No es la primera vez que la artista Victoria Colmegna (1986), exhibe su vocación de gestora junto a las obras de sus pares, también artistas, en los locales comerciales del edificio Kavanagh que permanecían vacíos desde hace años. Hace tiempo invitó allí a Sergio De Loof y, el miércoles pasado al atardecer, frente a la Plaza San Martín, en el enclave porteño conformado por el Hotel Plaza, el Kavanagh y el breve corredor de acceso a la Basílica del Santísimo Sacramento, el público ocupaba la vereda y disfrutaba del paisaje urbano y de las pinturas de Alina Perkins, Tiziana Pierri, Ruy Kriger y Pablo Castoldi. Victoria Colmegna regresó hace dos años de sus prolongadas residencias en Fráncfort y Los Ángeles, y fiel al interés de ejercer el oficio de artista y gestora, presentó la muestra “No título. No texto”. Más o menos relacionados por un linaje cercano al expresionismo abstracto, Perkins, Pierri y Krieger, comparten la sala de ingreso.
Se sumaron artistas a poblar los laberintos del edificio Kavanagh
Victoria Colmegna compartió con colegas los locales comerciales vacíos del emblemático edificio.
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La alegría cromática y la intensidad sensitiva de Vincent van Gogh supo inspirar el expresionismo alemán. Y en la actualidad, con sus paisajes ampliados e inmersivos y sus espacios espectaculares, Van Gogh ocupa las primeras planas de los medios globales. Luego, surgió el primer movimiento originario de América: el expresionismo abstracto de la Escuela de Nueva York. Entretanto, en la lejana Argentina de los años noventa del siglo XX, las rencillas por el dominio del Centro Cultural Rojas entre los expresionistas, y el grupo liderado por Jorge Gumier Maier, quién favoreció el gusto por lo decorativo y logró desterrar durante años a quienes defendían la potencia de un sufriente gesto expresivo. Pocos lograron sobrevivir, como Marcia Schvartz, que hoy, exitosa, está en Uruguay mostrando sus obras. Los perdedores de entonces pasaron a un segundo plano a pesar de su poderoso compromiso político, la denuncia, el énfasis y la transgresión. Las posiciones rupturistas desaparecieron mayormente del arte argentino. Pero hoy, el valor de Krieger, quien no elude la pasión y tampoco la influencia de Willem de Kooning, atrajo la mirada de Colmegna. Los rostros femeninos de las pinturas despiertan sensaciones que coinciden con los sentimientos expresados en los títulos, “Cruely”, “She-kill”, “Obsesionelle”.
La selección de artistas de la flamante galerista que, hasta hace dos años vivió y estudió cine y arte en Alemania y EE.UU., pone en evidencia con su mirada desprejuiciada que la calidad está antes que los caprichos de la moda local. Pierri proviene de una familia de artistas. Pero sus abstracciones, los juegos rítmicos y potentes del color puro y el vital dinamismo de la forma, son cualidades exclusivamente propias. Las vibraciones del rojo sorprenden al espectador de “II de la serie Aries”. Una mano firme traza una pincelada color rosa en el medio del cuadro, con idéntica fuerza la rodean y cruzan unas negras. En abierto contraste, las tonalidades oscuras se hunden hasta el fondo de la pintura creando la ilusión del volumen.
Alina Perkins trabaja en el umbral de la figuración. Su pintura, según Colmegna, es: “letárgica, misteriosa, psicoanalítica”. Varias obras están cargadas de sensualidad y en ellas, se adivinan rostros, miembros, cuerpos, flotando en el vacío obscuro que los contiene. La dimensión estética de Perkins tiende a conformar la “fuerza liberadora” que menciona Hal Foster. Al igual que los expresionistas europeos y más tarde los abstractos de NYC, Perkins busca en el surrealismo la relación con los misterios mágicos de las cosas, lo que subyace en el inconsciente. La obra Pablo Castoldi tiene un estilo particular y una sala propia. Realizados con marcadores, sus dibujos representan la realidad. La parada Prince Street del Subterráneo de Nueva York ilustra dos versiones para “Hunters”, la serie de Amazon. Castoldi trabaja para las grandes corporaciones, traduce una frase descriptiva en atractivas imágenes como las que exhibe en el Kavanagh. “Es un dibujante viajando hedonistamente por el mundo, creando distintos escenarios”, comenta un entendido.
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