Tal vez lo mejor de la jornada es que quedó claro que el anuncio del paquete de estímulo que anunciara tan sólo 24 horas antes el presidente Bush poco y nada le importó al mercado. Tanto es así que los tres índices más usados en el mercado prácticamente terminaron en los mínimos del día. El Dow perdió 1,66%, al cerrar en 8.595,31 puntos, mientras que el NASDAQ se desbarrancó 2,13% y el S&P 500 1,41%. Tal vez la ironía más grande de la rueda fue que Alcoa lideró las bajas entre las "blue chips", perdiendo más de 10% de su valor, luego de anunciar que las ganancias del último trimestre eran apenas inferiores a lo que esperaban los analistas. Casi como si el ex CEO de la mayor empresa de aluminio del país, Paul O'Neill, se estuviera vengando de su ex jefe George Bush por la forma intempestiva en que lo despidió. De todas formas, no fue el único problema; ya luego del cierre del martes Gateway había advertido que sus números no venían en línea con lo esperado, lo mismo que hicieron más tarde algunos de los principales operadores de casinos del país. A esto se sumó el dato de que los consumidores registraron la primera disminución en el uso de tarjetas de crédito desde enero de 1998, que Intel no espera un incremento en las ventas hasta pasado el mes de julio, el anuncio de que Corea del Norte invitó a su par del Sur para unir fuerzas contra los EE.UU., y que fue activado el cuartel general norteamericano en Qatar. Con tanto en contra y apenas la baja en el precio del crudo a favor (la OPEC anunció una reunión de emergencia este fin de semana para discutir un incremento en la producción, lo que oficialmente tiene que ver con los problemas en Venezuela y extraoficialmente con las interrupciones de flujo que generaría una contienda en Irak), no sorprende el malhumor entre los inversores.
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