- ámbito
- Edición Impresa
Estudia la ONU un reto “light” contra el régimen sirio

Un sirio exiliado en Egipto golpea con su zapato una foto del dictador Bashar al Asad. El régimen de Damasco ha apelado a una represión sin cuartel contra los manifestantes prodemocráticos.
Las consultas sobre la declaración, propuesta por Gran Bretaña, Francia, Alemania y Portugal, comenzó después de que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, informó a los 15 miembros del Consejo sobre la crisis. De acuerdo con lo anticipado por fuentes diplomáticas, en el texto se respalda la realización de una investigación independiente y «transparente» sobre la persecución y muerte de los manifestantes.
La aprobación de la declaración depende de la actitud de Rusia y China, que tradicionalmente se resisten a iniciativas que involucren a sus aliados. En ese sentido, el embajador de China, Li Baodong, afirmó al ingresar a la sesión que buscará «impulsar una solución pacífica» en Siria. «Vamos a estudiar los componentes del proyecto muy seriamente», afirmó a los periodistas.
Poco antes, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, había descartado una intervención en Siria sin una resolución de las Naciones Unidas que la respalde. «Una determinación de este tipo, como la hubo para Libia, no es fácil de obtener», afirmó ayer en Roma durante una cumbre con el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi.
«Estamos muy preocupados», afirmó el premier durante la conferencia de prensa conjunta. «Apelamos firmemente a las autoridades en Damasco a detener la violenta represión de manifestaciones pacíficas de civiles», añadió.
La determinación para iniciar una ofensiva en Libia fue planteada en una jornada e iniciada en la siguiente. El apuro fue tal que aún cuando ya habían comenzado los operativos militares, persistían las diferencias al respecto entre las potencias que participan. Francia y Reino Unido fueron los principales promotores de la intervención y quienes presionaron con más fuerza en la ONU para que autorice los bombardeos.
Paralelamente, en una comparecencia conjunta en el Pentágono, el ministro británico de Defensa, Liam Fox, y el secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, descartaron una posible intervención en Siria al estilo de la desplegada en Libia.
«Nuestra respuesta en cada país tendrá que hacerse a medida de ese país y de sus circunstancias peculiares», señaló Gates. «No podemos ocuparnos de todas las crisis constantemente y debemos reconocer que hay limitaciones prácticas respecto de lo que pueden hacer nuestros países», coincidió Fox.
A su turno, el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, se unió a la condena a la represión de los manifestantes sirios. El mandatario instó al régimen de Asad a cesar la represión y poner «en marcha las medidas necesarias con objeto de atender las legítimas aspiraciones del pueblo sirio», según un comunicado de La Moncloa.
El régimen de Asad envió miles de tanques y soldados a Derá, la ciudad donde surgieron las primeras manifestaciones, y testigos dijeron que el Ejército estaba disparando a los manifestantes desarmados y había cadáveres en las calles.
Residentes señalaron que una brigada del Ejército liderada por el hermano menor de Asad, Maher, había cortado caminos con tanques, estaba bombardeando la zona urbana, forzando el ingreso a hogares y acorralando a la gente.
De acuerdo con corresponsales extranjeros -quienes encuentran límites para realizar su trabajo-, más de 2.000 policías llegaron ayer al suburbio de Douma, en Damasco, para verificar la identidad de residentes. En la zona también habían comenzado a desplegarse soldados, aparentemente Guardias Republicanos.
Desde que comenzaron las marchas hace tres semanas, las fuerzas de seguridad asesinaron a 400 civiles en una campaña para aplastar el levantamiento contra el Gobierno de Asad, indicó la organización de derechos humanos siria Sawasiah. También agregó que unos 500 simpatizantes prodemocracia fueron detenidos en toda Siria.
Agencias EFE, AFP, Reuters, ANSA, y Ámbito Financiero
Dejá tu comentario