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Con la marca de Los Zetas
En el estado de Tamaulipas, donde el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) fue asesinado por un comando que siguió el modus operandi atribuido al crimen organizado, Los Zetas están en plena guerra para marcar y controlar territorio.
No es tanto una batalla con las fuerzas del Estado, sino más bien contra su antiguo «progenitor», el cartel del Golfo, con el cual rompió la organización este año después de funcionar durante más de una década como su brazo armado.
Según el diario Reforma, el Ejército mexicano ya lanzó un operativo para capturar a las cabezas de Los Zetas que emboscaron a la comitiva de Torre Cantú en la ruta. «Es el actuar de este grupo criminal», dijo un alto mando citado por Reforma.
Algunas versiones, siempre extraoficiales, indican que las camionetas donde iban los pistoleros tenían la «Z» marcada en los cristales, lo cual parece osado pero no extraño, porque ya lo han hecho en otras ocasiones.
A principios de 2010 hubo una ruptura entre Los Zetas y El Golfo y esto provocó una escalada de la violencia en su propio territorio, Tamaulipas, en la zona nordeste del Golfo de México. Osiel Cárdenas Guillén formó a fines de la década de los noventa el grupo Los Zetas con militares de elite mexicanos que desertaron y ex militares guatemaltecos del grupo de fuerzas especiales conocido como Los Kaibiles.
Después de la captura de Cárdenas Guillén en 2003 y de su extradición a Estados Unidos en 2007, las dos alas de la organización, la original y la militar, siguieron juntas.
Sin embargo, Los Zetas, un grupo muy violento, comenzó a evolucionar y a hacer sus propios negocios en cualquier rama que le dejara dinero: narcotráfico, tráfico de inmigrantes, secuestros y extorsiones.
Según la Procuraduría General de la República, Los Zetas están encabezados por el ex militar Heriberto Lazcano, alias «El Lazca» o «Z 3», secundado por Miguel Ángel Treviño, «L 40».
Los líderes del cartel del Golfo son Jorge Eduardo Costilla, «El Coss», y Ezequiel Cárdenas Guillén, «Tony Tormenta», hermano del capo histórico Osiel.
En 2009, las autoridades comenzaron a percibir un distanciamiento. La escisión se hizo notoria en Tamaulipas a principios de este año a través de tiroteos en plena calle, carteles con amenazas y una ola de rumores de violencia que se propagó por internet.
El 9 de marzo, el cartel del Golfo firmó cartelones que aparecieron colgados en puentes peatonales de varias ciudades de Tamaulipas dirigidos contra Los Zetas.
«El cartel del Golfo se deslinda de los Z. En nuestras filas no queremos secuestradores, terroristas, asaltabancos, violadores, mataniños y traidores. Atte., CDG», decían los mensajes.
Fue la declaratoria oficial de una ruptura que ha dejado este año más de 330 muertos asociados con la violencia de las drogas en Tamaulipas, según cifras de la prensa, frente a los 49 del año pasado.
Agencia DPA
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