Las nuevas restricciones nocturnas en Provincia ante el desborde de casos de covid se extienden entre las 2 y las 6 de la mañana, y apuntando en especial a fiestas o reuniones sociales, sin afectar en cambio a actividades culturales, cine, teatro o música, que no pasan de la medianoche. ¿Pero qué podría pasar después de Semana Santa, y sobre todo ante el desalentador panorama que está mostrando la segunda ola de la pandemia? Hasta ahora, el criterio de CABA consiste en estudiar día a día los casos y no apurar cierres que perjudiquen a los rubros de gastronomía (los restaurantes, bares y cervecerías se ven superpoblados).
El teatro insiste: "Peligro hay en las reuniones privadas, no en las salas"
Las restricciones horarias (por ahora sólo en Provincia) no afectarán a los espectáculos.
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Así lo explicó Sebastián Blutrach, de El Picadero y director del Teatro Nacional Cervantes: “Si se vienen casos, cepas, variantes más agresivas algo habrá que hacer porque recién comienza el otoño y la vacuna tardará un tiempo en extenderse. Imagino que Ciudad empezará con una restricción nocturna que no aplicará a teatros porque será de 11 o 12 de la noche a 6 de la mañana. Y si la situación no se puede contener quizá nos afecte. Lo que está claro es que el teatro demostró que no es un espacio de contagio, como no lo es ningún lugar que se ciñe a protocolos sanitarios; en cambio preocupa todo lo que sucede cuando no los hay, en reuniones privadas por ejemplo”.
Los teatristas coinciden en que si se opera con protocolo, los porcentajes de contagios son ínfimos. Tras más de 5 meses de funciones, defienden su seguridad a diferencia de aquellas reuniones donde el cuidado queda desdibujado sin un responsable a cargo. El Cervantes postergó unos días el lanzamiento de la nueva programación por la eximición de presencialidad en la actividad pública durante esta semana, de modo que no se pudo avanzar en montajes pero con la esperanza de retomar el lunes con tareas remotas y otras en persona. Lo mismo ocurrió con el cine Gaumont, dependiente del INCAA, que después de reabrir hace unos pocos días volvió a cerrar el lunes. En el mismo sentido, se suspendió también anteayer el concierto de la Orquesta de Cámara del Congreso Nacional “Un abrazo para Astor”, que iba a tener lugar en la Confitería del Molino. “Se cerró el Gaumont no porque no sea seguro sino porque tiene empleados públicos que están de asueto por pandemia durante esta semana”, aclaró Carlos Rottemberg.
Para transmitir confianza y que el público se acerque al teatro, Fernán Quirós, ministro de Salud de la Ciudad, fue a ver “El acompañamiento” el fin de semana al Multiteatro. Dijo que era su primera salida en pandemia y elegía el teatro como ámbito seguro. Rottemberg expresó, ante los nuevos horarios de nocturnidad en Provincia, que no existe cambio alguno en el comportamiento de funciones y horarios. Cuando se lo consulta sobre el fantasma un toque de queda a partir de las 18, como ocurrió en invierno en Europa, Rottemberg enfatiza: “En el peor momento en España, los teatros siguieron abiertos con 75% del aforo. Es lo que vengo hablando hace dos semanas con todos los funcionarios, del Presidente para abajo, pasando por Quirós, Avogadro, Larreta, Cardoso. Las actividades protocolizadas que se cumplen no son el problema. El problema lo tenemos en reuniones sociales. En esto coincidieron todos”.
El Centro de testeo del Teatro Colón que se lanzó entre AADET, Salud y Cultura de Ciudad, viene hisopando al personal de teatro cada quince días sin arrojar siquiera 1% de contagiados. Se trata de un centro de prevención, no de testeo ante síntomas, y ya se han chequeado casi 2.000 artistas, técnicos y administrativos. Esa tasa marginal redundó en pocas cancelaciones de funciones.
Javier Daulte, de Espacio Callejón, se sinceró: “Lo de los horarios son restricciones que van apareciendo, como cuando vimos cierres de zonas, aperturas, confinamiento de ciudades. Uno tiembla por el teatro que pusimos en marcha, me angustia bastante. Y ante alguna posibilidad de restricción horaria las funciones se harían más temprano. No vamos a parar”. Ariel Stolier, del Paseo La Plaza y Met, dijo a este diario: “Mientras se cumpla el protocolo arriba y abajo del escenario podría ir aumentando el aforo en el futuro, hoy de 50% y siempre que las condiciones lo permitan. En calle Corrientes hay más de 50 espectáculos en cartel, nosotros tenemos 17 programados en La Plaza y otros 12 en el Met, con recambios y estrenos. Más de 200 personas trabajan en los proyectos y por ahora no hay idea de cambiar horarios dado que somos una actividad protocolizada”.
El esfuerzo de teatristas y funcionarios por demostrar que el teatro es un ámbito seguro, podrá ser corroborado por el público que asista a las salas pero queda en cada quien el temor a exponerse en tiempos de segunda ola. Rottemberg concluyó: “Durante ocho meses no abrimos para volverlos espacios seguros. Ya vi ocho espectáculos propios y ajenos. Si tuviese dudas no iría yo por empezar. Ni los actores, que tampoco son kamikazes, se subirían si tuvieran dudas. Fugazot, Puig, Alemán, Goity, Suárez, ninguno haría función si dudaran. Es irónico porque quienes dudan de la seguridad del teatro comen juntos sin barbijo tres horas y se hacen menos preguntas. Ahí siento que se comete una desigualdad. Y hay que aclarar todo. Hago esta comparación: no conozco ningún comandante de avión que, antes de subir a la nave con los pasajeros y la tripulación, no haga el check list, porque también está en riesgo su propia vida ahí adentro. Lo mismo hacemos con los teatros”.
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