22 de octubre 2001 - 00:00

"El miedo nunca va a desaparecer; es demasiado humano"

Ana Padovani.
Ana Padovani.
(19/10/2001) En su nuevo espectáculo, «La voz del terror», la actriz y narradora Ana Padovani ofrece un recorrido por los grandes maestros del género. Se trata de una selección de ocho relatos que incluyen textos de Poe, E.T.A. Hoffman, Howard Lovecraft, William Jacobs («La pata del mono») y Horacio Quiroga, entre otros. El espectáculo, dirigido por Claudio Hochman, sube a escena mañana en la Sala Luisa Vehil del Teatro Cervantes.

Periodista: ¿Es la primera vez que trabaja con cuentos de terror?

Ana Padovani: Yo siempre incluí cuentos de terror en mis espectáculos, en donde hago emociones varias. Pero debo decir que, como narradora oral, el género de terror es uno de mis favoritos, porque me permite crear climas y trabajar a fondo el suspenso y el ritmo del relato.

P.: ¿Fue difícil la selección?

A.P.: Elegir cuentos para narrar siempre es algo muy difícil porque al pasarlos a la oralidad no producen el mismo efecto; dependen de códigos muy distintos de los que impone la lectura. Cuando uno lee tiene tiempo de armar su propia imagen mental y de darle un determinado ritmo al relato; en cambio, en el otro caso ese ritmo lo da el narrador. Por otra parte, en el cuento oral no podés volver atrás. Si perdiste algún detalle ya no lo podés recuperar. Digamos que la imagen auditiva tiene reglas muy distintas de la escritura, por eso no todos los cuentos sirven para contar.

P.: ¿Qué opina de los nuevos exponentes del género?

A.P.: Hay buenos autores como Stephen King o los nuevos góticos como Ann Rice y Richard Matheson, pero para mí nadie superó a los grandes maestros de fines del 1700 y del siglo XIX. Lo mejor del género lo dio el relato breve, desde Hoffman, del que incluyo «El hombre de la arena», en adelante. Hoy hay un gran desarrollo de la novela de terror, que si bien me interesa enormemente, no me sirve para mis espectáculos debido a su extensión.

P.: Pero no se privó de incluir textos humorísticos.

A.P.: Sí y me divierto mucho. Cuento la historia de Jack el Destripador con la técnica del grammelot. Es una técnica que utilizaban los artistas de la Co-media del Arte cuando iban a otros pueblos. Consiste en hablar una lengua inventada siguiendo el ritmo y la música de alguna lengua extranjera. En la historia de Jack interpreto a las prostitutas que él va matando, que son todas de distinta nacionalidad. El público disfruta mucho con este recurso y yo también. Después hago dos textos cómicos: «Y se nos fue redepente», de Niní Marshall, y «Cómo hacer para acabar con las historias del Conde Drácula», de Woody Allen, que es toda una parodia al género. Ambos funcionan como un break y me sirven para alivianar la tensión, porque el terror no se sostiene todo el tiempo.

P.: ¿No cree que hay temas que ya dejaron de dar miedo?

A.P.: No. El miedo es una emoción muy primaria y demasiado humana como para que desaparezca. Siempre existirá el miedo a lo desconocido o el sentirse indefenso frente a un «otro» que todo lo puede, tenga la forma que tenga. Hay cosas que hoy causan menos conmoción que hace dos siglos -porque la sociedad ha crecido y ahora maneja muchísima información-pero no es que dejen de dar miedo, quizá la gente esté un poco más acostumbrada.

P.: El tema del mal siempre está presente.

A.P.: Así es. Mi amiga, la escritora Ana María Shua, me asesoró mucho sobre el género. Ella encontró que hay ciertos temas que se repiten: los monstruos o fantasmas, los que vuelven de la muerte, los miembros fragmentados que cobran vida, el animal transformado en hombre o el hombre en animal... Es un género inagotable y siempre vigente, no depende de modas.

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