8 de septiembre 2022 - 00:00

El Gobierno podrá usar dólares del BID para aliviar importaciones industriales

El inédito préstamo de “libre disponibilidad” le dará aire al Banco Central para mejorar su posición en el mercado de cambios.

Maurice Claver Carone, presidente del BID

Maurice Claver Carone, presidente del BID

Télam

“Misión cumplida”, dijo el martes por la tarde de Washington Mauricio Claver Carone mirando sonriente a Sergio Massa, dando por cerrado el tiempo de distanciamiento con la Argentina. Y abriendo un inédito capítulo en la historia el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). No solo durante su conducción iniciada en octubre de 2020, sino desde la propia creación de la entidad financiera internacional en 1959. Por primera vez, el banco otorgará una línea de préstamos de “Libre disponibilidad”.

Esto es, sin asignación real específica. Los u$s1.200 millones que Claver Carone anunció que se le girarán rápidamente al país pasarán a formar parte de las reservas del Banco Central y podrán ser utilizadas por la entidad que maneja Miguel Pesce como parte de la política cambiaria oficial o como sostenimiento de la oferta de divisas ante el mercado de oferta y demanda de dólares dentro de la economía oficial.

Con esto, y por primera vez, el BID rompe una tradición que se remonta a su fundación, y que implica que la entidad solo libera dinero a tasas subsidiadas y de fomento, para proyectos de infraestructura clásica como rutas, puertos, electricidad, energía fósil o cualquier otro destino dentro de motivaciones dirigidas a la producción o el desarrollo, así como destinos vinculados a servicios educativos, administrativos o de salud. En este caso, la Argentina no tendrá que dar cuentas sobre el uso que se le dará al dinero, ya que están otorgados dentro de la definición de “libre disponibilidad”.

Claver Carone inaugura así una nueva etapa, a partir de una negociación directa que Massa mantuvo con el norteamericano en las últimas semanas (horas después de su llegada al Palacio de Hacienda), y ante la que el titular del BID no puso muchos reparos. Más bien la tardanza en anunciar la línea dependió de las trabas burocráticas que el exfuncionario de Donald Trump debió sortear dentro de la propia entidad con sede en Washington; y que tradicionalmente siempre se negó a esta línea crediticia. Sin embargo, la relación con Massa y la convicción de Claver-Carone pudieron más, y el dinero terminó liberándose el martes pasado.

Con estos fondos, si quisiera, el gobierno podría hacer política cambiaria clásica. Esto es, enfrentar eventualmente corridas cambiarias defendiendo el precio oficial de la divisa; o acompañando un proceso de salida de fondos como ocurrió entre abril y agosto de 2019 durante el gobierno de Mauricio Macri, cuando una parte del stand by otorgado a Mauricio Macri fue utilizada para financiar el sostenimiento del precio del dólar oficial, y la salida de divisas con la venta de deuda pública en pesos en el mercado local, dinero que luego se redireccionó a la compra de dólares en el mercado libre y único de cambios.

Según aseguran dentro del Palacio de Hacienda, estos u$s1.200 millones se utilizarán para financiar importaciones industriales, para poner al día sectores de la industria manufacturera clave como la petroquímica, automotriz, alimentos, línea blanca, electrodomésticos y la producción agropecuaria, entre otras. Se asegura dentro de la delegación de Sergio Massa que, si la línea sirve y es efectiva, podría renovarse anualmente para ayudar en momentos de cuellos de botella como el período agosto- diciembre, donde siempre la oferta de divisas cae, pero el ritmo de producción industrial se acelera. La intención del BID y de la Argentina es demostrar que puede utilizarse dinero de los créditos de los organismos financieros internacionales de fomento, para destinos sin asignación real; bajo el argumento clásico que el dinero “es fungible”. Y que en definitiva la idea final es garantizar la estabilidad macroeconómica de un Estado en crisis.

Para hoy Massa tendrá otro plato fuerte durante su gira por los Estados Unidos. Tal como adelantó ayer este diario, ahora se encontrará con David Lipton, el hombre fuerte de la secretaría del Tesoro de los Estados Unidos, asesor directo de la titular de esa casa Janet Yellen y, en consecuencia, la llave de la administración de los Estados Unidos para cualquier tipo de comprensión ante el directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el resto de los organismos financieros internacionales.

Lipton será quién eventualmente recomiende ayuda a la Argentina ante Yellen y Biden en su rol de referente del Gobierno de los Estados Unidos; en el caso de que el país nuevamente deba reclamar ayuda imprescindible para parlamentar ante el directorio del FMI, donde EE.UU. tiene la mayoría para aprobar o rechazar reclamos. Esto incluye eventuales modificaciones a las metas pactadas en el acuerdo de Facilidades Extendidas firmado el 25 de marzo pasado; y que, ya todos saben, el país no podrá cumplir en su totalidad. Como Estados Unidos es el integrante más importante del directorio con un 17% de las acciones (y la influencia general e histórica sobre el voto de países como Japón, Canadá y el bloque europeo), sólo con una recomendación o pedido de Biden al directorio el FMI podría aceptar renegociar el Facilidades Extendidas.

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