9 de octubre 2007 - 00:00

Plazo fijo que termina, se convierte en dólares

Siempre las elecciones presidenciales en la Argentina fueron determinantes para las decisiones de ahorristas. Y las del 28 de octubre no serán la excepción. Hay desconfianza en el público y por ello se extreman posturas conservadoras. Poco importan las señales -escasas por cierto- que emita la candidata oficial en lo económico o las que provengan de la oposición. Por ello es que está creciendo el traspaso del público al tradicional refugio del dólar. Así, ante cada vencimiento de un plazo fijo, se opta por convertirlo a la moneda norteamericana. Renovarlo a 30 días como mínimo implica pasar los comicios invertido en pesos. No es lo buscado. Lo que están haciendo los bancos es tentar a ahorristas con tasas más altas para que no retiren los fondos. Nada indica hoy que pueda dispararse el tipo de cambio, más aún con el poder de fuego que todavía tiene el Banco Central con sus u$s 43.000 millones en reservas. Pero tampoco es atractivo mantener inversiones en pesos con una inflación estimada en 20% anual. Ya la Unión Industrial está pidiendo un dólar más alto. Crece la sensación de que, en la medida en que el costo de vida siga en alza, el valor del dólar hoy es más un piso que un techo.

Plazo fijo que termina, se convierte en dólares
Los pequeños y medianos ahorristas se van alejando del plazo fijo a 30 días y están buscando refugio en los dólares. No les afecta que el dólar se quede quieto o suba poco, se sienten seguros. En cambio, no toleran que su tasa de ahorro en pesos sea inferior a la inflación.

En realidad, el rendimiento de un plazo fijo a 30 días hace años que es inferior a la inflación, pero como antes se sabía cuál era el costo de vida real, al ahorrista no lo inquietaba.

Ahora todo cambió. El ahorrista imagina su propia inflación porque no cree en la del INDEC. La tasa de 1% mensual que puede conseguir en los bancos le parece insuficiente porque su estimación, sin base científica pero con la experiencia de ver los precios reales en los supermercados, le indica que al menos es el doble. Y razona: conviene consumir o comprar dólares y no ahorrar en pesos. Pero las elecciones son un factor aun más relevanteen la decisión del público de pasarse del plazo fijo al dólar.

Esta mayor demanda de divisas se notó con claridad en el mercado mayorista. La cotización trepó hasta $ 3,16 para la venta y hubiera subido más de no haber mediado la intervención del Central. En casas de cambio clausuró a $ 3,18, aunque algunas lo elevaron a $ 3,19.

De seguir con esta tendencia, es probable que el precio de la divisa en las pizarras pase de $ 3,18 a $ 3,19 para la venta en los próximos días. El titular del Central, Martín Redrado, está comprometido de todas maneras a no dejarlo subir de $ 3,20 hasta el 28 de octubre.

La compra de divisas proviene tanto del público, que busca refugio, como de las empresas y de los bancos. En los últimos días se produjeron pagos de deuda, como u$s 150 millones por parte de Telecom, que se hicieron sentir en el mercado mayorista.

  • Costo

    En enero, cuando la tasa que le pagaban era de 0,75% mensual, el público colocaba su dinero sin problemas porque era levemente inferior o casi igual que la inflación que daba el INDEC. La mala medida de intervenir el organismo estadístico comenzó a cobrar su costo a partir de los primeros días de julio.

    En los primeros seis meses del año los depósitos a plazo fijo crecieron 13%. Desde el 1 de junio hasta hoy sólo lo hicieronen 2,82% y la desaceleración es evidente. En total, en lo que va de 2007 los plazos fijos crecieron 16%.

    Los bancos se vieron obligados a aumentar la tasa Badlar (colocaciones por más de un millón de pesos). Si bien se ubicaba casi en 15% a mediados de setiembre, luego se produjo una baja hasta 11,50%. Ahora, como los grandes inversores volvieron a pasarse a divisas, decidieron aumentarla hasta 12,10%. «Es cierto que la tasa interbancaria está planchada en 8,5% anual. Pero cuando los plazos son de 30 días o más la situación cambia completamente», explicó el director de una mesa de dinero de un banco local.

    Y aquí empiezan los problemas del gobierno, que pide tasas más bajas para que los bancos les presten a las empresas. Las entidades han bajado las tasas porque en el peor momento del año por plazo fijo llegó a pagarse 14,50% anual. Hoy se paga 12% y los ahorristas se alejan.

    La inflación hace que el público prefiera el dinero en efectivo, por eso mientras los depósitos a plazo fijo van disminuyendo, los de cuenta corriente crecen. El dinero depositado a la vista aumentó en lo que va del año 21% contra 16% del plazo fijo.

    Las señales sobre el daño que está haciendo la medición del costo de vida siguen llegando. ¿El gobierno las interpretará como un dato real o como conspiración?
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