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Kirchner bendice a “sin techo” contra socios K

Néstor Kirchner recorrió ayer Ezeiza, donde se mostró con Dulce Granados, esposa del intendente local, Alejandro Granados, y candidata a diputada nacional.
Así y todo -Camaño, cuando ganó la interna, se la «dedicó» y no en un sentido amable, al ex presidente-, el patagónico respetó la jefatura y dejó que el PJ, con una colectora, enfrente a la lista vecinalista de Ivoskus, que postula a su hijo Daniel.
En Marcos Paz, donde el radical Curuchet perdura como aliado K, de la mano de Florencio Randazzo, Enrique Salzmann logró que sobreviva la colectora peronista. Ivoskus y Curuchet, a diferencia de García, no resistieron la imposición de una boleta paralela.
Por interés o resignación, aceptaron que Kirchner autorice dos listas para sumar por las dos ventanillas votos para su candidato. Hay un mensaje velado: frente a eso, los socios K tendrán el derecho implícito a impulsar el corte de boleta local, en detrimento del patagónico.
Eso, sospechan en Olivos, ocurriría de todos modos; con o sin colectora. Tanto en Vicente López como en San Martín el atractivo de Kirchner está, hace tiempo, en caída por lo que, por supervivencia, los intendentes tienden a despegarse del ex presidente. Incluso los peronistas.
Acecha, como en las peores horas, el fantasma del corte de boletas.
Rivales
Nada de eso puede siquiera imaginarse en dominios PJ. Los caciques del conurbano, algunos de los cuales tuvieron que competir contra colectoras K en 2007, esta vez no aceptaron ese formato y alambraron sus territorios. Una excepción: San Miguel, donde al intendente Joaquín De la Torre le dejaron brotar una lista bis de Franco La Porta.
Todo tiene su explicación: ahí se perfila como armador Aldo Rico, y Kirchner quiere colectar votos por dos boletas pero, además, el clima con el alcalde no es el mejor. En el resto del conurbano, la letra K tiene dueños únicos: lo sabe, por caso, Alejandro Granados, que ayer recibió a Kirchner en Ezeiza.
A la inversa, hay otra salvedad: a Mario Secco, un radical no declarado, y gremialista municipal, que gobierna Ensenada, le respetaron el alineamiento, y su ciudad es la única donde no habrá una lista del PJ puro en el cuarto oscuro, a nivel municipal.
La necesidad del ex presidente, que apuesta todo al conurbano para ganar la elección, aparece además influida por otras pasiones: desde Olivos, el patagónico desató a peronistas de San Isidro y de Morón para que combatan, en su casa, a Gustavo Posse y Martín Sabbatella.
A Posse, hasta hace unos meses socio K, le declaró un cruzada en su contra y hasta podría, en los próximos días, pisar San Isidro, adonde ya mandó a Alicia Kirchner, José López y enviará, luego, a Julio De Vido. Ahora aliado de Elisa Carrió, Posse figura entre los maldecidos por Kirchner.
El otro caso es Morón, base de Sabbatella, donde el patagónico bendijo al número dos de la ANSES, Juan Zabaleta, para que encabece la lista de concejales y ataque en su propio territorio al intendente local que juega, además, la carrera de una diputación.
Scioli no es ajeno a esos movimientos: además de respaldar a Lorenzino, diputado de alineación fina con el gobernador y su jefe de Gabinete, Alberto Pérez, se puso, además, a la par de Zabaleta, junto con Amado Boudou el sábado pasado para acompañar al candidato K en la campaña de Morón.
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