"Lazos de vida": emotiva y brillante historia de un Schindler inglés

Anthony Hopkins encarna, en su ancianidad, al corredor de bolsa Nicholas Winton que logró salvar de una muerte segura a 669 niños checos apresados durante la guerra, a quienes refugió en Gran Bretaña

Anthony Hopkins como Nicholas Winton en Lazos de vida

Anthony Hopkins como Nicholas Winton en "Lazos de vida"

Anthony Hopkins y Johnny Flynn encarnan, uno en la ancianidad y otro en la juventud, dos momentos notables en la vida de un hombre común, que, en verdad, era un hombre fuera de lo común. Solo que él, en su humildad, y en el dolor de no haber hecho lo suficiente, se consideraba apenas una persona como tantas, y aún más, un fracasado. Tal, la historia que se cuenta en “Lazos de vida” (One Life), una obra limpiamente emotiva, sencilla, bien hecha y muy bien actuada.

La historia es cierta, y ocurrió casi tal como ahora se cuenta. En 1938 Hitler había anexado Austria y estaba expulsando a los checos de Sudetenland. Esa pobre gente, mucha de origen judío, empezó a amontonarse en campos de refugiados cerca de Praga. El representante oficial lord Walter Runciman (el mismo del Pacto de las Carnes Roca-Runciman, 1933, denunciado por Lisandro de la Torre) intervino sin éxito. La poca ayuda quedó en manos de unos ciudadanos británicos apiadados por la situación. Uno de ellos, el joven agente de bolsa Nicholas Winton, armó con un puñadito de gente todo un plan de rescate a través de Polonia y el Mar del Norte por el cual 669 niños pudieron salir del peligro, llegar a las islas, ser recibidos en adopción por familias inglesas e iniciar otra vida. Eso se dice fácil. No fue nada fácil. Pero esas criaturas pudieron vivir,

La Guerra impidió a Winton salvar todos los niños que había pensado. Se incorporó entonces a la Real Fuerza Aérea, la R.A.F., pero la amargura por los chicos que quedaron a merced de los nazis lo acompañó de por vida Dicho sea de paso, un chico de 12 años que estuvo entre los salvados también se incorporó a los 17 a la R.A.F., Karel Reisz, que tras la Guerra se dedicó al cine y fue un director de fama mundial. Otros de esos chicos llegaron a brillar en las ciencias, las artes, la docencia, los negocios, tuvieron hijos, y nietos. Sin ayuda, hubieran terminado en Auschwitz.

Hasta aquí, la épica y arriesgada aventura del joven Winton, que estuvo a punto de quedar en el olvido. Recién cincuenta años más tarde, en 1988, y casi de casualidad, esa historia empezó a ser conocida, y empezaron también las entrevistas y los homenajes. El hombre tenía 105 años y le seguían rindiendo homenajes. Hay una estatua de él junto a dos niños, en la estación de trenes de Praga. Hay un libro de su hija Bárbara, un puñado de documentales, y el registro de una noche especial del programa “That’s Life” de la BBC, que se puede ver en Youtube, pero es mejor, mucho mejor, ver su recreación en “Lazos de vida”. Emoción pura.

Dirección, James Hawes, uno de esos artesanos que no pretenden brillar, sino hacer que los demás brillen. Intérpretes, Anthony Hopkins, que coincide con Winton en algunos gestos típicamente ingleses, según puede verse en viejos registros, Johnny Flynn, que empalma muy bien con la voz y la expresión de Hopkins, la venerable Lena Olin como la esposa checa del anciano, Helena Bonham Carter, la madre, y Jonathan Pryce, Alex Sharp (los amigos Martin Blake y Trevor Chadwick), Romola Garai (la economista Doreen Warriner), Franziska Polakova (la niña Vera Gissinková, luego escritora), Samantha Spiro (la eterna presentadora de “That’s Life”, Esther Rantzen).

“Lazos de vida” (One Life, Gran Bretaña- Alemania, 2023). Dir.: James Hawes; Int.: Johnny Flynn, Anthony Hopkins, Helena Benham Carter, Lena Olin.

Dejá tu comentario

Te puede interesar