6 de septiembre 2009 - 12:43
Michael Moore, la estrella del Festival de Venecia
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El realizador aseguró en Venecia que le afectó ver cómo con la crisis económica gente luchadora y que trabajó duro ve su vida arruinada por los intereses de las grandes compañías.
Optimista convencido, Moore cree que la gente puede rebelarse de una forma buena. Ese cambio, en su opinión, comenzó el pasado 4 de noviembre con la elección de Obama. "Pero un hombre solo no puede hacerlo todo. La gente que le votó lo tiene que ayudar".
"La democracia no es un deporte de espectadores", hay que participar, instó el cineasta, cuyo documental es el único en la sección oficial a concurso.
No piensa cambiar la cámara por un cargo político, pero pidió a los europeos que en vistas de los resultados del colapso económico dejen de imitar a Estados Unidos, porque les irá peor.
"Capitalism: A Love Story" muestra el férreo romance entre las altas esferas del capital y el poder. Para el director resulta difícil llamar democracia a un sistema que realmente está dirigido por la economía, que es lo que realmente guía la vida de la gente, pero "no es democrática".
En lo que al estilo cinematográfico se refiere, nada cambia de sus anteriores trabajos: la voz del director hace de narrador, el montaje agitado hace que no decaiga el ritmo y la música subraya las emociones que el director quiere destacar.
Su película se presenta el mismo día en que su compatriota Oliver Stone estrena fuera de concurso "South of Border", sobre la figura de Hugo Chávez.
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