14 de noviembre 2011 - 00:00

La industria olivícola en alerta por crisis

Las cámaras que agrupan a la industria de la oliva aseguran que el aumento en la demanda de mano de obra y de los costos industriales las llevaron al borde de la quiebra.
Las cámaras que agrupan a la industria de la oliva aseguran que el aumento en la demanda de mano de obra y de los costos industriales las llevaron al borde de la quiebra.
La industria olivícola enfrenta una fuerte pérdida de rentabilidad en el último quinquenio. Actualmente, se argumenta que el sector es deficitario financieramente, por lo que la supervivencia de varios productores corre riesgos.

Las empresas olivícolas integrantes de la Cámara Olivícola Riojana (COR) y la Cámara Industrial Olivícola de La Rioja (CIOLAR), junto con la Cámara Riojana de Productores Agrícolas (CARPA) y la Unión de Industrias Riojanas (UNIR), manifestaron en un comunicado su preocupación por la crisis que atraviesa toda la cadena de producción.

Los empresarios señalan que «el desfasaje entre el incremento de los costos internos de los insumos de producción y la disminución de los precios de la oliva en el mercado es uno de los principales factores que generaron en los últimos cinco años un profundo declive en el competitividad» del sector.

Según se indicó, «la industria enfrenta un escenario caracterizado por un incremento del 251% en la mano de obra rural respecto de 2005 y un aumento del 288% en el costo de la mano de obra industrial. Ambos se suman al aumento en el valor de la energía en el orden del 290% y del gasoil de aproximadamente un 285%».

Adicionalmente a esta evolución de costos, el mercado internacional mostró desde 2008 los efectos del impacto de la crisis global. Esto afectó el consumo y los precios tanto de la aceituna de mesa como del aceite de oliva.

Con estos resultados, «la industria se encuentra al borde del quiebre financiero, manteniendo operaciones que no generan los flujos de caja necesarios para operar adecuadamente y que, por ende, imposibilitan la llegada de nuevas inversiones».

Ante el inicio de una nueva campaña, se aseguró que muchas empresas comenzaron a analizar la posibilidad de no cosechar a partir de febrero de 2012, ya que por el incremento de los costos mencionados resulta inevitable paralizar la actividad momentáneamente. En este marco, el empleo local se verá afectado directamente.

A mediano plazo, «la crisis podría llevar al cierre de varias empresas, una concentración de la actividad, y consecuentemente una pérdida de calidad del producto que el país ofrece a nivel internacional y por el cual se posicionó a lo largo de los años».

Frente a esta realidad, las empresas representadas por las cámaras mencionadas junto al Gobierno de la provincia de La Rioja presentaron al Estado nacional medidas que contribuyan a recuperar la sostenibilidad de toda la cadena de producción olivícola en su conjunto.

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