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Entre crudo retrato social y policial de pura cepa
La tremenda escena inicial de "Sicario" no sólo impone el nivel de tensión extrema y violencia pesadillesca del resto del film. También sirve para explicar las razones por las que la meticulosa jefa de un grupo antisecuestros del FBI (Emily Blunt) decide unirse a una dudosa fuerza multisectorial antinarcos liderada por un agente de la CIA en ojotas (Josh Brolin) y un monosilábico consultor hispanoparlante (Benicio del Toro) que parece ser todo un experto en carteles.
Si el principio toma por sorpresa al público, todo lo que va a suceder en la primera mitad del film es minuciosamente anunciado no una sino varias veces por distintos personajes. Sin embargo, no hay modo de estar preparado para la visita a la ciudad fronteriza de Juárez, extenso y formidable momento culminante que, entre otros hallazgos, logra un equilibrio notable entre la más cruda verosimilitud de un retrato político-social y el suspenso y la acción de un policial de pura cepa. Esta parte esencial de "Sicario" lleva el problema narco a un nivel cinematográfico digno del mejor Costa-Gavras.
Pero obviamente sostener algo de este calibre durante lo que falta de las dos horas de metraje es improbable. A favor del director canadiense Denis Villeneuve (el del ominoso thriller "Prisoners", aquí rebautizado "La sospecha") se puede decir que cuando el público empieza a darse cuenta de que ya puede respirar tranquilo, casi se puede dar por terminada la película. El lado malo es que no hay modo de no imaginar cómo seguiría el asunto si la escena de Juárez diera lugar a otras situaciones que la superen.
Además de las excelentes actuaciones y un guión que busca la manera astuta de tratar un tema tan actual, Villeneuve tiene como principal aliado al director de fotografía Roger Deakins (a cargo de muchos films de los hermanos Coen), cuyo talento se esfuerza para usar genuina "visión nocturna" a otra feroz secuencia sobre una misión fronteriza, además de buscarle el clima visual más imaginativo a cada momento dramático.
Si bien la confrontación entre los personajes podría tener un mensaje menos ambiguo, hay diálogos para destacar por clarificadores, por ejemplo: "Deberías mudarte a un pueblo chico donde aún se respeten las leyes".
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