25 de junio 2007 - 00:00

Un nuevo libro sobre su "misterio"

Londres (EFE) - Edward Hopper ha fascinado a generaciones con sus imágenes de gasolineras iluminadas en medio de la noche, casas al borde de unas vías del tren o mujeres en algún balcón o ventana con la mirada perdida en el horizonte. Son imágenes aparentemente sencillas, pero que, como el arte surrealista y sin el rebuscamiento artificioso de éste, parecen esconder bajo su superficie un profundo enigma.

Así lo ve Walter Wells, autor de una nueva monografía dedicada a su obra, «Teatro del silencio: El arte de Edward Hopper», que no quiere ser biografía, ni un ensayo sobre su técnica sino que trata, ante todo, de profundizar en el misterio del más taciturno de los artistas norteamericanos.

Hopper fue un lector apasionado de literatura -sus autores favoritos iban de Montaigne y Goethe a Melville, Valery, Ibsen o Hemingway-, pero también bebió de las doctrinas del psicoanálisis, sobre todo de Sigmund Freud y de Carl Jung. Su obra está más cerca del mundo de un expresionista como el noruego Edvard Munch o el surrealista Giorgio di Chirico que de los pintores realistas norteamericanos como Thomas Hart Benton.

Mientras otros norteamericanos se dedicaban al expresionismo abstracto, que él despreciaba por «decorativo», Hopper siguió imperturbable su propio camino. El autor señala, entre otros factores que ayudan a explicar su obra, su temprana fascinación por el teatro y por el cine mudo: sus composiciones tienen a veces mucho de proscenio y sus figuras parecen posar bajo una iluminación audaz y directa.

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