8 de febrero 2023 - 00:00

Weiss: "Es fundamental dinamizar la obra privada y lograr mayor inversión pública"

El titular de Camarco, Gustavo Weiss, analizó los desafíos que enfrentará el sector este año. La suba de precios y la dificultad para acceder a divisas, entre las principales preocupaciones del sector. El rol de Gobierno en el año electoral.

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El titular de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco), Gustavo Weiss, analizó en diálogo con Ámbito la actualidad del sector, planteó los desafíos que enfrentará este año y llamó a “dinamizar la obra privada y lograr mayor inversión en planes de obras pública”.

Periodista: ¿Qué expectativas tienen para este 2023?

Gustavo Weiss: Venimos creciendo ininterrumpidamente desde mediados del 2020. Lo hicimos en forma creciente hasta agosto del año pasado. A partir de ahí, notamos un amesetamiento en el crecimiento e incluso alguna caída respecto al mes anterior, que se refleja en algunos índices, pero no en todos. Por ejemplo, en el empleo seguimos creciendo, algo difícil de entender. Simultáneamente, en insumos básicos, como cemento, hierro o materiales para arquitectura, estamos notando una caída en la demanda. Eso nos lleva a pensar que se está parando la dinámica de crecimiento y empezamos un período de no crecimiento, o incluso de alguna caída de la actividad.

P.: ¿Qué es lo que genera esa caída?

G.W.: Fundamentalmente la inflación. En la obra privada, la inflación hace que los presupuestos que uno tiene pensados para construir un inmueble se empiecen a transformar en difíciles de manejar. Por el lado de la obra pública, los sistemas de redeterminación de precios, que tratan de mantener constantes el valor del contrato en el tiempo, no funcionan con inflaciones de esta magnitud, entonces los contratos empiezan a tener problemas de ejecución. La inflación golpea también a la obra pública.

P.: ¿Qué papel tiene que jugar el Estado en el sector de la construcción?

G.W.: La inversión en obra pública es insuficiente. Son muchas décadas de atraso. Se viene invirtiendo en promedio muy por debajo de lo que necesita el país para desarrollar la infraestructura, tanto para obras nuevas como para el mantenimiento de las existentes. El Estado tiene que dejar un monto bruto importante del PBI y de los presupuestos nacionales y provinciales para el desarrollo de obras públicas. Como siempre ocurre, y los presupuestos nunca alcanzan, lo más fácil es recortar obra pública. Por eso tenemos niveles de inversión inferiores a los necesarios. No es una crítica a este Gobierno, que tiene un nivel razonablemente interesante de obra pública, pero muy por debajo de lo que se necesita para revertir años de atraso.

P.: ¿Tienen dificultades con las importaciones para hacerse de insumos?

G.W.: Sí, como todo el resto de la industria. Hemos tenido reuniones en Comercio. La realidad es que los dólares no alcanzan. Son insuficientes para las necesidades de los distintos sectores. Nosotros somos parte de ellos. Le dijimos al Gobierno que necesitábamos liberar determinadas SIRASE para productos que incorporamos a las obras, o productos referidos al equipamiento. Todas las maquinas viales, que son imprescindibles, y sus repuestos son importados. Si no tenemos acceso a vías para renovar el stock o a repuestos para repararlas, se paran las obras viales. Se está armando una mesa de trabajo para evaluar caso por caso y avanzar en aquellos más urgentes.

P.: ¿Creés que el contexto electoral suma a esa incertidumbre?

G.W.: Suma la incertidumbre general del país y de la economía. Todos los ruidos políticos siempre traen incertidumbre. Si uno tiene un proyecto importante vinculado a la industria a desarrollar, probablemente quiera saber cómo va a venir el acto eleccionario de fin de año; quién va a ganar, con qué plan económico.

P.: ¿El ladrillo sigue siendo una inversión segura?

G.W.: El mercado inmobiliario está muy retraído por dos motivos objetivos y uno subjetivo. Los objetivos son que tradicionalmente al mercado inmobiliario lo movían en gran medida los inversores. Ellos tenían dos tipos de negocios: por un lado, comprar en el pozo, venderlo terminado y hacer una diferencia. El otro negocio era comprar departamentos para alquilar. El alquiler hoy no es negocio. El producto terminado no se vende. Poner plata para terminar un edificio y venderlo es imposible. Subjetivamente, tengo la impresión de que lo que era tradicional en época de nuestros abuelos y padres, que veían en el ladrillo un refugio de valor, ya no lo es para las nuevas generaciones. Si tienen excedentes financieros, los colocan en bitcoins, en la Bolsa o en activos financieros. Creo que es un cambio de mentalidad generacional. Veo que los jóvenes se inclinan más a jugar en el sector financiero que a comprar un departamento.

P.: ¿Qué rol debería tener la construcción en Argentina este año?

G.W.: Nosotros decimos siempre, y este es nuestro lema, que la construcción es madre de industrias. Cuando el país crece, nosotros crecemos; hiperreaccionamos al crecimiento. Cuando la economía crece 3%, por ejemplo, nosotros crecemos 9 o 10%. De la misma manera cuando cae. Traccionamos muy fuerte a toda la economía. Somos los principales compradores diversificados de distintos tipos de industria. La construcción, en cualquier país del mundo, es motor de crecimiento. Es fundamental dinamizar la obra privada y lograr mayor inversión en planes de obras pública. Esto sería central para garantizar que la industria tenga un año de buen crecimiento.

P.: ¿Cómo impactó el blanqueo en la construcción?

G.W.: Por ahora, bastante marginal. Entre el año pasado y este se blanquearon u$s500 millones para obras en construcción, que era la primera etapa. Es una cifra interesante pero está lejos de lo que pensaba de algunos miles. Por supuesto, siempre ayuda; todo es bueno, pero no es que, en el mercado inmobiliario, u$s500 millones sea una cifra enormemente significativa.

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