12 de junio 2013 - 00:00

Erdogan busca ganar con la polarización

Ankara - Lejos de calmar los ánimos ante lo que parece ya una imparable ola de protestas, el primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, sigue aumentando la tensión, en un intento de consolidar su posición entre sus seguidores del islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP).

En un discurso ante su grupo parlamentario, el líder turco volvió ayer a echar la culpa de las protestas a la prensa internacional y a las redes sociales, y advirtió a los manifestantes de que no habrá más tolerancia (ver nota aparte).

Numerosos analistas en Turquía coinciden en que Erdogan está aumentando la tensión en el país día tras día, incluso para cierta sorpresa de sus seguidores, que esperaban del primer ministro que calmara los ánimos en las calles, no sólo en Estambul sino en todas las principales ciudades del país.

Rasit Kaya, catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad Técnica de Medio Oriente en Ankara, explicó que el primer ministro busca consolidar a su electorado a corto y mediano plazo.

"Nadie esperaba que millones de personas podrían salir durante dos semanas a las calles en varias formas de protesta. Creo que el propio Erdogan está preocupado por la extensión de las protestas", señaló el experto.

"Está claro que el primer ministro quiere consolidar el apoyo de sus seguidores para movilizarlos cuando sea necesario. Su primer objetivo podrían ser las elecciones presidenciales de 2014", agregó.

Desde hace meses se especula en Turquía con la posibilidad de una enmienda constitucional que le permita a Erdogan hacerse -en el caso de un victoria electoral- con una presidencia que tenga más poder que el mero papel protocolar de la actual jefatura del Estado.

"Al aumentar la tensión, Erdogan está enviando un mensaje a sus seguidores internacionales y otros en capitales extranjeras. Siente que está perdiendo apoyo e intenta decir a sus seguidores que si él pierde en estos tiempos críticos, entonces habrá caos en el país", analizó el experto.

Otro analista, Selcuk Candansayar, recuerda en Ankara que los símbolos usados por el primer ministro en esta escalada de tensión son "muy peligrosos".

"Dice que las mujeres islamistas están en peligro y siendo abusadas en las calles, mientras que se bebe alcohol en las mezquitas y se queman banderas turcas. Todo indica que estas alegaciones no son verdad, pero él las sigue repitiendo...", señaló.

"La historia de este país está llena de ejemplos sobre cómo los enfrentamientos sobre estos símbolos pueden convertirse en baños de sangre", advirtió Candansayar.

Aunque Erdogan mantiene el apoyo firme de la mayor parte de los seguidores y dirigentes del AKP, también se escuchan ya las primeras críticas.

Erdal Kalkan, un diputado del partido de Gobierno de la ciudad de Esmirna, escribió ayer en su cuenta de Twitter: "Nadie es intocable. Todo menos las cosas sagradas pueden ser criticadas. ¡Basta! Llegó el momento de que hable la juventud".

Pero Erdogan no parece dispuesto a dar un paso atrás para tener en cuenta los intereses de una minoría y volvió a hacer ayer un llamamiento a sus seguidores a que le expresen su apoyo el próximo fin de semana en grandes manifestaciones convocadas por el AKP en Estambul y Ankara.

Los analistas más optimistas creen que tras esa previsible demostración de fuerza, en la que se espera la concurrencia de cientos de miles de personas, el primer ministro empezará a bajar la tensión.

Sin embargo, los pesimistas temen que Erdogan siga desafiando a sus críticos durante los próximos meses, para llegar con una sociedad crispada y un electorado islamista movilizado a las elecciones municipales de marzo 2014.

Agencia EFE

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