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Charlas de quincho
Como en un cuento de Borges, una fecha puede ser trivial pero cifrar el infinito: al menos, la de pasado mañana, día del cierre de las alianzas provoca toda clase de especulaciones y diagnósticos en los quinchos, que afectan por igual al oficialismo y a la oposición. Le contamos al lector, desde ya, las claves más sugestivas que allí escuchamos. El Vaticano, por supuesto, tampoco está ausente: quiénes se bajaron del avión y por qué, el cambio de último momento del personaje de un cuadro obsequiado al Papa, y la relación santa con Putin, entre otras cosas, se deslizan en este capítulo. El destino de Sergio Massa y todos los movimientos coreográfico-políticos a su alrededor son otro apartado sabroso en los quinchos de hoy, donde no falta un singular ágape castrense de alto vuelo. Veamos.

Iconografía piadosa, pero también política en las imágenes que se regalaron ayer Francisco y Cristina de Kirchner en el Vaticano. La Presidente llevó un retrato del mártir arzobispo Arnulfo Romero. El Pontífice se lo cambió por otro de la Virgen de la Ternura, que está en la catedral de San Vladimir, en tierra de Vladímir Putin, otro visitante esta semana.
Esta vez los signos son de duro hermetismo; declinó las sugerencias de llevar a cenar en alguna de las noches del fin de semana a los funcionarios que la acompañaron a Roma de manera de que no se filtrasen miradas y medias palabras, que siempre las hay en esos encuentros informales en tierras extrañas. Los únicos que se permitieron fueron con mensajes hacia la agenda internacional, que recubrió el cruce de regalos con Francisco, elaborados de manera de extender el mero protocolo. Ese intercambio fue más importante que las palabras que cruzaron en las casi dos horas del diálogo a solas de ayer, porque transmitió posiciones de fondo en materia global. Los acompañantes de la mandataria se franquearon en una cena el sábado en el célebre Harry's Bar, madre de la cadena Cipriano a la que son tan afectos los argentinos que recorren el mundo sobre esos detalles de los regalos. El publicista del peronismo, Enrique Albistur, que funge como jefe de campaña de Julián Domínguez -quien estuvo anotado para el viaje hasta el final, cuando se depuró la delegación-, sugirió que Cristina llevase de regalo un retrato del Papa pintado por Eugenio Cuttica, estrella en estos días de una muestra en el Museo Nacional de Bellas Artes. Hizo la consulta en medios diplomáticos y eclesiásticos y le cambiaron el motivo de la pieza: ¿por qué no mejor uno del beatificado arzobispo de El Salvador, Arnulfo Romero, cuyo ascenso a los altares como mártir auspició Francisco desde que llegó a Roma? Francisco, le hicieron saber, está contra cualquier forma de culto a la personalidad y lo último que querría es que le regalasen un cuadro con su rostro. Mejor Arnulfo, y Cuttica apresuró los pinceles y en diez días terminó la pieza que el martes le llevaron a Olivos a Cristina el propio Albistur, la ministra Teresa Parodi, el autor del cuadro y el gerente del trámite, Oscar Parrilli.
Esa mañana Cristina se dijo encantada con el cuadro y mandó se lo ingresase al equipaje del avión. Honrar a Romero está en línea con la ansiedad que manifiesta el Papa por el suplicio de cristianos en manos de los infieles del islamismo violento, como antes fue este obispo víctima de martirio por parte de paramilitares de su país, que lo asesinaron cuando rezaba misa en la catedral de El Salvador. Ese horror ha recrudecido, y que le llevase este cuadro fue una forma de acercarse a la principal consigna papal de hoy y que está en todos los diálogos públicos y privados: proteger a quienes dan la vida por su fe. Nadie dirá nunca si Francisco fue informado de que le llevaban ese regalo, pero, según se contó en la mesa de Harry's Bar el sábado, preparó el contrarregalo que le dio ayer a la mandataria: una imagen de la Virgen de la Ternura que reproduce la que está en la iglesia de San Vladimir. Tiene el estilo de las imágenes rusas ortodoxas y también fue una señal política: Francisco recibirá en el Vaticano el miércoles próximo a Vladímir Putin, y la señal no se agota en la homonimia del presidente ruso. También señala la identidad que acercan al Papa y a este político, hoy aislado de Europa por sus travesuras soberanistas en Kiev y que tiene en Cristina a un amigo, en la defensa de los cristianos perseguidos, porque los ortodoxos también han sido víctimas del islamismo. Para la novela de estas relaciones, se recordó esa noche que el año pasado, cuando se acercaba la reunión del G-20 en San Petersburgo, también hubo una reunión del Papa con Cristina, ya amenazada la alianza occidental con una invasión a Siria. El Papa envió una carta al G-20 y desató una gestión ante Putin para que se congelase esa invasión. Para quienes creen que una imagen vale más que mil palabras, este tráfico de imágenes religiosas equivale a la Enciclopedia Británica de diez tomos, completa.
La Presidente tomará el vuelo de regreso esta noche a Buenos Aires con una preocupación: el papa Francisco le diría el viernes a Michelle Bachelet que planea ir a su país y a la Argentina en 2016, pero como la agenda está muy cargada, en una de esas el viaje se posterga para los primeros meses de 2017. La espera, además, un paro, pero más importante, el resultado de la mesa de negociación de alianzas que montó el oficialismo en las oficinas que ocupa frente al Palacio del Congreso el apoderado del PJ, Jorge Landau, responsable de las costuras para el cierre de los acuerdos en los 24 distritos del país y en la nacional. Hasta el fin de semana parecía un trámite pacífico, salvo alguna inquina en La Pampa que tratarán de disolver antes del cierre entre Landau y Carlos Zannini, depositario de los protocolos para que los vea la Presidente mañana en Olivos y tenga tiempo para intervenir de manera personal si hay alguna crisis abierta. ¿Qué importa en este momento si la asociación de sellos deja tiempo y espacio por diez días más para negociar los nombre de los candidatos? Algo que al peronismo le importa más allá del 10 de diciembre: el resultado de las elecciones en las capitales de provincias. Según cálculos de analistas y gurúes del oficialismo, el peronismo tiene doce capitales ganadas o con chance de retener, y otras doce perdidas o en trance de perder. Para un partido que mantiene y mantendrá más de la mitad de las provincias bajo su signo, perdiendo o no las elecciones nacionales, la pelea por las capitales de provincia es vital porque se juega allí el control territorial para el futuro. Retener capitales en provincias que se pueden perder es el seguro de recuperación futura. Quitárselas a la oposición, cualquiera sea el resultado en la gobernación, es achicarle el futuro a sus adversarios. Todas estas quimeras y especulaciones nacen del mismo banco de pruebas que son las PASO del Chaco de hace dos semanas. La principal amenaza que tenía el peronismo de Jorge Capitanich era la gravitación de la intendente radical de Resistencia, Aída Ayala. Haberle ganado no vale sólo por el resultado sino porque le resta ese territorio en las generales de septiembre. Aun perdiendo la provincia, el peronismo lo puso allí a Capitanich para asegurar una recuperación en la eventualidad de un resultado adverso en la gobernación. De todo se saca lección.
En esas mesas de análisis del oficialismo, como en las del macrismo, se siguió con ansiedad la derrota -en el sentido náutico del término- de Sergio Massa, aunque con el compromiso de los opinadores profesionales que presionaron a Mauricio Macri para que cerrase algún acuerdo con el hombre de Tigre. Ni el oficialismo ni el macrismo se han movido mucho por esas evoluciones discursivas, que contemplan con serenidad, porque esas presiones dejan de lado lo importante: para el peronismo, el objetivo es ganar en primera vuelta; para el macrismo, el objetivo es entrar en el balotaje. Para esos propósitos, que sus conductores sostienen con firmeza, lo que haga Massa no les cambia mucho la vida, porque el peronismo sabe que todo el voto que suelte el tigrense irá para ellos, y el macrismo sabe que le conviene mantenerse lejos del peronismo para no perder apoyos de sectores antiperonistas. Igual, esperan todos lo que planea el diputado del kirchnerismo disidente: esta noche reunirá a las 24 a todos sus dirigentes y discutirá con ellos cómo seguir adelante. Lo hace a esa hora para evitar filtraciones en la prensa escrita de mañana, una zoncera, porque el paro limitará la circulación de los medios. A mediodía de mañana martes, en pleno paro, disputará titulares del miércoles con un anuncio sorpresa: muchos creen que insistirá en ser candidato a presidente y que revertirá la decisión de Francisco de Narváez de no ser postulante a la gobernación en aras de la unidad.
Los macristas le sacaron punta a estas eventualidades en la cena que hizo la cúpula -una veintena de dirigentes de todo el país, con Humberto Schiavoni a la cabeza- en la noche del jueves en el restorán "Viento en Popa", de Mar del Plata, ciudad donde se hizo el congreso nacional de esa fuerza. No estaba Mauricio Macri, ese día en Santa Fe, que llegó el viernes con la zozobra de todos quienes desafiaron la niebla subiéndose a un avión ese día. Igual Macri había sancionado el final de cualquier conversacíon con el macrismo en la mañana del martes en un salón del hotel Four Seasons de la Capital, donde se suele reunir el equipo estratégico del PRO. Allí discutió esa decisión con Schiavoni, Marcos Peña, María Eugenia Vidal, Jorge Macri y Emilio Monzó. Estaba allí el asesorísimo Jaime Durán Barba, quien partió en esas horas rumbo a la casa de Francisco de Narváez en misión punitiva: un café para informar y no para negociar nada. Ante el dueño de casa y el propio Massa les trasmitió que se dejasen de mandar mensajes a través de la prensa porque habría, en respuesta, más desaires. En la cena de "Viento en Popa" se especuló con que ya es tarde para cierres, porque a esta altura de la campaña un pase de dirigentes no implica una transferencia de votantes, que van a escuchar señales de victoria antes que de lealtad a un puntero o a otro. A esa altura ya se conocía la decisión de Gustavo Posse de ir de nuevo por la intendencia de San Isidro, después de una ronda de café con las fuerzas de su distrito que siempre lo han sostenido. Ese criterio lo campartió Posse en una charla por teléfono con Macri, con quien se desearon suerte mutuamente. Posse transmitió su intención de que la lista lleve a Macri como candidato a presidente pero sin obligar a que esa alianza se cuelgue de algún candidato a gobernador de Buenos Aires. No puedo, diría Posse, bajarme de gobernador para pedirle a mi gente que apoye a otro.
En las explicaciones que dieron en "Viento en Popa" sobre las evoluciones del massismo se incluyeron algunas que son poco frecuentes en esas charlas políticas: las efectividades conducentes. Para ir a una elección nacional un partido, calcularon en ese quincho, tiene que poner cuatro boletas por votante, cuando el Estado pone una sola. Eso suma $ 120 millones que nadie -entre los sponsors del massismo- parece dispuesto a poner, como tampoco De Narváez, un empresario a quien todos miran cuando hay que abrir el monedero y que no tiene mucha voluntad de poner dinero sin un proyecto ganador. Quienes sostienen que Massa mantendrá su candidatura entienden que tiene un nivel de intención de votos que sería un desperdicio liquidar, por lo menos a esta altura de la campaña. En el balance que hacen los asesores del tigrense, evalúan que en realidad él perdió sólo dos intendentes propios , Darío Giustozzi y Sandro Guzmán, que se fueron porque acercó a De Narváez. Ese cambio no fue terminal para Massa porque De Narváez midió en las elecciones de 2013 el triple que Giustozzi, lo cual justificaba el canje. El resto de los apoyos de 2013 eran de intendentes sueltos, aunque importantes, como Posse o Jesús Carilino, y eso, junto a los macristas que fueron en listas del Frente Renovador, abultó el resultado electoral de aquel año. En suma: Massa no creció como debió haber crecido desde aquel año, porque no sumó gobernadores ni grandes territorios como todos esperaban, pero tampoco perdió tanto. ¿Por qué bajarse ahora y dejar sin referente al peronismo que lo ha seguido y que no se identifica con el kirchnerismo? Para llamarlo al macrismo, usa esta vez el mismo argumento de Macri en 2011 cuando declinó una candidatura presidencial: nadie ha querido la unidad de la oposición. ¿Lo usará ahora para bajarse? Hay que esperar a la medianoche de hoy. De esas reuniones salieron también gestos de unidad hacia adentro del PRO que la cúpula desplegó ante los 500 dirigentes del interior que ocuparon el salón del subsuelo del hotel Manantiales, en donde sesionó el congreso. El más estridente fue cuando, en el escenario, Horacio Rodríguez Larreta se levanó y caminó hacia Gabriela Michetti y la besó como señal de que han superado las diferencias que despertó la Primaria porteña por la sucesión de Macri,
De esto no se habló mucho en Roma, ciudad que terminó poblada de argentinos, pese a que la delegación oficial fue más que chica. Algunos criollos la eligieron en la semana para turismo y descanso, o para festejos personales, como la empresaria y dirigente del "momismo" (por el Momo Venegas) Teresa González Fernández , quien celebró su cumpleaños en una serie de cenas y encuentros con amigos de militancia, como el exembajador Juan Archibaldo Lanús (quien pasó unos días de descanso entre París y Roma, como todos los años), o el exgobernador José Bordón, que acompañó a la "Colorada" en un almuerzo al que fue además el embajador en el Vaticano, Eduardo Valdés, y las respectivas cónyuges. Poca política en ese festejo, que vale por las mil palabras de la foto que les sacaron, porque militan en sectores encontrados del peronismo, que tiene mil caras. La "Colorada" regresó anoche a Buenos Aires después de saludar al Papa en la audiencia general del miércoles y de protagonizar en plena plaza de San Pedro un heroico gesto de preservación personal. Cuando asistía con un grupo de amigos al Angelus dominical de Francisco, un feligrés le advirtió que una punguista le había sacado valores de la cartera. La víctima corrió a la victimaria, la arrinconó y le hizo devolver lo que le había robado. Otro milagro francisquista, pero que revela que nadie se salva de estos incidentes, ni aun viajando. Le pasó a Mauricio Macri en mayo pasado cuando entraba al Nou Camp para el partido entre el Barcelona y el Bayern Munich. Un descuidista lo empujó con la intención de bolsiquearlo pero el jefe porteño se lo impidió con experiencia literalmente canchera.
Si de fútbol se habla hay que sumar un apunte que aporta la visita de Michelle Bachelet al Papa, que ocurrió el viernes. De esa cita surgieron varias presunciones de las cuales tomó nota la delegación argentina que acompañaba a Cristina. La primera, que los asesores de la presidenta chilena le han recomendado que no vaya el jueves a la inauguración de la Copa América, con el partido Chile-Ecuador en el estadio Nacional de Santiago. Temen que haya una silbatina como la que atronó hace una semana en Barcelona contra el rey Felipe VI cuando jugaron el equipo local y el Atlético de Bilbao, que despertó una minicrisis política en España. Bachelet había invitado a varios presidentes a ese partido. Cristina de Kirchner ya ha dicho que no irá y tampoco se anota el ecuatoriano Rafael Correa. Las autoridades se preocupan por el protocolo de esa Copa porque el escándalo de la FIFA ha envenenado a esa actividad que está entre el deporte y el espectáculo. Por ejemplo, la AFA hasta ayer no había comunicado qué autoridades viajarán con la delegación: sólo avisaron que irán los jugadores y el cuerpo técnico, pero ningún dirigente aparece todavía. Eso deposita toda la responsabilidad sobre las autoridades de la Cancillería con destino en Chile. La delegación argentina tendrá sede permanente en La Serena y allí jugará los dos primeros partidos, con Paraguay y Uruguay, dos compromisos que llevarán a miles de hinchas de esos tres países a un estadio que tiene sólo 18 mil asientos. De esas plazas, un tercio de las entradas las tienen las empresas patrocinantes, otro tercio se vende a los aficionados locales, con lo cual quedan sólo seis mil tickets para argentinos y sus adversarios. En Chile, además, no se permiten concentraciones públicas como los "fan fests" que usaron en Brasil, en espacios públicos. Los delegados del embajador Ginés González García gestionan que se arme uno en una playa de estacionamiento de un supermercado para que vean el partido en grandes pantallas los miles de aficionados que se espera no logren asientos. Funcionará allí un consulado provisorio, instalado en la municipalidad de La Serena, y circularán combis ploteadas como oficinas ambulantes que auxiliarán a los hinchas argentinos ante emergencias médicas, extravío de documentación y hasta minucias como la carga de celulares, incidente que a veces es más grave que perder el pasaporte o una diarrea causada por indigestión de locos, erizos, piures, picorocos y otras variedades de frutos de mar.
Un Malbec Ricardo Santos sirvió el viernes para el brindis repetido y relajante -aunque algunos sólo beben agua al mediodía- en la superpoblada mesa de Pizza Piola, juntada que arma el consultor Raúl Timerman y logró sacar, por un rato siquiera, de la ultra reserva a Carlos Grosso. La charla fue larga e intensa, y contó además con Felipe Solá, Jorge Toma, Julio Bárbaro, Manuel Mora y Araujo, Jorge Kirzembaum, Eduardo de la Rúa y Juan Manuel Aurelio. Grosso, a quien todos le preguntan por el presente porque asesora a un candidato top, prefiere, como si formara parte de un consejo de ancianos, concentrarse en las historias del pasado reciente y no tanto. Se explayó, por eso, con anécdotas de la recordada interna del peronismo, donde Carlos Menem ganó la candidatura presidencial. Recordó que el candidato a vice de Antonio Cafiero iba a ser él, pero que mediante un acuerdo entre los gobernadores lo sacaron de la cancha para tratar de dejarle ese lugar al "Tati" Vernet. Grosso contó que él se encerró, entonces, con De la Sota (quien debía declinar el ofrecimiento para dejarle el lugar a Vernet) y lo convenció de que no se bajara. Después vino la derrota y Cafiero pretendió negociar con Menem y hacer valer "su parte" ya que habían quedado casi empatados. Le dijo: "Ya sabés, Carlos, el que gana gobierna, el que pierde acompaña, venimos a ver lo nuestro". Y Menem le dijo: "Por supuesto, Antonio, lo tuyo es tuyo y lo mío es mío". Todo dicho.
Historias de todo tipo y color en la mesa que se extendió de horario. Allí se plegaron, como en otras, a la hipótesis de que Sergio Massa anunciará que sigue en la carrera presidencial. Si eso no ocurre podrá excusarse con que en el medio pasaron varias cosas: entre ellas, la bajada de Francisco de Narváez de la candidatura a gobernador, uno de los factores que en su momento detonó la del propio Solá de ese cargo. El diputado contó que un grupo de dirigentes del FR le propuso que retome su candidatura a la provincia, pero que es una posición difícil. Hubo, al margen, un ida y vuelta entre Grosso y Solá con confesiones y puteadas como cuando Grosso le confesó que fue él quien aconsejó a Florencio Randazzo que se fuera como ministro de Néstor Kirchner. El actual ministro consultó al experimentado exintendente si se quedaba en el Gobierno provincial de Solá, o si se iba con el nuevo presidente. A lo que Grosso respondió con otra pregunta. "Con quién te conviene quedarte? Con alguien que se está yendo o con el que está llegando?". La mesa estalló en una carcajada cuando Felipe, ante la confesión le tiró "Fuiste vos ¡h,, de p..!". Jorge Yoma, mientras tanto, comentaba sobre su futuro como candidato, encadenado a lo que suceda con el doctorado que está cursando en la Facultad de Derecho. Con Yoma presente fue inevitable que surjan anécdotas sobre Menem, de quien destacaban la memoria para recordar detalles de los más increíbles. Uno de ellos citaba que en un acto, en Ingeniero Jacobacci, un gaucho se paró frente al expresidente y le dijo: "Se acuerda de mí?". Sin titubear, el riojano dijo: "sí. Y el gaucho, incrédulo, le volvió a decir: "Está seguro que se acuerda de mí?". A lo que Menem respondió: "Sí, ¿se curó tu mujer de la culebrilla?". Consultado Grosso de por qué no había intentado volver a la política de gestión, dijo, "ni loco". Sólo lo intentó una vez, de la mano de Rodríguez Saá.
Para un quincho castrense, nada mejor que una jornada cordobesa de cielo claro e ilimitado, como dicen los aviadores para definir lo que otros dirían un día peronista, el jefe de la Fuerza Aérea, Mario Calejo entregó los brevet a la primera camada de pilotos militares de Ejército, Marina y Aeronáutica que hicieron el curso de vuelo en los flamantes aviones alemanes de última generación adquiridos por la administración Kirchner. El casino de cadetes de la Escuela de Aviación Militar recibió a los familiares de los noveles pilotos, a funcionarios del Gobierno cordobés, altas autoridades militares y un grupo de ingenieros y técnicos encargado de mantener en condiciones el avión entrenador de origen alemán Grob 120 TP. Todos trajeados siguiendo el estilo del presidente de la estatal Fábrica Argentina de Aviones, Matías Savoca, el dueño de los aparatos germanos que son alquilados a la Fuerza Aérea por un canon anual. Saladitos, triples, empanadas, una versión del strogonof a base de pollo y otros "finger food" calmaron estómagos voraces de esos jóvenes recién incorporados al vuelo militar. Una treintena de brigadieres entre ellos Alejandro Moresi, Rubén Infante, Ernesto París, Miguel Lucero, Alfredo Amaral y Enrique Amreim asistieron a la ceremonia; notable el presentismo que asombró a los uniformados de las otras fuerzas, entre ellos al general Carlos Pérez Aquino enviado del teniente general César Milani, titular del Ejército. La representación política del ministerio la asumió Savoca, claro desde que el ministro Agustín Rossi se bajó de la candidatura disminuyó el millaje en tenidas militares. El Gobierno puede celebrar que con los nuevos aparatos se volvió a cumplir en el lapso de un año la preparación, egreso y alta a las escuadrillas de nuevos pilotos. La Fuerza parece haber vuelto a su viejo amor, el diseño alemán, más de uno evocó que fueron Kurt Tank y el ingeniero argentino Norberto Morchio quienes dieron luz al jet Pulqui, primer aparato de reacción en Sudamérica. La presencia germana siguió en el proyecto del Pampa producido originalmente por la ex Fábrica Militar de Aviones (FMA) con la asistencia de la empresa Dornier Flugzeugwerke. Tanta evocación surgió al ver un casi sexagenario aviador alemán vestido con buzo de vuelo caqui. Ulrich Schell, es el piloto de pruebas de Grob y la empresa lo envió con doble misión; el protocolo y un tutorial en arriesgadas maniobras acrobáticas a sus colegas argentinos. Los aprontes del cambio de Gobierno franquearon escenarios y posibles cúpulas; la apuesta más firme con Daniel Scioli presidente es la continuidad de Milani; un batacazo en la Fuerza Aérea, la asunción del brigadier Rodolfo Centurión, hoy subjefe, hombre de inteligencia sincronizado con el mandamás del Ejército y el marino Leonardo Bassi, entusiasta del modelo kirchnerista al frente de la Armada. Los méritos de Milani para la permanencia radican en el blindaje informativo desarrollado en el conurbano, ese difícil ecosistema político que condena o lanza al estrellato a los aspirantes a la Rosada. Hubo otra sorpresa: el desarrollo y construcción a velocidad mach de un avión monomotor a pistón de entrenamiento básico identificado en el plano como IA-100. FAdeA quiere coronar el fin de ciclo con un aparato de producción criolla, claro que se está lejos de la fabricación en serie, no es más que un modelo artesanal y se espera finalizarlo para su presentación a más tardar en septiembre.
Vamos a terminar con un chiste-test:
Después de hacer el amor salvajemente por la noche, un hombre y una mujer se quedan dormidos. Poco después, como a las 3 de la mañana se escuchan ruidos fuera de la casa. La mujer se sobresalta y, aún medio dormida, empieza a gritar: "¡Mi marido! ¡Está llegando mi marido!". El hombre entonces salta de la cama, presa del terror, y se arroja desnudo por la ventana. Cae en el jardín, sobre un rosal lleno de espinas, se pone de pie, tropieza con una inmensa piedra y empieza a correr hacia su auto. Pero a los pocos minutos, ya despierto del todo, regresa y le dice a la mujer:
-¡Pero... grandísima degenerada! ¿Qué fue lo que gritaste? ¡Si tu marido soy yo!
Y la mujer le contesta:
- ¿Ah sí? ¿Y por qué mierda saliste corriendo entonces?
El test es: ¿quién es más culpable?
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