27 de abril 2022 - 00:01

Moria Casán: “No pienso que voy a encarnar a Julio César. Ya lo soy”

La popular actriz estrena su primer Shakespeare en el marco del Complejo Teatral (Cine Teatro El Plata), en la heterodoxa adaptación de Muscari.

moria casán. “Muscari romple reglas, por eso me gusta su teatro”.
moria casán. “Muscari romple reglas, por eso me gusta su teatro”.

“No me asusta el San Martín, ni Shakespeare, ni Julio César, ni el público ni los artistas de escuela, que muchas veces tienen miedo. El miedo los paraliza hasta que encuentran su motor. Calesitean mucho. Yo debuté con un striptease vestida de Chaplin, así que te doy la vuelta en calesita y saco la sortija”, dice Moria Casán, que encarna a Julio César en la versión de José María Muscari, cuyo estreno será el sábado en el Cine Teatro El Plata del Complejo Teatral de Buenos Aires.

Muscari, director de “Sex” y “Perdidamente”, conserva su sello distintivo ante el clásico isabelino, con la intención de “sexualizar” el material, vestuario urbano, deportivo y ostentoso, musicalización con rap y trap, además de la incorporación de celulares, redes, Netflix, Uber y frases mediáticas como “Mierda, carajo”.

Completan el elenco de “Julio César” Marita Ballesteros, Alejandra Radano, Malena Solda, Mario Alarcón, Mariano Torre, Mirta Wons, Vivian El Jaber, Fabiana García Lago y Payuca. Se presentará los sábados y domingos a las 17 en la sede del CTBA en Mataderos, Juan B. Alberti 5765. Dialogamos con Moria Casán.

Periodista: ¿Cómo construyó al emperador romano? ¿En quién se inspiró?

Moria Casán: Estoy muy construida para que todo se metabolice y pase por mi cuerpo de forma orgánica. Yo no pienso que voy a encarnar a Julio César, yo soy Julio César, como si me metieran un chip o el gen, y lo hago. No soy artista de escuela, soy autodidacta, no voy encontrando al personaje en los ensayos, lo soy desde que hago la primera lectura. Soy autogestionada, no tengo métodos para incorporar a un personaje, todo fluye, no influye, sin prejuicio, sin acartonamiento, sin pensar en Shakespeare. Además esta es una dramaturgia libre, vanguardista; para hacerla se necesita no tener prejuicios, Muscari rompe reglas.

P.: ¿Qué implica volver al teatro San Martín? ¿Un regreso a su infancia?

M.C.: Mi papá era un melómano total, con él teníamos abono en el Colón, además íbamos al San Martín, al teatro comercial y al cine tres veces por semana. El San Martín es un teatro de una calidez inusual, todos son amorosos conmigo, desde los boleteros; llego y es como si llegara una pastora evangelista, una gurú. Están felices de que yo esté, y creo que es porque soy extremadamente popular y están felices.

P.: ¿Qué vigencia tiene esta conspiración y asesinato escrita en el 1600? ¿Se pueden transpolar los personajes a la actualidad?

M.C.: Nunca traigo el pasado a la realidad, todo es atemporal, Shakespeare es atemporalidad, es el autor más popular del mundo. A Julio César no lo pongo en nadie de nuestra realidad, tendríamos que estar en Roma. Claro que hay una corte de felpudos, lacayos, conspiradores y siempre habrá obsecuentes del poder, los que sirven al poder; aquellos a los que el poder debilita y corrompe, pero el poder les aumenta el ego y después los baja. En todas las épocas es difícil controlar el poder.

P.: ¿Qué otros temas trae esa universalidad de Shakespeare?

M.C.: Cómo se hace desaparecer al poder del mundo, el ejemplo es la guerra hoy, con Putin advirtiendo sobre una Tercera Guerra Mundial y Estados Unidos con Ucrania enviando tropas. Es increíble que en pandemia haya guerra, todo es de un realismo absurdo propio del teatro. Es un reality fiction, esta obra es performática y de una potencia inusual que rompe reglas, que llega adonde debe llegar, que es lo popular, para movilizar a la gente desde la puesta.

P.: ¿Qué puede decir de la puesta?

M.C.: Es un gran videoclip con características performáticas y rupturistas. Hay muchas pantallas pero por detrás, al revés del mundo actual en que las pantallas las tenemos delante todo el tiempo. Aquí son apoyo, decoración, son un soporte sin habla, nosotros somos quienes hablamos.

P.: ¿Qué le atrajo del proyecto para querer formar parte?

M.C.: Soy la artista más disruptiva del medio, fui la primera mujer a quien los ingleses permitieron hacer “Priscilla” por mi cercanía al mundo LGBT, cuando se bajó Pepito subí yo. Hice “Una visita inoportuna”, hice “Tres viejas” de Jodorowsky en Teatro El Picadero, tengo un off muy fuerte, más allá de Olmedo, Porcel y las revistas que encabecé con Cherutti y Artaza. Estuve sola en el Astros, no hay un referente como yo, salvo la Lapacó pero después siguió con el rubro del teatro. Siempre hago todo. Aquí haré función a las 17 y después doble función de “Brujas”, como tantas otras veces. Arranqué desnuda en el escenario vestida como Chaplin, fue el primer striptease y tuve sólo media hora para prepararme, no le pude avisar a nadie de mi debut. Y cuando trascendés por tu cuerpo, belleza y juventud, seguís si hay algo más de solidez escénica, y así fue, por eso hace 50 años me contratan.

P.: ¿Qué dirá el público de esta puesta?

M.C: El público la va a amar, emocionarse, acceder a un clásico al que tal vez le tenga respeto y distancia. Y eso tiene que ver con lo cultural que está en los teatros oficiales, pero sólo en apariencia porque la cultura es todo. Es lo callejero, el deporte, lo que te hace volar la adrenalina, el público la va a amar. Hay mucha llegada, es una lujuria barrial que nos vamos a mandar.

P.: Será en Mataderos, cuna de su personaje Rita Turdero.

M.C.: Sí, lo creé yo cuando hacíamos “Monumental Moria” con Castiglione en el Canal 9 de Romay. Era una pantera, ahí incluí las bailantas cuando no estaban de moda, llevé a Los Wawancó. Muchos piensan que soy de Mataderos pero lo puse porque rimaba con Turdero. No obstante Mataderos me parece un barrio brutal.

P.: ¿Qué otro personaje le habría gustado hacer? ¿Qué le queda pendiente?

M.C.: No tengo pendientes o algo con lo que sueñe. Hago sobre la marcha, las cosas que me proponen, no tengo algo en carpeta, jamás llamé a un productor por algo que me muera por hacer. Me lo tienen que ofrecer, muero por seguir construyéndome.

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