23 de noviembre 2009 - 00:00

Clásico maratón de fin de año en el Congreso

El miércoles será la última sesión del Senado de este año, si es que Cristina de Kirchner no prorroga las ordinarias o convoca a sesiones extraordinarias para poder convertir en ley la reforma política. Por ahora la agenda de ese día está colmada con dos temas conflictivos que el kirchnerismo deberá defender al borde del final del año: la prórroga de la Ley de Emergencia Pública y el nuevo monotributo que modifica escalas y sube las cuotas para contribuyentes.

Los dos temas ya fueron aprobados por Diputados y tienen dictamen de la comisión de Presupuesto y Hacienda del Senado. Así están listos para votarse, aunque antes deberá pasar por un largo debate donde la oposición cuestionará, sobre todo, que Cristina de Kirchner haya pedido la renovación de la Emergencia Pública hasta el final de su mandato cuando el año pasado el kirchnerismo había prometido no seguir más adelante con esta norma.

La Emergencia que se votará ahora vuelve a ser tan amplia como en los años anteriores. De hecho resume todos los poderes que el Congreso le cedió al Ejecutivo en enero de 2002, cuando Eduardo Duhalde hizo votar la ley en medio de la crisis, más los que se fueron sumando cada año. Las explicaciones para su supervivencia fueron muchas: desde la necesidad de mantener la declaración de un estado de emergencia para frenar así embargos y litigios en el exterior por el default de la deuda, primero, y por el remanente en manos de los holdouts después, hasta la obsesión por mantener facultades para renegociar contratos y tarifas con empresas de servicios públicos privatizadas sin pasar por un visado previo del Congreso, limitándose luego el Gobierno a comunicar los acuerdos cuando éstos estaban ya cerrados.

Lo cierto es que aún quedan muchos contratos con privatizadas por renegociar y Cristina de Kirchner no quiere quedar a merced de un Congreso enemigo desde el 10 de diciembre, por lo que, después de muchas dudas, optó por renovar una ley de la que públicamente siempre estuvo en contra, al punto de retirarse del recinto, en su etapa de senadora, cuando le votaban las renovaciones a su marido.

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