Bajo la lupa del Inadi y del Comfer: algunos programas, como "Bailando por un sueño", serán examinados.
Jaime Bayly inauguró días pasados en un canal de Miami la era del reality empresarial, nuevo género que bien puede subtitularse: cómo negociar (léase presionar) un mejor contrato laboral desde una posición de poder (léase rating), usando el poder del medio para sí sin culpa ni recato. Según puede verse en YouTube, en «Bayly desde Miami», que emite la cadena Mega TV, el periodista y escritor peruano empezó por quejarse del excesivo aire acondicionado del estudio, «un maltrato» menor evidentemente frente a la próxima queja, que le llevó unos cuantos minutos más, y que trataba de una mejora en su cachet incumplida aunque « firmada por contrato». Un tema apasionante para todo televidente. Su reclamo salarial, fue directamente dirigido, mirando a cámara, al dueño del canal, Raúl Alarcón, a quien, tras aclararle, «No soy tu esclavo», lo comparó con «esos dictadores a los que tanto critico y a los que no tengo ningún miedo, como Fidel o Chávez». Bayly le recordó también a su patrón, que gracias a él «la Mega es lo que es hoy», cuando antes de su llegada, en el canal «pensaban de mí: 'Ese Bayly..., medio marica, con ese flequillito». Ahora, insistió, «tengo el programa de más rating», y si es que hubiere problemas financieros, «saquen lo que no funciona», sugirió.
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Cuando se explayaba sobre las condiciones del contrato que la empresa no habría cumplido, abruptamente lo sacaron del aire y fueron a un corte. «¡Censura!» clamó Bayly, naturalmente. Parece que su público también, porque al otro día, el censurado tuvo en su programa a la gerente general de la cadena haciéndose cargo del corte («Es injusto que el hombre que nos da trabajo a todos y ha construido este imperio sea acusado de censor»), y tras unos cuantos intentos fallidos de eludir la obvia presión de Bayly, terminó reconociendo que había «estado mal» en callar al conductor de esa manera. Eso sí, también le pidió a Bayly -un escritor que suele incomodar más que nada a su familia revelando internas familiares en sus novelas- no « lavar la ropa sucia en cámara». Después de decir todo lo que el periodista quería que dijera, especialmente que para hablar del contrato «mejor nos reunimos a almorzar», ella logró que él reconociera que haber comparado a Alarcón con un dictador había sido una frase «muy infeliz».
Nula gracia en el programa de Susana Giménez, donde invitaron a la familia del nochero Kike Teruel, además jurado de «Talento argentino». Por lo visto quisieron utilizar el programa como plataforma de lanzamiento del más chico de la familia, pero resultó evidente que el deseo era más de los padres que del hijo. Le hicieron contar chistes: «Un chiquito le dice a otro, ¿sabés que mi mamá se tiró del balcón y se fue al cielo? y el amigo le contestó: Mierda che, sí que tu mamá rebota». Nadie se rió, ni su padre que miró a Giménez con cara de «Es lo que hay». Pero la conductora, acostumbrada a festejar todo, dijo «Increíble», y pidió otro. «Un hombre llama a un negocio de fideos y pregunta 'está llarín'?». Sin embargo, allí Susana tuvo que pedir que se lo explicaran porque no lo había entendido. «Es tá llarín, Susana... Es tallarín»: Sólo entonces estalló a las carcajadas, y se excusó diciendo que no había escuchado antes. Pero menos gracia le hizo cuando invitó a Juan del Potro, a quien indagó tanto sobre su fortuna tras ganar torneos de tenis, y el joven de 21 años le contestó con franqueza: «¿Cuánto gano? Menos que vos seguro, Susana».
Era esperable que todos los canales agobiaran anteanoche con las imágenes del casamiento entre Roberto Piazza y Walter Vazquez en la discoteca gay América, con 1000 invitados. Hasta Catalina Dlugi ofició de movilera para «TN» desde las 20 del lunes. Si bien no asistió Cristina Fernández de Kirchner, invitada de honor, envió un ramo de flores blancas con una tarjeta con su fotografía. Moria Casán llegó a las dos de la mañana con smoking blanco ( venía de «Bailando») y más puntuales fueron Ana María Giunta (en el civil sobresalió por gritar algunas frases desopilantes), Beatriz Salomón, María José Lubertino, Fanny Mandelbum y el hermano de Roberto, quienes participaron de la ceremonia.
El Comfer y el Inadi trabajan en conjunto sobre la construcción de la imagen de la mujer en medios luego de recibir numerosas quejas de los televidentes. Gabriel Mariotto, del Comfer, y María José Lubertino, del Inadi, anunciaron la elaboración de un informe sobre este tema, entre los que se cuentan: «Sin tetas no hay paraíso» de «Canal 9», novela que hasta ahora muestra la problemática de la prostitución en Colombia y mujeres desocupadas con exceso de tiempo libre que sólo piensanen ganar dinero vendiendosu cuerpo. También estudiarán «Casi Angeles» y «Patito feo», novelas con adolescentes y jóvenes, hombres y mujeres, divididos entre pudientes y pobres, con abundancia de descalificaciones como «patos provincianos» contra las «chetas divinas estiradas».
También evaluarán «La noche del domingo con Gerardo Sofovich» donde las mujeres son puestas a tirar bolas de bowling con la cámara ubicada abajo para tomar el ángulo de la pollera corta cuando se agachan. No faltará el estudio de «Intrusos», «Convicciones» y «Los profesionales», donde no sólo reiteran las imágenes de «Bailando» sino sus escándalos más los que fomentan en vivo. Desde luego «Showmatch» pasará por el análisis del Comfer e Inadi, donde Tinelli cada semana innova con algún artilugio que deja a las participantes como tontos objetos sexuales. Claro que para que eso ocurra está la contraparte femenina que se presta a tal calificación, pues la condición para participar de los shows de Tinelli es aceptar las peleas con en el resto y los juegos del conductor (desde rotura de pollera hasta ducha en vivo junto a él). Mientras tanto, Luciana Salazar ya ensaya su baile acuático que abrirá el «acuadance».
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