Enfrentar a Rocky con Toro Salvaje es una excelente idea marketinera, e incluso una buena idea para una comedia negra como ésta que inventa una historia para que dos boxeadores retirados que se odian a muerte, interpretados por Stallone y De Niro, puedan pelear en un ring. Si la historia hubiera seguido la línea de la comedia negra, el film hubiera dado en el blanco. Pero se ablanda mucho en su segunda mitad, volviéndose casi un verdadero melodrama de ex boxeadores. Lo que es cierto es que salvo por el formidable match final, en el film hay mucho menos boxeo de lo que se podría suponer. A favor se puede decir que hay muy divertidas escenas cómicas casi siempre interpretadas por Kevin Hart, y que Kim Basinger luce tan bien como para justificar la enemistad entre los dos púgiles,
D.C. |
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