31 de diciembre 2002 - 00:00
La fotografía nueva y Norberto Puzzolo
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Esta ha ido poniendo en cuestión el campo del arte desde su interior, modificando sus categorías fundadoras y rechazando al modernismo. Con la capacidad de reproducir y trabajar en serie, posibilidad inherente a la naturaleza propia de la gráfica, el cine o la fotografía, subyace su poder de hacer vacilar las nociones clásicas de autor, obra y originalidad.
El filósofo italiano GianniVattimo analiza el hoy legendario ensayo de Walter Benjamin, el eminente pensador alemán, sobre la obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, publicado en 1936. Para Vattimo, no se ha puesto demasiada atención en la clave del escrito de Benjamin: que las nuevas condiciones de reproducción y goce artístico que se dan en la sociedad de los medios de masas, modifican de manera sustancial la esencia misma del arte, su forma de representarse.
Para el filósofo berlinés el aura es «la manifestación irrepetible de una lejanía y atañe al valor ritual, cultural de la obra de arte». Por eso reprocha al siglo XIX no haber sabido «responder a las nuevas técnicas con un nuevo orden social». De ahí su intento de definir un arte auténticamente moderno que pusiera a su servicio los avances de la tecnología.
• Reproducción
La reproducción se distingue inequívocamente de la imagen. En ésta, la singularidad y la perduración están imbricadas una con otra, de manera tan estrecha como en la reproducción lo está la fugacidad y la posible reiteración. Las más antiguas obras de arte nacieron al servicio de un rito, de un culto, primero mágico y luego religioso. La obra actual no se desliga de la función ritual. Por consiguiente, la reproductibilidad técnica libera a la obra de su existencia en un rito.
Es posible obtener muchas copias de un negativo fotográfico; sin embargo, preguntarse por la copia auténtica carece de sentido alguno. La experiencia estética parece haber sido siempre descripta en términos de integración. Pero la experiencia estética de la sociedad actual es esencialmente oscilante, ambigua, como la existencia en general.
«¿Por qué el catálogo de una muestra de obras fotográficas debe contener la palabra (escrita)? Quizá porque la palabra es siempre parte de la obra. Utilizada para connotar en el caso del epígrafe que acompaña a la foto periodística, para nombrar a la obra en el título, o para analizarla o criticarla, la palabra también sirve para discurrir e investigar sobre el propio quehacer», ha señalado Puzzolo.
El posmodernismo en fotografía es el campo en el que más se asistió al triunfo generalizado y gozoso de citas, de la fotografía llamada «puesta en escena».Ya en su misma esencia como medium, destinada a la masa, como lo había justamente diagnosticado Walter Benjamin, la fotografía contemporánea se reveló como uno de los factores más poderosos de la deconstrucción de la mitología modernista.
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