"El corazón del mundo", entre lo real y lo oscuro del sueño
El drama recorre el interior de un personaje, que al recibir un golpe vive tres vidas distintas.
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Un hombre camina sólo por la calle y es golpeado sorpresivamente de un palazo por un vagabundo en la noche. Cae y antes de llegar al piso su cuerpo estalla y vive en un instante tres vidas distintas. Esa es la premisa de “El corazón del mundo” de Santiago Loza, que se estrena mañana en Espacio Callejón, a las 22.30. Protagonizado por William Prociuk, Ezequiel Rodríguez y Lautaro Delgado Tymruk, que asume aquí también la dirección, la puesta articula actores y hologramas.
Dialogamos con Delgado Tymruk, quien además estrena su primer documental, “Treplevs”, y volvió a la TV de la mano de “El tigre Verón”, con Julio Chávez.
Periodista: ¿Cómo llegó a esta obra?
Lautaro Delgado Tymruk: Con Santiago hicimos la carrera de dramaturgia juntos en la EMAD. Me había pasado la obra, quería que la leyera y dirigiera, se empezó a ensayar en varios momentos y nunca se hizo, no habían podido darle la vuelta. Él me dijo que hiciera lo que quisiera con la obra, hasta me habilitó a cambiar el texto. Nunca hablamos de lo que él veía de su obra.
P.: ¿Y qué ve usted?
L.D.T.: Está ubicada en el eje de lo fantástico. Hay dos lecturas, una es la de un hombre en estado de inconsciencia tras un fuerte golpe en la cabeza, y en esa ensoñación transcurre hasta que recupera la conciencia, eso sería desde la vertiente del pensamiento científico. La otra línea es la del pensamiento mágico o religioso, a partir de ese golpe el alma sale de su cuerpo y vive varias vidas. La obra genera esa duda. Me gusta pensar que la obra camina sobre un umbral consciente e inconsciente, entre la vida y la muerte. Quienes pasaron por la experiencia de estar al borde de la muerte dicen que su vida se les pasa como si fuera película a toda velocidad delante de sus ojos, hay algo de la obra que comulga con esa experiencia. Además tiene mucho humor negro.
P.: ¿Cómo definiría la dramaturgia de Loza?
L.D.T.: Es un escritor existencialista. Sus obras se preguntan por la persona, por el papel del ser humano en este mundo, muchos dicen que tiene una cuestión medio mística que para mi no es tan así.
P.: ¿Cómo surgió el dispositivo de ilusión óptica y hologramas para la puesta?
L.D.T.: Fue idea de mi hijo Matías, futuro científico, aunque sin quererlo. Me preguntó cómo se hacían los hologramas y me puse a ver tutoriales. Ahí me pregunté por qué no probar eso de la escala humana para la obra que habla de tres vidas. Tomé el efecto previo a los hologramas, se llama efecto Pepper Ghost, un físico que lo usó por primera vez en 1864 para un espectáculo de magia. Tenía ganas de poder meterme dentro de un cuerpo y usar el holograma como si fuera un disfraz, no como se usa habitualmente, una especie de danza entre lo real y lo virtual. Me gusta llamarlo teatro fantasmático. Me han dicho que la obra se convierte en una suerte de Aleph, donde muchos acontecimientos de diferentes de tiempos diferentes confluyen en un punto.
P.: ¿Qué hay de su pasión por la prestidigitación y cómo juega eso en la obra?
L.D.T.: Uno de mis primeros amores fue la magia, tuve la suerte de estudiar en la escuela Fumanchú y ser amigo del gran mago Mirko Callaci, uno de los mejores del mundo de la prestidigitación. Esto se cuela, hay algo que está pero no está, me gusta mucho la ilusión óptica, la trampa antojo, algo que parece que tuviera una dimensión que no tiene, se usaba mucho en el Renacimiento, es ese poder de interactuar con algo que realmente no está.
P.: En abril estrena su documental.
L.D.T.: “Treplevs” la codirigí con Esteban Perroud y surgió de la gira que hicimos con la compañía de Veronese por Francia. Trata sobre la discusión en torno a la actuación en teatro y en cine, tomamos un capítulo del libro “La obra de arte en la era de la reproducción técnica” de Walter Benjamin y discutimos con él, con las muchas formas del cine.
P.: ¿Cómo fue volver a la TV con “El tigre Verón”?
L.D.T.: Hace mucho no hacía TV porque tengo la suerte de venir haciendo cine y teatro. Volver a la TV es subirme a un ritmo de rodaje veloz del que espero estar a la altura. Es un privilegio actuar con Julio Chávez, un actor descomunal.
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