La primera medida gradual que debe aplicar el Gobierno en el primer semestre es la eliminación paulatina de los subsidios a las tarifas eléctricas en Capital Federal y el Gran Buenos Aires. Llegó el momento de la verdad y de la aplicación de algún tipo de plan estratégico en el que se determine quiénes tendrán un ajuste tarifario y quiénes no. Se sabe que no será fácil, pero se sabe también que es necesario. Algún funcionario cree que los cortes sirvieron para que los vecinos tomen conciencia de que los valores de esas tarifas están retrasados y necesitan un reajuste; en una forma notable de aplicar el principio "de la necesidad, virtud". Otros, dentro del ala política, son más directos y, haciendo gala de una sinceridad pragmática, aseguran que, en definitiva, "se trata de gente que no nos vota y que además les subsidiamos la electricidad barata".
El segundo gradualismo al que hace referencia el Gobierno es que hay que aprovechar que, durante el primer semestre, los vencimientos de deuda que hay que atender con reservas son más bien bajos y sin mayores presiones sobre las existencias de dólares vigentes. Además, coincidiría en el tiempo calendario en el que los sojeros depositan sus dólares en las cuentas del Central (aunque el margen de stock del campo es cada vez mayor con la aparición del enemigo fiscal número uno del Gobierno: las silobolsas). Con esto, creen en el Central que se podrá "gradualmente" ir subien-do los niveles de reservas hasta por encima de los u$s 32.000 o u$s 33.000 millones, aprovechando además el tiempo para concretar préstamos puente en diferentes ventanillas que ya se están sondeando. En este sentido, el Banco Mundial parece la esperanza más potable.
El tercer paso gradual, vinculado al anterior, habla sobre la buena hora que podría traer una mejora en la situación de las reservas para encarar una aceleración controlada en la devaluación del dólar. La idea del Central es repetir la depreciación del peso del 35/40% de tendencia anual inaugurada en la gestión Fábrega y que, en el segundo semestre, se pueda ir regulando el ritmo.
Si estos tres gradualismos se pueden cumplir, el Gobierno asegura que mostrará mejoras estructurales serias y conceptualmente aplicables "al modelo" para luego, a partir de julio o agosto, comenzar a regenerar la confianza en que la situación económica está siendo manejada con firmeza y sin que las variables exógenas y endógenas sean las que marquen el ritmo. No es una meta menor. Es más, muchos dicen que si estos tres pasos no llegan a ejecutarse en tiempo y forma, lo que viene, las nuevas fronteras económicas, serán más que difíciles de conciliar con un "modelo de redistribución".
@cburgueno |
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