Washington - El presidente Jair Bolsonaro firmó ayer en Washington un acuerdo para ceder a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos el uso de la base militar aeroespacial de Alcántara, en el estado de Maranhao, nordeste de Brasil, un lugar estratégico para el lanzamiento de cohetes y satélites, en la previa de su esperada reunión con Donald Trump.
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Bolsonaro avaló que EE.UU. use una base espacial en Brasil para lanzar misiles
Washington buscaba lograr este entendimiento desde hacía décadas. Había sido frenado durante el Gobierno de Fernando Henrique Cardoso en el año 2000 por considerar que violaba la soberanía nacional. El ultraderechista realizó una sorpresiva visita a la sede de la CIA.
Un pacto de este tipo era buscado por EE.UU. desde el año 2000, cuando la iniciativa había sido bloqueada por el Congreso brasileño porque consideraba que afectaba la soberanía nacional.
El mandatario ultraderechista estuvo presente en la rubricación del entendimiento entre el canciller Ernesto Araújo y el ministro de Ciencia y Tecnología, Marcos Pontes, con el secretario asistente de Seguridad Internacional y No Proliferación estadounidense, Christopher Ford.
El acuerdo es considerado el más importante de la gira, ya que Bolsonaro criticaba a sus antecesores Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff por haber impedido el uso comercial extranjero de la base de Alcántara.
Ante los resquemores de los sectores más nacionalistas del país, un portavoz del Ministerio de Ciencia y Tecnología sostuvo que el permiso “preserva la soberanía nacional”, ya que militares, policías y bomberos brasileños tendrán acceso al sector donde trabajarán los estadounidenses. Ese punto había trabado el acuerdo en 2000, durante el gobierno de Fernando Henrique Cardoso. Sin embargo, el nuevo acuerdo de cesión de la base todavía debe ser ratificado por el Congreso.
La base de Alcántara, en el estado de Maranhao, tiene una ubicación ideal para los lanzamientos, ya que está muy próxima a la línea del Ecuador, lo que permite economizar hasta 30% del combustible o llevar más carga. Hasta el momento, Estados Unidos tiene pactos similares con Kazajistán, Nueva Zelanda e India.
El uso de la base aeroespacial difiere del anuncio que había hecho el presidente Bolsonaro al asumir, respecto a que cedería una base militar a los Estados Unidos en territorio brasileño, una idea que fracasó por haber sido objetada por el Ejército sudamericano.
Bolsonaro llegó a Washington en la tarde del domingo, en su primer viaje oficial al exterior desde que asumió el poder el 1 de enero. Su decisión de romper la tradición de los nuevos mandatarios brasileños de realizar su primera visita oficial a Argentina es un gesto que Trump correspondió alojando a Bolsonaro en Blair House, la residencia oficial para huéspedes situada frente a la Casa Blanca.
Su viaje es un escaparate para promover negocios e inversiones. “Nuestro objetivo es claro: ¡Queremos a Brasil entre las economías más libres del mundo!”, escribió en Twitter Bolsonaro.
Pero la atención sobre su visita está centrada en el esperado encuentro con Trump en la Casa Blanca, que incluirá una conferencia de prensa, antes de la cita privada entre ambos mandatarios en la que abordarán, entre otros temas, la crisis en Venezuela.
Durante la jornada, Bolsonaro visitó la sede de la CIA para discutir sobre crimen organizado y narcotráfico, así como otros temas importantes para los cuerpos de seguridad brasileños.
Esta inhabitual visita de un mandatario extranjero al servicio de inteligencia estadounidense fue informada por su hijo Eduardo Bolsonaro, un diputado federal que también lo acompaña en el viaje.
Desde que llegó al poder en enero, el mandatario ultraderechista ha dado un giro radical a la diplomacia brasileña, tradicionalmente equidistante de los grandes poderes mundiales, y se ha orientado a estrechar relaciones con gobiernos conservadores y “antiglobalistas” como los de Estados Unidos, Israel o Italia.
Décadas de relaciones que no pasaban de cordiales entre Brasilia y Washington quedaron atrás con la llegada al poder en enero del exmilitar ultraderechista. “La decisión de visitar primero Estados Unidos está llena de simbolismo. Esta es la primera vez que un presidente brasileño después de ser elegido visita primero Estados Unidos, antes de cualquier otro país y esto ciertamente representa un giro hacia una profundización de las relaciones bilaterales”, dijo en una nota la consultora Eurasia Group.
En la noche del domingo, Bolsonaro asistió a una cena en la residencia del embajador de Brasil en Washington a la que fueron invitados Steve Bannon, el controvertido exasesor de Trump, y el ensayista brasileño residente en Estados Unidos Olavo de Carvalho, considerado el gurú del mandatario brasileño. “Yo siempre soñé liberar a Brasil de la nefasta ideología de izquierda”, dijo durante el convite, según un video divulgado el lunes en Twitter por su hijo Eduardo.
Agencias AFP y ANSA,
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