plan de hacer más atractivas las alternativas en pesos, para evitar que los argentinos miren con tentación el dólar, no estaría funcionando tan a la perfección. Los depósitos a plazo fijo parecen haberse estancado aun a pesar de la suba de tasas de interés que dispuso el presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, en sus primeros días de gestión, y de que en todas sus apariciones el funcionario se esmeró en alertar sobre un repunte.
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El ajuste de hasta cinco puntos porcentuales que impuso el organismo oficial a principios de octubre llevó del 18% al 23% anual el rendimiento que pagan los bancos por un plazo fijo minorista, pero no alcanzó a convencer a los ahorristas en un contexto en el que la inflación y las expectativas de devaluación ya rozan, ambas, el 40% anual. Para los bancos, la mejora forzada a los clientes minoristas representó un incremento en los costos de fondeo que buscaron compensar con una baja en las tasas de interés que ofrecen a los ahorristas más grandes, con depósitos mayores al millón de pesos. El escenario de caída del crédito les da margen para dejar escapar liquidez, como un mecanismo para mantener el spread de tasas (entre depósitos y préstamos) y evitar perder rentabilidad.
Desde principios de octubre ya se había percibido una tímida reacción de los ahorros minoristas: cayeron $ 500 millones en el primer mes de Vanoli, según las cifras publicadas por el BCRA, y otros $ 820 millones en la primera quincena de noviembre. Simultáneamente, los depósitos de empresas y grandes inversores interrumpieron abruptamente su crecimiento en el comienzo de este mes.
En cada una de sus últimas conferencias, Vanoli se esmeró en destacar el impacto positivo que se había reflejado en los depósitos minoristas por la decisión de subir las tasas de interés. Llegó a hablar de un crecimiento de $ 3.000 millones en 30 días de los ahorros menores a los $ 350.000 que no se refleja en las últimas cifras oficiales difundidas. La estadística del BCRA, que sólo desagrega los plazos fijos mayores al millón de pesos, refleja en octubre un crecimiento similar al de septiembre en los depósitos más grandes y un estancamiento en los más chicos (ver infografía). Vanoli describió su medida como una respuesta a una presunta conspiración del sistema financiero para fogonear la corrida hacia el dólar: "Los bancos decían que había que subir la tasa, pero a pesar de eso la bajaron, desalentaban el ahorro en moneda local y parecían estar llevando a la gente a que demande más dólares. La suba de tasas de plazos fijos minoristas fue decir: señores bancos, que tienen rentabilidad, retribuyan mejor el ahorro de la gente", resumió Vanoli en una conferencia que brindó en la Universidad Nacional de Moreno. Con todo, el ajuste del presidente del Central no parece haber logrado torcer esta dinámica de estancamiento de los depósitos. El fenómeno reduce el tamaño del sistema financiero y deja más dinero en poder del público, con lo que obliga al Central a hacer mayores esfuerzos por absorber el exceso de liquidez y contener la demanda de dólares.
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