- «Parece que anduviéramos con el síndrome maníaco depresivo», ironiza Horacio García, presidente de La Fundación El Libro. «Por un lado el fin de semana largo, que incluyó la Noche de la Ciudad y el 1° de mayo, fue un éxito de público, tuvimos la Feria repleta de gente. Para nosotros fue una grata sorpresa porque por lo general cuando ha habido un fin de semana largo viene menos gente, y más si hay días lindos, y esta vez fue al revés. Por otra parte, considerando la crisis ha habido ventas. Están los que no llegaron a las cifras del año anterior o están veinte por ciento abajo y los que están veinte por ciento arriba. Por lo general 'se está vendiendo', eso es lo que nos comenta la mayoría de los stands. Una curiosidad es que el 30 de abril se vendió más a partir de las ocho de la noche, en que la entrada era gratis, que en las seis horas anteriores y cuando llegó la una de la madrugada, porque se había extendido el horario de cierre, la gente no se quería ir. Uno de los problemas que hemos tenido es que los escritores mexicanos por la gripe porcina y la suspensión de vuelos no pudieron venir. Así que nos faltaron figuras claves como José Emilio Pacheco, Jorge Volpi, Raquel González, Daniel Goldín Halfon, Alberto Ruy Sánchez, Almudena Solana. Y si bien hay presentaciones en algunos auditorios que son muy exclusivas porque la asistencia llega a tres personas, hay las que convocan multitudes, como por caso la de José Pablo Feimann o la del norteamericano dominicano Junot Díaz.
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- A Junot Díaz, que estuvo muy poco tiempo por sus compromisos docentes en Estados Unidos, se lo recuerda por haber sostenido en su charla, entre otras opiniones confrontativas y polémicas, que el realismo no sirve para contar de dictaduras y lo mejor se logra al reinventarla y envasarlas entre ficciones. Díaz estaba impresionado con «la insospechable cantidad de gente que concurre aquí a una feria de libros» y, después de pasearse por varios stands, comentó que estaba tratando de ver si encontraba un imposible, un comic de otro tiempo, «El Eternauta», después de las risas de los vendedores le indicaron en un mapa de la Feria los tres o cuatro locales donde podía comprar la obra completa.
- Los avatares empresarios comenzaron a aparecer en la Feria. Existe la versión de que Juan Carlos Zaragoza habría vendido su distribuidora Riverside (que comercializa nada menos que Anagrama y Taschen, entre otras editoriales de prestigio) a la editora y distribuidora Capital Intelectual del empresario Hugo Sigman, con fuertes participación en emprendimientos agropecuarios y foresto industriales, laboratorio medicinales, farmaceútico veterinarios y cinematográficos.
- Entre las presentaciones más exitosas hasta el momento se anotan la del Festival de Poesía y la que hicieron para presentar el libro conjunto «Ooops!» el dibujante Liniers y cantante Kevin Johansen, líder de la banda The Nada, que con la inclusión de su tema «Down With My Baby» en la telenovela «Resistiré», pasó de un público de culto a otro masivo, lo que se confirmó cuando quedó mucho público fuera de la sala José Hernández. Dentro de las mismas características, pero esta vez reuniendo una doscientas personas, estuvo la presentación del escatológico libro de la historieta «Bife angosto» de Gustavo Sala, en la que participó Palo Pandolfo, que luego de su charla quedó en el selectivo club de los «rockeros intelectuales».
- El recital del Festival de Poesía comenzó con la lectura de la argentino-española-cubana Aitana Alberti y concluyó con la de la argentino francesa Luisa Futoransky. Los poetas presentes en el Festival escribieron un «cadáver exquisito», o sea ese tipo de texto surgido de frases sueltas que inventaron los surrealistas el siglo pasado, y que en el recital fue leído por Hernán Lombardí, Ministro de Cultura del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que está tan entusiasmado con la Feria que tiene asistencia completa.
- Hay quejas sobre la señalización de las calles internas de los pabellones que por estar en banderolas, en lo alto, no se sabe que indican, se sugiere «que el año que viene se haga con carteles en las esquinas y a un altura que las ponga a la vista como ocurre en las calles de la ciudad». Tambien el que «la cantidad de folletos y bolsas que se le regalan a la gente le permita a algunas manos rápidas, sin distinción de género ni edad, que se birlen de los stands algún libro».
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