"Es una gran pérdida para los judíos. Es una gran pérdida para la humanidad", declaró Ronald Lauder, presidente del Congreso Judío Mundial, frente a la sinagoga en el barrio neoyorquino de Upper West Side donde se realizó la ceremonia.
Decenas de personas, entre ellas la viuda de Wiesel, Marion, que llegó al lugar en silla de ruedas, ingresaron al templo para participar de una ceremonia reservada a su familia y a sus amigos más íntimos.
"Fue muy emotivo, sobre todo cuando el hijo y el nieto de Elie Wiesel hablaron", comentó la escritora y especialista en cine Annette Insdorf tras la ceremonia.
La desaparición del célebre escritor judío estadounidense fue anunciada el sábado en Jerusalén por el memorial del Holocausto Yad Vashem, y el diario New York Times precisó que había muerto en su domicilio en Manhattan. Si el funeral fue reservado, las de pesar y de reconocimiento fueron globales.
"En la oscuridad del Holocausto, en el cual seis millones de nuestros hermanos y hermanas perecieron, Elie Wiesel, fue un faro de luz y un ejemplo de humanidad", señaló en un comunicado el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu.
"Elie no era únicamente el más célebre sobreviviente de la Shoa. Él era la memoria viviente", declaró Barack Obama.
El presidente de Israel, Reuven Rivlin, lo calificó como "un héroe para el pueblo judío y un gigante para toda la humanidad".
El presidente francés François Hollande saludó "la memoria de un gran humanista, incansable defensor de la paz", mientras que la jefa del Gobierno alemán Angela Merkel estimó que "calló una voz de la moral y de la humanidad".
Nacido el 30 de septiembre de 1828 en Sighetu, actual Rumania, entonces Transilvania, Wiesel fue deportado al campo de concentración nazi de Auschwitz-Birkenau, en Polonia, a los 15 años. Allí perdió a su madre y a su hermana. Su padre murió ante sus ojos en Buchenwald, donde habían sido transferidos.
Tras salir del campo de concentración, en 1945 fue acogido en Francia por una organización de beneficencia y pudo reunirse con sus dos hermanas que seguían vivas.
Tras estudiar Filosofía en la Sorbona, se abocó a las letras, convirtiéndose en periodista y escritor. Su obra más conocida es "La noche", en la que narra su experiencia en los campos de concentración. El libro tenía como título en las primeras ediciones "Y el mundo callaba", el fantasma que persiguió a Wiesel.
En 1986 ganó el premio Nobel de la Paz por haber dedicado su vida a ser testigo del genocidio cometido por los nazis durante la II Guerra.
Wiesel trabajó toda su vida por cumplir la promesa que se hizo al terminar la guerra de ayudar a los perseguidos en cualquier lugar del mundo. Este compromiso lo hizo ponerse al servicio de todas las humanitarias.
Agencias AFP y EFE |
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