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Fayt-Petracchi: una rivalidad, dos estilos
Sus personalidades son antagónicas. Petracchi es un peronista que llegó a la Corte gracias a un pacto no escrito que realizó el entonces presidente Raúl Alfonsín con ese partido. Fayt, quien se ha declarado siempre socialista, escribió largos párrafos en sus libros para criticar al peronismo, especialmente es el caso "Naturaleza del peronismo", una de sus primeras obras y de cuya redacción participaron Luis Angeleri (dirigente de la CGT), Juan José Taccone (exsecretario general de Luz y Fuerza), Marcos Kaplan, hombre cercano a Arturo Frondizi que luego devino en académico en la Universidad Nacional Autónoma de México, Oscar Camilión y el economista Aldo Ferrer, quien hasta hace algunos meses atendía en la embajada argentina de París. Un seleccionado de lujo para un libro que hoy ya es casi imposible de encontrar, incluso en el despacho del ministro decano.
Fayt es un hombre de aires solemnes, circunspecto, amante de la lectura y que siempre rehuyó a las grandes reuniones con jueces, secretarios, abogados y fiscales. Petracchi hizo de esos meetings parte de su sello personal. Sus cumpleaños en el quincho del abogado Gustavo Aramburu sirvieron durante años para demostrar quién era quién en un mundo tan estamental como es el de los tribunales. Cumbres casi siempre dominadas por el sexo masculino y en las cuales hizo su debut social quien llegaría a ser una de las juezas más rutilantes de los últimos 15 años del fuero federal: María Servini de Cubría. Una de las anécdotas que mejor refleja la personalidad de Petracchi ocurrió a mediados de los 90, cuando a fin de año los jueces federales de Comodoro Py organizaron una gran fiesta con música y baile. Tan grande e interminable era la fiesta que llevó al excamarista de la Casación Alfredo Bisordi a dejar su despacho del primer piso e irrumpir en la celebración quejándose por la intensidad de las risas y la música. De hecho, casi se enfrenta en un combate cuerpo a cuerpo con dos jueces. Al otro día, Petracchi contactó a todos los jueces federales y los citó en su domicilio (Bisordi había sido secretario letrado en la Corte). Primero les dio un fuerte correctivo -todavía no existía el Consejo de la Magistratura- y luego se quedó conversando con ellos en forma amena hasta altas horas. Historia que el exjuez Gabriel Cavallo nunca se cansa de repetir y que ayer se escuchó, otra vez, en el acto conmemorativo.
La intriga Fayt-Petracchi tiene además un adicional clave: años atrás ambos conversaron sobre la posibilidad de jubilarse en paralelo. Lograron un primer entendimiento, pero luego Fayt solicitó un amparo para poder continuar a pesar de haber superado los 75 años. Por el mismo proceso debió transitar, tiempo después, Petracchi. La actualidad los encuentra en una situación pareja. Ninguno de los dos tiene a su cargo estructuras de la Corte y suelen ir por pocas horas a sus despachos.
La ley de medios fue el último punto de disrupción en sus respectivas filosofías: Fayt votó por la inconstitucionalidad y Petracchi aportó el voto clave para validar la ley. El primero dio todas las señales previas que iban en ese sentido. El segundo fue mucho más opaco. Pero ambos se mostraron coherentes con sus estilos: el académico que hizo de las teorías un modo de vida y el amante de la caza que, en un sigilo absoluto, esperó hasta el final para definir la historia.
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