- ámbito
- Edición Impresa
Scott Henderson desplegó su virtuosismo ante pocos fieles
Disneyworld para guitarristas. Fiesta de notas, virtuosismo y un cierto olorcito a lenguaje del pasado. Diálogo entre instrumentos, concepto improvisatorio, búsquedas formales, temas instrumentales y despliegue solista de todos los miembros del trío propios del jazz. Gestualidad, marcaciones rítmicas, uso de la guitarra (especialmente de la manija), solos de batería y volumen altísimo más cercanos al rock. Por allí fluctúa Scott Henderson, un guitarrista que dice tener su mayor maestro en el desaparecido Joe Zawinul; pero que en su vida alrededor de esto que los periodistas llamamos "música de fusión" ha tenido experiencias de lo más variadas.
Chick Corea, Jean-Luc Ponty, Jeff Berlin o el citado Zawinul son algunos de los músicos, siempre en esa línea, que han requerido de sus servicios. Y a la hora de armar sus proyectos más personales, dejó en su haber una banda que ocupa un lugar de privilegio en la historia de esta música, Tribal Tech -para algunos, la heredera "natural" de Weather Report-, a la que sin embargo ahora considera parte de su pasado.
Henderson ha estado varias veces en nuestro país. Y en tiempos electorales en que todo puede servir para sumar, un legislador porteño le entregó, en plena sala, un diploma como huésped ilustre de la ciudad. El público, en cambio, le fue un poco más esquivo. Entre la sobreabundancia de espectáculos gratuitos que ofrecen las diferentes gestiones oficiales y el momento particular del país en el que los intereses y los dineros están apuntando a otros lugares, el guitarrista se vio frente a mucha menos gente que otras veces. Platea fiel, sin embargo, quienes se acercaron al ND/Teatro le hicieron sentir la admiración y el calor.
Hubo temas antiguos y recientes, de diferentes momentos solistas y de los tiempos de Tribal Tech, y se presentó el más reciente álbum "Vibe Station". Pero eso fue, en todo caso, lo de menos. Porque en eso también, como en un concierto de jazz, lo que más importa es la actitud interpretativa del presente, los solos que se van desplegando a lo largo de cada pieza, el lugar siempre sobresaliente de la guitarra de Scott y el muy buen respaldo más allá de sus solos- de sus dos compañeros.
Como era previsible por la historia de Henderson, lo que sonó en Buenos Aires, en medio de una pequeña gira nacional, fue una combinación de jazz, rock, blues y funk. Para eso, el guitarrista hizo volar sus dedos y su púa por la guitarra, usó la manija como un recurso reiterado, y dejó espacio para la potencia y las acrobacias de la batería de Alan Hertz y para el sostén a tierra y los momentos individuales del bajo eléctrico de Travis Carlton.
Dejá tu comentario