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Brasil suma zozobras a una Argentina que se reinventa
Macri deberá reencauzar la relación con el país vecino, segundo mercado para las exportaciones argentinas. Inquieta deseo de abrir Mercosur hacia el pacífico.

Antes de asumir, Mauricio Macri se reunió con Dilma Rousseff -hoy frente a seria crisis política- para ratificarle su deseo de ampliar la relación bilateral.
En tanto, el desempleo trepó en los doce meses terminados en octubre último del 4,7% al 7,9%. Y el déficit fiscal de ese mes duplicó el de septiembre, toda una señal de que los esfuerzos son insuficientes o están mal encaminados desde la raíz.
El deterioro comienza a pegarles a los bancos, cuya tasa de morosidad llegó, también en octubre, a su mayor nivel en dos años.
No ayuda, ciertamente, a mejorar las cosas la persistencia de una crisis política de final imprevisible, con miembros clave de la clase política de Brasilia en ascuas y temiendo terminar presos.
El escándalo del "Petrolão" mantiene en prisión a varios de los principales empresarios y hasta banqueros brasileños, así como a prominentes figuras del oficialismo. A eso se suman los embates contra una presidenta que se encuentra en el subsuelo de la popularidad: los pedidos de juicio político por el supuesto maquillaje de las cuentas públicas de 2014 y hasta la posibilidad de que la Justicia anule su reelección por la posible financiación de su campaña con dinero sucio. Nada de esto registra precedentes.
Todo este escenario, sumado a los recientes problemas económicos argentinos, hace que no deba sorprender la reciente caída del comercio bilateral, que se redujo en 2015 alrededor de un 20%. Volvió así a un nivel de 30.000 millones de dólares, con dificultades especialmente agudas en el sector automotor, clave para los dos países por su poder multiplicador del nivel de actividad.
Pero aunque el vínculo haya perdido intensidad, ambos países se siguen necesitando.
POR UN LADO
• Brasil sigue siendo, después de China, el segundo mercado para las exportaciones de nuestro país, con especial énfasis en las industriales.
POR EL OTRO
• Argentina es todavía el cuarto destino individual para las exportaciones brasileñas.
• en el acumulado enero-septiembre de 2015 las ventas externas totales de Brasil se redujeron un 16,3% interanual, en el caso de las destinadas a la Argentina cayeron menos, un 10,6%. Es decir que el mercado argentino fue más benigno que los demás para las empresas del vecino.
• se consideran sólo los datos de septiembre, cuando la devaluación del real se hizo más notoria como factor de estímulo a las exportaciones, el retroceso de éstas fue, en general, de un 13,8% y en las dirigidas a la Argentina, sólo un 5,7%.
• también la calidad de las exportaciones que Brasil puede dirigir a la Argentina marca un fuerte predominio de bienes con elevado valor agregado.
Pese a los nuevos rumbos que le ha dado a la política exterior nacional, el presidente Mauricio Macri mantiene a Brasil al tope de las prioridades. Sin embargo, aquel giro hace que el vínculo con el vecino se haga algo más problemático que en el pasado.
Por un lado, la fuerte distancia que la Argentina ha tomado de la Venezuela chavista, algo incómodo para el Planalto, encerrado entre un Partido de los Trabajadores afín al chavismo y una oposición que no deja de enrostrarle a la mandataria su permisividad con los excesos de Nicolás Maduro.
Por el otro, las señales del Gobierno nacional sobre el deseo de darle al Mercosur una mayor apertura, sobre todo en dirección al Pacífico, también hace ruido dentro del variopinto oficialismo brasileño y marcan afinidad más clara con la mirada del gran empresariado del país vecino que con su propio Gobierno.
Entretanto, resulta inocultable el deseo de acercamiento argentino a Estados Unidos, lo que servirá para equilibrar un haz de relaciones que, llamativamente, no tuvo a la superpotencia en su radar en los años precedentes. Eso estimula las fantasías: siempre Washington buscó introducir una cuña en el eje del Mercosur.
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