“El tiempo que tuvimos cuando éramos jóvenes era un tiempo invalorable. Ahora hay que aprovechar el que queda porque se nos puede escapar de las manos”, dice Cristina Maresca, quien interpreta a dos abuelas: Leonarda en “La omisión de la familia Coleman”, hace ya nueve años, y otra que estrena hoy en “Dora, un ingrediente especial”, escrita y dirigida por Martín Goldber.
Cristina Maresca: una historia de dos abuelas
La actriz de los “Coleman” interpreta desde hoy un personaje similar en “Dora”.
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Dora pasa la mayor cantidad de tiempo en su cocina comedor, rodeada de sus muebles, su horno y su mesa, un altar ideal para recibir a todo aquel que llegue a esa casa. Una tarde, la visita de su nieta preferida y una confusión propia de la vejez dan pie a discusiones y conflictos familiares.
El elenco se completa con Graciana Urbani, Rocío Gómez Wlosko y Braian Ross. Se verá desde hoy los lunes a las 21 en Espacio Callejón. Dialogamos con Maresca.
Periodista: ¿Cómo es la abuela en Dora y en qué se diferencia de la de Los Coleman?
Cristina Maresca: Dora es una abuela grande que tiene achaques propios de la edad, que parece que está bien pero afloran cuestiones que hacen pensar que no está todo tan bien. La de los Coleman, Leonarda, es la columna vertebral de la casa, por eso, cuando cae enferma todo se desmorona. Cada uno se va por su lado como puede y se las van arreglando. En ambas los vínculos son importantes, son inteligentes, se dan cuenta de lo que va a suceder, y mantienen esas relaciones hasta último momento. Ambas transmiten la importancia de las abuelas maternas en los nietos.
P.: ¿Qué le atrajo de esta obra?
C.M.: Cuando Martín Goldber me la acercó me pareció hermosa porque, a nuestra edad, no sabemos qué puede pasar con nosotros. Y lo que piensan los demás de lo que puede venir es un enigma. El entorno advierte que empiezan los problemas y que alguien se tiene que hacer cargo. Un tema difícil. Cuando leí tanto de lo que le pasa a la gente grande que está a mi alrededor me conmovió y acepté hacerla.
P.: Cuáles son los temas?
C.M.: Los de la edad y lo que ocurre, qué pasa con los hijos y a los hijos con uno, está el que se ocupa y el que está firme, qué pasa cuando no hay hermanos y cuando los hay. Soy única hija entonces no me puedo quejar o rezongar con los otros pero estuve sola. Son verdades a los cuatro vientos las que dice Dora, que tiene mucho amor para dar. Si no hay amor no hay nada.
P.: ¿Cómo fue el pasaje del texto al escenario?
C.M.: Una cosa es leerlo e imaginarlo, y uno se ve transitando ese espacio que todavía no es realidad. Martín armó un espacio donde Dora se mueve con tranquilidad pero esa tranquilidad la da el director.
P.: ¿Qué puede decir de su personaje?
C.M.: Dora tiene muchos miedos y tristeza porque sabe que los hijos no responden como ella quisiera. En cambio los nietos queridísimos están con ella como pueden. El anhelo de ella es que sus nietos sean felices. Hay que aprender a ser feliz, hay que disfrutar y agradecer. Dora y Leonorda también agradecen. Siempre recuerdo una poesía de María Elena Walsh, ella dice “En mis tiempos había tiempo”.
P.: ¿Y el “Los Coleman”, de Claudio Tolcachir?
C.M.: Son 19 años de Coleman, es un fenómeno que nosotros mismos no entendemos, yo estoy hace 9 años y cada viernes de función que hacemos es sentir a la familia que es este equipo. Hemos hecho giras, me han cuidado y con Dora ahora tengo otra familia diferente.
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