Combinados, explican eufóricos en los cuarteles K, reflejan un cambio de tendencia que ubica al alcalde de Lomas de Zamora a siete puntos del tigrense y con una previsión de crecimiento que los anima, incluso, a fantasear con un empate.
Esa vitamina, que promete una elección voto a voto, es el combustible de los movimientos de Insaurralde que hoy al mediodía, en Lomas, volverá a compartir un escenario con Cristina de Kirchner a la par que empiecen a circular los spots en los que, además de la Presidente, aparecerán el lomense y Juliana Di Tullio, la segunda en la boleta del FpV.
La carambola estadística que devolvió la sonrisa al Gobierno es cuádruple:
•Insaurralde incrementó, tras dos semanas de altísima exposición en los medios junto a Cristina, sustancialmente su nivel de conocimiento y, sobre todo, la identificación de su figura con la de la Presidente, por lo cual creció unos puntos en intención de voto en particular en el universo de los filo-K.
•Massa, tras el spring inicial por la inscripción de la candidatura y su acto de lanzamiento, primero se estabilizó y luego comenzó a perder adherentes. Aunque no de manera trascendente, al menos suficiente para que, sumado a lo anterior, le permita al lomense achicar la brecha .
•Francisco de Narváez, el tercero en la grilla, dejó de caer y se amesetó en un caudal de votantes duros, de paladar anti-K, que desconfía de la postura equilibrista de Massa.
•El cuarto componente es Margarita Stolbizer que, al igual que De Narváez, reorientó su campaña y la enfocó contra Massa para disputar con él el respaldo de los votantes opositores, a partir de la presunción que comparte más adhesiones con el tigrense que con De Narváez. El Frente Progresista también recuperó perfil.
Los cuatro procesos, encadenados, animan al kirchnerismo a dar por hecho que se quebró la tendencia de amplísimo favoritismo para Massa que, 15 días atrás, los hacía temer un escenario de "paliza" electoral de Massa a Insaurralde.
El cambio de clima en el micromundo K va más lejos: presumen que en las tres semanas de campaña que quedan por delante, Insaurralde tiene posibilidades de achicar la brecha que lo separa de Massa y arrimarse a una especie de empate técnico.
"No perder por paliza en agosto es lo primero y fundamental. Después, para octubre empieza otro partido", dijo uno de los operadores de la campaña K que recuperará, el martes, a Daniel Scioli, de fugaz visita a Brasil para participar de la gira del papa Francisco.
En Casa Rosada, en tanto, tratan de darle orden a una campaña caótica sin fechas fijas en la que el sciolismo programa actividades; lo mismo hacen Amado Boudou, Diego Bossio y Julián Domínguez, pero que está supeditada a un llamado último y definitivo de Olivos.
Pablo Ibáñez |
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