5 de enero 2007 - 00:00
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Daulte: «En
los 80,
Alezzo
rechazó
una obra
mía porque
no ‘tenía
contenido’.
Diez años
más tarde,
cuando la
estrené,
vino a
felicitarme
por esa
‘genialidad’.
Claro, se
había
olvidado de
aquel
encuentro».
La obra fue estrenada en septiembre de 2005 en Nagoya ( Japón) y luego de recorrer los principales teatros de Europa continúa su gira por distintas ciudades de España. Dialogamos con Daulte.
Periodista: ¿Cómo se diferenciaría usted del llamado «teatro alternativo»?
Javier Daulte: Mi teatro nunca habla de lo que se supone que el teatro alternativo tiene que hablar. Quizás por eso estuvo tanto tiempo postergado. En los '80 era imperdonable no hablar de los graves problemas que acababan de acontecer en la Argentina, pero en los 90 esa lectura cambió y mis obras empezaron a resonar de otro modo. Recuerdo que cuando terminé de escribir mis primeras obras, en el ochenta y pico, se las di a leer a distintas personas, entre ellas a Agustín Alezzo. El me dijo que eran obras muy ingeniosas y divertidas, pero que como no tenían contenido ni querían decir nada era un teatro poco interesante. Nueve años más tarde, cuando estrenamos «Criminal» en el Payró, vino Alezzo a ver la obra y pidió hablar conmigo. Evidentemente no se acordaba de nuestro anterior encuentro porque lo primero que me dijo fue: «¿Vos sos el autor de esta maravilla?».
P.: Con «Gore» usted dio el batacazo en España, pero diga la verdad, ¿no le sorprendió ese éxito?
J.D.: Yo adoro esa obra, pero lo primero que pensé fue: «Ahora me van a matar». Era casi una locura estrenar una historia de extraterrestres en Europa, donde si no uno no habla por lo menos del hambre en Africa no se puede ni asomar. En ese sentido, el teatro europeo es un teatro cristiano y muy piadoso, porque siempre está identificado con las víctimas, sean mujeres golpeadas, víctimas de la dictadura o víctimas de los lobbies internacionales. Es seguir fiel a la tradición burguesa de ir al teatro con tapado de piel para apiadarse de lo mal que anda todo en nuestra sociedad. Yo creo que «Gore» sorprendió por la austeridad de su montaje y la calidad del elenco. Fue una experiencia que confirmó-todo lo que se venía diciendo acerca del teatro argentino y que tiene mucho que ver con esa característica tan nuestra que, para bien y para mal, nos lleva siempre a improvisar. Y el teatro es eso: improvisar e inventar algo de la nada.
P.: ¿Hay alguna otra otra que todavía no haya estrenado en la Argentina?
J.D.: Me quedó pendiente «4D óptico», que en su momento le gustó a Kive Staiff, pero finalmente me dijo que después de tres temporadas de «Copenhague», en el San Martín, no podía darle cabida a esta obra que era una tomadura de pelo a «Copenhague». Y creo que tenía razón.
P.: ¿Cómo sigue su agenda?
J.D.: En abril de 2008, voy a dirigir una nueva versión de «Nunca estuviste tan adorable» esta vez con elenco español, y antes de eso voy a montar en Buenos Aires dos obras que originalmente estrené en catalán: «La felicidad» en agosto, en el Teatro Regina con María Onetto, Carlos Portaluppi y Mirta Busnelli, y «Automáticos» que dirigirá Luciano Cáceres, en la Sala Timbre 4, bajo mi supervisión.
Entrevista de Patricia Espinosa
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