UIA: ya se habla de subsidios nuevos para la industria

Los dirigentes de la UIA irán hoy al despacho de Felisa Miceli con una lista de pedidos. El primero, advertirle que el tipo de cambio -por los aumentos salariales- ya no es tan competitivo. Nada les alcanza. La falta de energía les preocupa también, y como saben que en el futuro deberán pagar más por el gas y la electricidad (sea por el plan Energía Plus o por subas tarifarias), ya debaten la posibilidad de rogar por nuevos subsidios. Discutían ayer si plantearlo hoy a la ministra: tal vez suspendan sus habituales pedidos por el ataque de Kirchner a TGN y TGS.

Juan Carlos Lascurain
Juan Carlos Lascurain
Muchas empresas ya están pagando la indemnización simple, a pesar de que el gobierno aún no derogó la norma que impone la doble indemnización por despido. Otras, en cambio -más conservadoras- prefieren aguardar este paso legal para evitar choques con el gobierno y pleitos en la Justicia.

La situación dual (el índice de desempleo está ya por debajo de los dos dígitos, el supuesto para la «doble) fue uno de los temas centrales de la reunión del Comité de Presidencia de la Unión Industrial Argentina, en vísperas del encuentro que tendrán hoy con la ministra de Economía, Felisa Miceli.

La cuestión laboral se exacerbó entre los dirigentes fabriles por un fallo conocido hace algunos días que no sólo reconfirmaba la «doble vía» (juicio a la empresa y cobro a la ART), sino que, además, indicaba que el cobro de cualquier suma no interrumpía el pleito para percibir una suma mayor.

Algunos recordaron que el diputado por la CGT Héctor Recalde sigue afirmando que la doble indemnización está vigente porque el índice de desempleo da dos dígitos si se le restan los planes sociales. «A mí no me importa: la cifra oficial es la del INDEC y da poco más de 9%; yo pago simple», se encrespó uno de los empresarios presentes. Todos estos temas serán seguramente tema del encuentro del viernes con el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, un hombre que a esta altura no parece el más indicado para resolver ninguno de ellos: la ley de ART duerme en algún cajón (no precisamente en su despacho) desde hace más de un año, y los conflictos gremiales pasan por delante de su rostro sin siquiera rozarlo.

El otro gran tema, obviamente, fue la crisis energética. En una reunión de la que participaron el titular de la UIA, Juan Carlos Lascurain; Luis Ureta Sáenz Peña (PSA); Juan Carlos Sacco (gráficos); Horacio Martínez (navieros); José Ignacio de Mendiguren (indumentaria); Miguel Acevedo (aceiteros); Federico Nicholson ( Jujuy); Adrián Kaufman Brea (Córdoba), y Daniel Funes de Rioja, entre otros, se habló de llevarle la inquietud por los cortes de gas y electricidad a la jefa de la cartera económica.

Algunos de los presentes llegaron inclusoa plantear la necesidad de reclamar subsidios para compensar los futuros (e inevitables) aumentos de tarifas.

Sin embargo, si se decidió hacerlo, los participantes del encuentro se juramentaron a no revelarlo. Las razones son al menos dos: no quieren que Miceli se entere por los diarios (al menos por éste) de la agenda que llevarán los industriales a su despacho; la segunda es que saben que se trata de un tema del área de Julio De Vido y no de Miceli, y temen que la ministra se niegue a tocarlo justamente para no empeorar la ya mala relación que tiene con su compañero de gabinete.

  • Comitiva

    La delegación que irá hoy a Hacienda estará compuesta por Lascurain, Nicholson, Mendiguren, Kaufmann Brea, Sacco y el recién llegado del exterior Luis Betnaza (habría estado en Venezuela negociando con el chavismo una rebaja en los tubos para la industria petrolera que fabrica Sidor para que a Techint no se la expropien).

    Al revés que con el tema energético, los industriales no ocultan que volverán a pedirle a Miceli más financiación a menos tasa y a mayor plazo para «financiar el crecimiento», o sea créditos subsidiados. La ministra pecó de exceso de optimismo durante la asunción de Lascurain, cuando poco menos que prometió la refundación del tristemente recordado BANADE. Desde entonces (¿orden presidencial?) no se la escuchó proferir ni una sola sílaba más al respecto. Los dirigentes plantearán que lo que importa «no es el instrumento (o sea el banco), sino la disponibilidad de fondos para el crecimiento». El argumento será entonces: crisis energética más falta de financiación igual a desaceleración del crecimiento.

    De todos modos, y a pesar del sigilo con que intentan manejar la agenda de hoy, los industriales igual podrían quedarse sin verse con Miceli: la ministra estaba ayer aquejada por una gripe feroz.
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